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Central Nuclear de AlmarazCSN - Archivo

La transición energética hacia un modelo de cero emisiones netas se ha convertido en una prioridad global. Pero el fuerte aumento de la demanda complica la viabilidad de un sistema que solo dependa de la energía solar o la eólica. Por ello, y ante la necesidad de ofrecer una solución, hay que buscar fuentes alternativas bajas en carbono. Y en este contexto, la energía nuclear forma parte de la solución.

Así lo creen desde Bank of America (BofA), donde destacan que "la energía nuclear ya es considerada una fuente de energía necesaria por muchos países".

"La última COP28 fue una oportunidad para que 25 países reconocieran el papel clave de la energía nuclear en el logro de emisiones globales netas de gases de efecto invernadero cero para 2050", subrayan.

En este sentido, los estrategas de la entidad señalan que la energía nuclear representa en la actualidad alrededor del 20% de la generación mundial de electricidad, aunque supone cerca del 0% de los gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por la industria energética mundial.

"Los reactores nucleares no emiten directamente ningún gas de efecto invernadero, pero la extracción y el refinado del combustible nuclear de uranio sí implican pequeñas emisiones de GEI", matizan.

Asimismo, dicen que este tipo de energía es muy competitiva en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero, en cuanto a costes y como energía de carga base, es decir, energía ininterrumpida, que no depende del viento, el sol y/o el almacenamiento en baterías.

De igual forma, el uranio, y la forma en que se utiliza en los reactores nucleares, es un combustible extremadamente eficiente en comparación, por ejemplo, con el carbón.

Pero no todo es 'color de rosa' y existe un gran riesgo: los residuos radiactivos. No obstante, son relativamente fáciles de gestionar ya que su cantidad es pequeña: solo el 3% del volumen total es radiactivo y peligroso. La solución a largo plazo es el almacenamiento seguro.

"Si comparamos la energía nuclear con las fuentes de electricidad renovables, el riesgo es de media mayor que en el caso de la energía solar fotovoltaica, pero podría decirse que menor que en el caso de la energía eólica", remarcan desde BofA.

El riesgo de esta última se debe a la disponibilidad de minerales y a la fabricación de las turbinas, mientras que el de la nuclear radica sobre todo en la mano de obra cualificada y el coste.

Y son precisamente estos dos factores los que podrían suponer obstáculos importantes para el desarrollo de la energía nuclear.

"Hoy en día, la energía nuclear es considerada potencialmente como una energía de bajas emisiones y, como tal, parte de la solución para alcanzar el cero neto, pero el debate aún está abierto", afirman los analistas.

URANIO: SOSTENIBILIDAD Y CUELLOS BOTELLA

La descarbonización conlleva emplear una mayor cantidad de metales, incluido el uranio para la energía nuclear. Minar y perforar o cavar un hoyo es, en sí mismo, perjudicial para el medio ambiente, las comunidades y la biodiversidad.

A este respecto, el Consejo Internacional de Metales y Minería ha publicado estándares sobre mejores prácticas en sostenibilidad, es decir, mejores prácticas en materia ambiental, social y de gobernanza, y las empresas mineras pueden adoptar esos principios.

Las empresas mineras cuidan de las comunidades locales, asegurándose de que estén preparadas para prosperar y sobrevivir durante la existencia de la mina y después, ayudando así a generar negocios locales que puedan sobrevivir y prosperar después.

"La contratación local también es un foco clave. Aunque Cameco es ciertamente ejemplar en este aspecto, también hay varias empresas mineras que se centran en las comunidades", comentan en BofA.

Además de esto, y dado que el precio del uranio seguirá aumentado durante 2024, la economía de las plantas nucleares podría verse cuestionada.

"Deberíamos esperar un aumento en la producción de uranio en los próximos años para obtener suficiente suministro, y que repercuta en la bajada de precios", agregan desde la entidad.

Actualmente, China opera alrededor del 10% de los reactores existentes a nivel mundial y utiliza alrededor del 13% de la demanda mundial de uranio.

"Aunque las energías renovables y el gas son parte de la ecuación, la energía nuclear también debería desempeñar un papel importante", aseveran estos expertos.

COTIZADAS DESTACADAS

En medio de este escenario, BofA ha elaborado una lista con 57 cotizadas de todo el mundo (Stoxx600, S&P500 y MSCI Asia), que desarrollan tecnologías nucleares o forman parte de la cadena de suministro, desde la extracción de uranio hasta el suministro de equipos eléctricos, así como algunas constructoras.

"CEZ y Societatea Nationala Nuclearelectrica son las dos empresas con una exposición significativa a la producción de energía nuclear con una taxonomía de ingresos del 33,6% y el 99,8%, respectivamente", manifiestan los estrategas.

Estas compañías se perfilan como empresas clave para el futuro de la transición energética, pero hay muchas otras entre las que se encuentran las españolas Endesa e Iberdrola o Siemens, Vinci, EON, Engie, RWE, Duke Energy, General Electric, NRG Energy, Vistra, Hitachi, Korea Electric Power o Tokyo Electric Power Holdings.

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