En el último trimestre del año ha tenido lugar una aceleración en el aumento de los precios de la vivienda, según Tinsa, que asegura que el valor medio de la vivienda se incrementó un 2,2% trimestral y un 4,4% interanual. Descontando el efecto de la inflación, el crecimiento interanual fue del 2,3% en términos reales, frente al 1% registrado el trimestre anterior.
El abaratamiento del coste de la financiación tras el cambio en la política monetaria del BCE y una mayor facilidad de acceso al crédito han impulsado la demanda.
"La resistencia del empleo y en la recuperación del poder adquisitivo de los hogares durante el último año han contribuido a mantener la solvencia de una demanda que ha aumentado a causa de la inmigración y de las compras de no residentes", explica Cristina Arias, directora del Servicio de Estudios de Tinsa by Accumin.
Un número creciente de polos de empleo que se habían mantenido en el entorno de la estabilización durante varios trimestres se suman al dinamismo mostrado por las zonas de costa este año.
"En un contexto de resistencia del empleo, ahorro elevado, normalización del poder adquisitivo de los hogares y restablecimiento de la confianza del consumidor, se espera que el abaratamiento de la financiación continúe estimulando paulatinamente tanto la demanda residencial como la inversión", destaca Arias.
De esta forma, las compraventas de vivienda continuarían en niveles robustos en 2025, aunque con crecimientos razonables, inferiores al 5%, aunque con crecimientos razonables, tanto en volumen como en precios.
Entre los factores que podrían moderar la tendencia al alza, Arias destaca el elevado nivel en que ya se encuentran las transacciones (superan la media histórica de 522.000 operaciones anuales), la escasez de oferta de vivienda en las zonas de concentración de la demanda que limita la creación de hogares, y el tensionamiento de los precios derivado de esa falta de oferta, que dificulta el acceso para una parte relevante de la población.