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El bitcoin (BTC) ha hecho historia: la criptomoneda reina ha superado por primera vez en su historia los 100.000 dólares. El 'rally' iniciado por el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha llegado a su punto álgido con la elección de Paul Atkins como nuevo presidente de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés). Pero el optimismo del mercado parece no haber tocado techo.
Esto se debe a que Atkins es un reconocido entusiasta de las criptomonedas y ha ejercido como copresidente de la Digital Chamber's Token Alliance, una asociación de defensa de las criptos, desde 2017. Según Kathleen Brooks, directora de investigación de XTB, Atkins podría "revisar o revertir los cambios que se realizaron durante la era Biden" y es "poco probable" que adopte una postura tan beligerante como la de su predecesor, Gary Gensler.
Bajo el mandato de Gensler, la SEC confrontó de manera directa con el sector de los criptoactivos, demandando a numerosas compañías como Coinbase o Ripple, y ejerciendo una firme aplicación de las leyes de valores sobre la negociación de criptoactivos. Además, el presidente saliente de la SEC se negó a elaborar normas específicas para el sector, defendiendo que las leyes vigentes eran suficientes para regular a un sector similar al "Salvaje Oeste", plagado de fraudes y riesgos.
"La SEC debería estar con la oreja puesta en el suelo para dar cabida a la actividad que no es delictiva y permitir que los mercados florezcan, porque así ayuda a reducir los costes para los inversores y para las personas que están tratando de reunir capital. Esa es la razón por la que tenemos mercados financieros", aseguró Atkins en una entrevista concedida a un podcast de criptomonedas el año pasado.
Cabe señalar que Atkins ya trabajó para la SEC entre 2002 y 2008 bajo la presidencia de George W. Bush. Durante su carrera en el regulador, señala Brooks, Atkins mostró una clara inclinación en contra de regular los mercados financieros y abogó por la protección de los inversores individuales. También presionó para reducir el presupuesto del organismo de control de auditorías estadounidense, el Public Company Accounting Oversight Board, y se opuso a algunas de las normas que imponía a los auditores.
EL RALLY CONTINUARÁ
Como decimos, el nombramiento de Atkins ha sido recibido con fortísimas subidas por parte del bitcoin y de otras criptomonedas. Pero, lejos de enfriarse, los expertos parecen tener bastante claro que el objetivo a corto plazo vuelve a estar por encima de su máximo histórico, situado ahora en los 103.900 dólares.
"Dudamos que el rally se detenga aquí y, en cambio, la ruptura por encima de los 100.000 dólares, un nivel psicológicamente significativo, podría anunciar una nueva fase del mercado alcista de bitcoin", afirma Brooks.
Otros expertos como Brett Reeves, director de la red Go en el proveedor de infraestructura de activos digitales institucionales BitGo, destaca que el hito refleja "la creciente confianza" en el bitcoin como "reserva de valor y resguardo para la incertidumbre económica".
Por su parte, David Morrison, analista sénior de mercados en Trade Nation, considera que el repunte de más del 50% desde la elección de Trump es un síntoma de que las cosas han cambiado sustancialmente para las criptomonedas en el último mes. "A principios de agosto, el bitcoin cotizó brevemente por debajo de los 50.000 dólares. Desde entonces, no ha mirado atrás", ha indicado, al tiempo que recuerda que los planes de Trump, como la creación de una reserva estratégica de bitcoin, podrían seguir impulsando los precios.
Más cauto se muestra Dan Coatsworth, analista de inversiones de AJ Bell, que pide algo de cautela debido a la elevada volatilidad del criptoactivo rey. "Es volátil, impredecible y está impulsado por la especulación, lo que no lo convierte en una inversión que permita dormir tranquilo", recuerda este experto, quien cree que superar los 100.000 dólares "no significa que bitcoin se haya vuelto convencional: es simplemente un factor psicológico y, en última instancia, un número".
Si bien Coatsworth reconoce que ha habido múltiples señales alcistas, como el creciente interés institucional en la criptomoneda reina, también lo es la "facilidad" de "dejarse llevar por el FOMO (miedo a perderse algo)". "El bitcoin ha caído en el pasado tan rápido como ha subido y, ciertamente, no es una inversión para los débiles de corazón", recuerda.
"El rendimiento superior del bitcoin habla de algunos inversores que buscan activos ‘duros’, cuyo suministro no puede ser creado de la nada por banqueros centrales o gobiernos, como ocurre con el dinero y los bonos soberanos. También recuerda a los años 70, cuando las materias primas, especialmente el oro y el petróleo, superaron a todo lo demás durante un período de alta inflación y tensiones geopolíticas, particularmente en Oriente Medio", apunta.
¿CASO BAJISTA?
Por ello, Coatsworth cree que cualquiera que esté dispuesto a añadir bitcoin a su cartera deberá estarlo igualmente a aceptar una caída de los precios, ya que este puede ser "un caso del 'emperador desnudo'". En este sentido, el analista de AJ Bell recuerda que el Banco de Pagos Internacionales estimó que alrededor de tres cuartas partes de los compradores de bitcoin entre 2015 y 2022 "probablemente perdieron dinero" a pesar del enorme aumento en el precio de la criptomoneda, "casi con certeza porque se dejaron llevar justo en el momento equivocado".
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eToro pide precaución con el bitcoin: "Es fundamental no dejarse llevar por el FOMO""El bitcoin no genera ingresos ni paga dividendos, por lo que la acción del precio está impulsada en gran medida por el sentimiento. Si compras, estás confiando en que alguien pagará más que tú más adelante para obtener ganancias. Aunque eso también es cierto para las acciones en empresas, los ingresos en la economía real proporcionan un ancla para que el sentimiento se consolide. Incluso con esta fuerza estabilizadora, los mercados de valores pueden ser lo suficientemente volátiles", explica.
Por otro lado, Coatsworth señala que hay "varios" desafíos que podrían obstaculizar el crecimiento a largo plazo del criptoactivo rey. Entre ellos, el estratega de AJ Bell señala a la incertidumbre regulatoria en muchos países y a las preocupaciones medioambientales relacionadas con la minería de bitcoin y su consumo energético. Además, la aparición de monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) representa una "espada de doble filo". "Aunque parecen validar el concepto de monedas digitales, también plantean una competencia directa a las criptomonedas descentralizadas como el bitcoin", apunta.
Asimismo, la adopción a largo plazo de las criptomonedas por parte de consumidores, empresas e inversores "sigue siendo altamente incierta". "La volatilidad del bitcoin desafía su utilidad como moneda, y, aunque los nuevos fondos cotizados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) en EEUU han atraído interés inicial, los inversores institucionales pueden seguir siendo cautelosos a la hora de incorporar criptomonedas en sus carteras. Como siempre, los inversores minoristas no deberían apostar todo a menos que estén dispuestos a perderlo", sentencia.
Por su parte, Brooks recuerda que BTC ha mantenido una estrecha relación con los valores tecnológicos, por lo que se podrían ver ganancias en compañías del sector y en índices como el Nasdaq en el corto plazo. "También hay que decir que el auge de las criptomonedas está absorbiendo la liquidez del mercado. Esto podría repercutir en otras clases de activos, especialmente en los mercados bursátiles europeos, cuyo rendimiento es bajo. Es un tema que merece la pena vigilar", concluye.