
La incertidumbre arancelaria ha empañado las perspectivas de la eurozona, cuya narrativa ha cambiado, pasando de la preocupación por una inflación excesivamente alta hasta el riesgo de un crecimiento demasiado bajo.
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Los analistas de Berenberg destacan que, "hasta ahora, el grado actual de tensiones comerciales con EEUU" es parte de su pronóstico. Creen que es más probable que los aranceles afecten el crecimiento de la eurozona que los precios.
Mientras, los expertos de Danske Bank consideran que "la narrativa sobre la economía de la zona euro ha cambiado, pasando de los riesgos de una inflación excesivamente alta a los riesgos de un crecimiento demasiado bajo".
Como indican, "si bien las perspectivas de crecimiento a corto plazo son lentas, se espera que el crecimiento mejore gradualmente durante 2025, impulsado por el aumento de los ingresos reales y una reducción significativa de los tipos de interés".
Bajo su punto de vista, las tensiones geopolíticas afectan a la Unión Europea (UE) "con consecuencias tanto positivas como negativas" para el crecimiento: "El aumento del gasto en defensa y la bajada de los precios de la energía tras el fin de la guerra en Ucrania deberían impulsar el crecimiento, mientras que la tensión comercial con EEUU lo frena".
En lo referente a la inflación, creen que la preocupación en la eurozona "ha disminuido a medida que avanza la desinflación". Prevén que la tasa general se situará en promedio cerca del objetivo del 2% en 2025 y 2026 y que la subyacente descenderá por debajo del 2% a partir de mediados de 2025 debido a la menor inflación del sector servicios.
"Vemos la necesidad de que el Banco Central Europeo (BCE) reduzca la tasa de política a una postura de política monetaria ligeramente acomodaticia para apoyar el crecimiento y evitar que la inflación y sus expectativas se establezcan por debajo del objetivo del 2%".
Según las últimas proyecciones del organismo europeo, la inflación general se situará de media en el 2,3% en 2025, el 1,9% en 2026 y el 2% en 2027. Por parte, para la inflación subyacente, el organismo prevé que se sitúe de media en el 2,2% en 2025, el 2% en 2026 y el 1,9% en 2027.
Reconoce que la inflación interna "sigue siendo alta", principalmente porque los salarios y los precios en ciertos sectores "todavía se están ajustando al aumento inflacionario del pasado con un retraso sustancial". Pero "la mayoría de los indicadores de inflación subyacente sugieren que la inflación se mantendrá en torno al objetivo de medio plazo del 2% fijado por el Consejo de Gobierno", añaden.
No obstante, más recientemente, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha asegurado que, "en el entorno actual", es "imposible" que la inflación general se mantenga siempre en el 2%.
"Nuestra meta es simétrica y trabajamos para lograrla en el medio plazo". Sin embargo, "esta formulación no implica que la inflación general se mantendrá siempre en el 2%, lo cual es imposible en el entorno actual. Significa que, independientemente de los shocks que enfrentemos, debemos definir nuestra política monetaria adecuadamente para que la inflación siempre converja de nuevo hacia el 2% a medio plazo", ha asegurado.
Respecto al Producto Interior Bruto (PIB), el BCE revisó a la baja sus proyecciones de crecimiento: al 0,9% para 2025, 1,2% para 2026 y 1,3% para 2027, dado que "la economía enfrenta desafíos continuos", aseguran. "Las revisiones a la baja para 2025 y 2026 reflejan menores exportaciones y una debilidad persistente en la inversión, en parte originadas por la alta incertidumbre de la política comercial, así como por una incertidumbre política más amplia", explican.