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El canciller alemán Olaf Scholz.

Cuando todos esperaban que las presidenciales de Estados Unidos pusieran el punto y final al capítulo político, que ha sido clave en este 2024 plagado de elecciones, surge la crisis en Alemania como epílogo perfecto para evidenciar que, lejos de acabar, el 'asunto político' va a seguir muy presente en lo que queda de año y más allá.

El canciller Olaf Scholz (SPD) ha destituido al ministro de Finanzas, Christian Lindner (del partido liberal FDP), debido a fuertes discrepancias sobre la política fiscal que debe aplicar el Ejecutivo para impulsar la economía. Con la salida del FDP de la coalición de gobierno tripartita, Scholz ha perdido su mayoría en el Parlamento. El canciller quiere convocar una moción de confianza para el 15 de enero y allanar así el camino a unas elecciones anticipadas en marzo, adelantando las elecciones regulares (hasta ahora previstas para el 28 de septiembre de 2025). Hasta que se forme un nuevo Gobierno, Scholz liderará un Gobierno minoritario respaldado por el SPD y los Verdes.

"El colapso del Gobierno alemán podría ser una bendición"

Los expertos de ING valoran lo ocurrido y apuntan, con ironía, que Scholz hizo el anuncio de la destitución "notablemente enfadado para alguien de Hamburgo", al tiempo que acusaba a Lindner de traición a la confianza y clientelismo.

"La decisión del miércoles por la noche no fue sorpresiva, sino más bien el clímax de una serie de tensiones crecientes dentro del Gobierno. El último episodio fue un informe publicado por Lindner la semana pasada", explican desde ING. Asimismo, remarcan el hecho de que, en su comparecencia, Scholz afirmara explícitamente que las finanzas públicas de Alemania están en buena forma y que la deuda del Gobierno es una de las más bajas de Europa, marcando distancias respecto a Lindner, quien la semana pasada describió una situación financiera preocupante.

Para los estrategas de ING, dadas las tensiones interminables dentro del Gobierno y el claro desacuerdo sobre cómo sacar a la economía alemana de su actual estancamiento y debilidad estructural, el colapso del Ejecutivo podría ser "una bendición". Consideran que las elecciones y un nuevo Gobierno "podrían y deberían poner fin a la parálisis actual y ofrecer nuevas políticas claras y mayor certeza".

Consecuentemente, desde ING creen que la campaña electoral probablemente se centrará principalmente en la economía y menos en la inmigración, lo que podría debilitar el apoyo al partido AfD y ofrecer una estrategia clara para restaurar el crecimiento y la competitividad.

"Esta campaña presionará a los partidos políticos para que aclaren su postura sobre el freno de deuda o, mejor dicho, sobre las inversiones financiadas por deuda. Ahora, si este debate realmente llegará al interés de los votantes alemanes, es otra cuestión. El día en que Donald Trump ganó un segundo mandato en la Casa Blanca, Alemania se prepara para sus primeras elecciones anticipadas en casi 20 años, con políticos listos para ofrecer sus propias respuestas sobre cómo hacer que la economía vuelva a brillar".

LOS DESAFÍOS DE LA ECONOMÍA ALEMANIA

En concreto, Stefan Hofrichter, director de Economía y Estrategia Global de Allianz Global Investors, identifica los principales desafíos de la economía alemana, que son, a su juicio, la alta presión fiscal (en comparación con los estándares internacionales), la burocracia, los elevados costes energéticos, la escasez de mano de obra cualificada y la insuficiencia en inversión, tanto pública como privada.

Un nuevo Gobierno "podría y debería poner fin a la parálisis actual y ofrecer nuevas políticas claras y mayor certeza"

"En general, Alemania necesita una reorientación estructural. Durante años, este país y sus empresas han dependido de los bajos costes energéticos, de China como mercado de exportación y de EEUU como garante de seguridad. Sin embargo, la situación actual ha cambiado: Rusia ya no es una fuente segura de energía, China enfrenta dificultades económicas y se ha convertido en competidor en varios sectores industriales, especialmente en el automovilístico, y el gasto en defensa requiere un incremento considerable. Todo esto afecta las perspectivas de crecimiento", explica Hofrichter.

Remarca el experto que Alemania necesita una transformación clara de su economía y que esto es posible. Recuerda que hace poco más de 20 años, el país logró una reestructuración exitosa con la 'Agenda 2010'. "Entonces conocida como el 'enfermo de Europa', Alemania se transformó en líder exportador mundial".

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