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Concepto de inteligencia artificial.Freepik

Las últimas caídas de las compañías tecnológicas han llevado al mercado a hacerse una pregunta: ¿está desinflándose el interés por la inteligencia artificial (IA)? Y es que los recientes recortes experimentados por este tipo de valores, especialmente de aquellos relacionados con la IA, dan a entender que hay cierta rotación de activos en unas acciones que han superado ampliamente al mercado en los últimos tiempos y que algunos creen que podrían estar sobrecompradas.

"Los inversores pueden estar pensando que el rally tecnológico, que es la única razón por la que vemos a los principales índices estadounidenses renovar récord tras récord, está ahora sobredimensionado, y que las valoraciones han ido muy por delante de sí mismas y que podría ser el momento de tomarse una pausa… y tal vez guardar parte de los beneficios en el bolsillo", explica Ipek Ozkardeskaya, analista sénior de Swissquote Bank.

De su lado, el estratega jefe de renta variable de Stifel, Barry Bannister, destaca que hay algunos indicadores que le llevan a pensar que la renta variable estadounidense podría entrar en una fase de corrección en las próximas jornadas. Uno de ellos, por ejemplo, es la reciente debilidad del bitcoin, que ha bajado a mínimos de los últimos dos meses, y su correlación con el Nasdaq, si bien se ha debilitado debido al 'rally' de la IA, parece indicar que una caída de las tecnológicas es prácticamente inminente.

Según Stifel, la criptomoneda ya ha reaccionado al recorte de previsiones de bajadas de tipos de la Reserva Federal (Fed), que ha indicado que solo hará un recorte en el segundo semestre de 2024, "ya que la inflación sigue siendo alta, exponiendo así el sobrevalorado S&P 500".

No obstante, estos estrategas también creen que estas acciones podrían resistir y seguir subiendo, ya que los inversores siguen "en pleno modo burbuja". "Las burbujas pasadas desde el siglo XIX indican que el S&P 500 bien podría subir a, aproximadamente, 6.000 puntos a finales de 2024", explica Bannister.

De acuerdo con este experto, en ese momento comenzará una corrección que llevará al mayor selectivo del mundo a los 4.800 puntos hasta mediados de 2026. De darse esta caída, el S&P 500 borraría una quinta parte de su valor. Este analista pronosticó con acierto el repunte de las acciones en el primer semestre de 2023, momento en el que numerosos analistas y firmas de inversión advertían que una recesión era inminente.

NO ES INVERSIÓN PARA PASIVOS

En este contexto, los estrategas de Janus Henderson destacan que la inversión en IA exige un enfoque de inversión activa para "identificar eficazmente las oportunidades y ofrecer una auténtica exposición al mercado a los inversores".

Según Matthew Bullock, jefe de Construcción de Cartera y Estrategia para EMEA de la gestora británica, los proveedores de índices han empezado a ofrecer productos pasivos a un coste "superreducido" bajo la premisa de que "los inversores pueden exponerse a todo el potencial alcista de la IA, pero sin los costes de una gestión activa". Para este experto, esto no es más que un "lavado de cara temático" y muestra su preocupación porque a los inversores "se les venda una historia de marketing en lugar de la exposición a la IA que esperan debido a las metodologías primitivas que se aplican a un mercado muy complejo".

"Un índice se crea utilizando una fórmula matemática para asignar entre valores de un segmento concreto del mercado. Estos segmentos de mercado pueden abarcar una amplia gama de áreas, como el país, la región, el sector, el tema o el estilo. Esto puede funcionar bien en mercados grandes y consolidados donde los cambios estructurales son graduales (por ejemplo, ganando exposición al S&P 500). No funciona en mercados que cambian rápidamente, en los que el sector o la industria pueden parecer muy diferentes en los próximos 12 meses, por no hablar de los próximos 5-10 años", explica Bullock.

Este experto centra su crítica a la inversión pasiva en esta tecnología, especialmente a través de fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) que ofrecen exposiciones a índices de IA, en tres cuestiones principales. El primer factor, quizás también el más notable, es que "no existe una definición única" de lo que es la IA. Según este experto, los proveedores de índices estudiados tenían una visión "completamente diferente" de lo que debería incluirse en un índice de IA, "mezclando la historia de la IA con una asignación tecnológica más amplia".

"Por ejemplo, la IA se mezclaba con 'big data' (que puede significar muchas cosas), robótica, tecnología autónoma y, en un caso, la categoría de tecnología en su conjunto. Esto no quiere decir que tales mezclas sean inversiones inadecuadas, pero no son índices de IA", apunta el estratega de Janus Henderson.

Esto es importante, subraya Bullock, porque la percepción de la inversión pasiva es que se obtiene exposición a un mercado amplio y, sin embargo, los rendimientos y los factores impulsores de cada ETF de IA ofrecen resultados "completamente distintos". "Esto contrasta, por ejemplo, con un ETF del S&P 500, en el que conocemos exactamente la exposición proporcionada, independientemente del proveedor de ETF utilizado", añade.

Otro factor que no gusta a este experto es la "falta de pureza" de las empresas seleccionadas en estos índices, esto es, hay "muy pocas" empresas que generen la gran mayoría de sus ingresos a partir de la IA. Apple, Samsung o Amazon, por nombrar algunas compañías comunes en estos productos de inversión, son compañías que utilizan la IA, pero sería "difícil" argumentar "por qué son empresas de IA". "Por ello, los índices de IA tienen un umbral mínimo relativamente bajo de lo que constituye una empresa de IA para garantizar que exista una población suficiente de valores", subraya este experto.

Por último, Bullock destaca que el mercado de la IA está "en constante cambio" y está muy lejos de ser un sector maduro: los analistas prevén que el sector crezca hasta superar los 1,8 billones de dólares a finales de la década, según el proveedor de datos Statista. Por ello, no hay ahora mismo ningún conjunto de reglas que pueda captar cómo será el futuro de la IA y, si bien es un sector "apasionante" en el que invertir, solo estamos en las primeras fases de comprensión de lo que puede hacer.

"Lo que sabemos con certeza, sin embargo, es que no podemos confiar en un simple conjunto de reglas y exposiciones de base amplia para invertir en un vertical tan dinámico", añade el analista de la gestora británica.

¿EN QUÉ INVERTIR?

Con esto claro, ¿en qué valores deberíamos invertir si queremos sacarle partido a la inteligencia artificial? Según Jefferies, la respuesta está clara: en compañías eléctricas. ¿Por qué? Porque, según cálculos de la firma neoyorquina, el consumo de los centros de datos podría aumentar entre un 10% y un 20% anual en la próxima década. De hecho, la demanda se ha disparado hasta el 30-40% en los últimos dos años debido a la elevada demanda para entrenar nuevos modelos de IA.

"Seguimos esperando un elevado crecimiento de los centros de datos en el futuro, aunque con el tiempo podría atenuarse, dadas las limitaciones de disponibilidad de energía, cadena de suministro y mano de obra. Además, prevemos que el crecimiento se desplace a mercados donde haya capacidad energética disponible, hasta que esa capacidad de la red se absorba y el crecimiento se desplace a otro mercado", explican estos analistas.

Dado este desequilibrio entre oferta y demanda, la previsión de Jefferies es que los alquileres de los centros de datos sigan subiendo, lo que seguramente sea positivo para los operadores tradicionales del sector.

En Europa, explican estos analistas, las mayores tasas de crecimiento del consumo eléctrico de los centros de datos se registran en Alemania, Irlanda, España y Noruega. Al otro lado del Atlántico, los centros de datos de EEUU se han concentrado históricamente en el norte de Virginia, pero se están extendiendo a mercados no tradicionales, como el sureste del país (Florida, Georgia, Carolina del Sur...).

"En el sector de los servicios públicos, creemos que el crecimiento de la demanda beneficiará inicialmente a las centrales eléctricas no contratadas, y que otros beneficiarios serán los promotores de energías renovables y los servicios públicos de transmisión/red", añaden estos estrategas.

Entre la lista de empresas a las que la firma estadounidense recomienda prestar atención se encuentran nombres como RWE o EDP en el sector 'utilities', ambas con consejo de 'compra', mientras que recomienda 'mantener' acciones de Enel, E.ON e Iberdrola.

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