Todos los miembros del Banco Central Europeo (BCE) apoyaron la decisión de recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos en el encuentro de octubre, según se refleja en las actas de la reunión, al considerar que "el proceso desinflacionario estaba bien encaminado", aunque "todavía es demasiado pronto para cantar victoria en la lucha contra la inflación".
El documento recoge que hubo un amplio acuerdo en el Consejo de Gobierno del organismo sobre que la convergencia de la inflación hacia el objetivo de medio plazo del 2% estaba bien encaminada y que la configuración de los riesgos al alza y a la baja se había vuelto más equilibrada.
"Se trataba de una decisión basada en los datos, justificada por una amplia gama de indicadores de las perspectivas de inflación que apuntaban en la misma dirección. Además, reflejaba una interpretación de las tendencias de esos datos y una continuidad con respecto a decisiones de recorte anteriores, en lugar de depender de un dato concreto. También era coherente con las consideraciones de política monetaria planteadas en la reunión anterior, en la que se había puesto de relieve que el Consejo de Gobierno podría decidir actuar con mayor rapidez si los datos fueran más débiles de lo previsto".
Así lo añade el texto, en el que se destaca que, si bien la tendencia desinflacionaria "se estaba fortaleciendo, volviéndose más robusta y ganando impulso", al mismo tiempo, "todavía era demasiado pronto para cantar victoria en la lucha contra la inflación, sobre todo porque todavía no se había materializado la principal reducción de la inflación de los servicios y del crecimiento de los salarios".
De hecho, se esperaba que la inflación aumente en los próximos meses antes de descender hasta el objetivo en el transcurso de 2025.
Por un lado, creen que la inflación podría resultar más alta de lo previsto si los salarios o las ganancias aumentan más de lo esperado: "Los riesgos al alza para la inflación también se derivaban de las mayores tensiones geopolíticas, que podrían impulsar los precios de la energía y los costos de transporte en el corto plazo y perturbar el comercio mundial. Además, los fenómenos meteorológicos extremos y la crisis climática en curso en términos más generales podrían hacer subir los precios de los alimentos".
Por el contrario, la inflación podría sorprender a la baja si la baja confianza y las preocupaciones sobre los acontecimientos geopolíticos impidieran que el consumo y la inversión se recuperaran tan rápido como se esperaba, la política monetaria frenara la demanda más de lo esperado o si el entorno económico en el resto del mundo empeorara inesperadamente.
De cara al futuro, los miembros reiteraron que siguen decididos a garantizar que la inflación vuelva al objetivo del 2% en el momento oportuno y que mantendrán los tipos de interés de política monetaria suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para alcanzarlo.
También seguirán aplicando un enfoque basado en los datos y reunión por reunión para determinar el nivel y la duración adecuados de la restricción.
"No debería haber ningún compromiso previo con respecto a una trayectoria de tipos determinada a fin de tener libertad para responder según sea necesario", señalan. Además, se argumentó que cuanto más cerca estuvieran los tipos de territorio neutral, más cauteloso habría que ser para que la política monetaria no se convirtiera en sí misma en un factor que desacelerara el ritmo de la desinflación.
EL DEBATE SOBRE EL RECORTE DE DICIEMBRE SIGUE ABIERTO
Los analistas de ING cree que el debate sobre el recorte en los tipos de interés de 25 o 50 puntos básicos en la reunión de diciembre sigue abierto. "Con los resultados de las elecciones estadounidenses, los riesgos para las perspectivas de crecimiento de la eurozona han cambiado claramente a la baja, tanto a corto como a largo plazo, lo que plantea un desafío aún más complicado para el BCE", dicen.
De hecho, opinan que el riesgo de un entorno más estanflacionario ha aumentado. "Si la intuición del BCE no cambia, dado este escenario estanflacionario y la presión bajista adicional sobre el crecimiento derivada de las políticas estadounidenses, la cuestión para la reunión de diciembre ya no es si el BCE volverá a recortar los tipos, sino si el recorte será de 25 puntos básicos o de 50 puntos básicos", afirman.
Consideran que, para los 'halcones', 50 puntos básicos todavía parece demasiado, mientras que los moderados podrían volver a utilizar el argumento de la gestión del riesgo para lograr este resultado.
"La próxima tanda de indicadores de sentimiento no sólo aportará una primera indicación del posible impacto de las elecciones estadounidenses en la economía de la eurozona, sino que también podría inclinar la balanza hacia 25 o 50 puntos básicos. Las actas sugieren que la decisión de diciembre volverá a ser muy reñida", aseguran.