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Olaf Scholz, canciller de AlemaniaEuropean Parliament (Flickr)

"Por el momento no esperamos cambios en el marco fiscal, ni siquiera después de las elecciones anticipadas. El freno a la deuda probablemente seguirá determinando la disciplina fiscal de Alemania".

Es la opinión de Niklas Steinert, analista de S&P Global Rating, para quien la política fiscal conservadora de Alemania podría afectar las inversiones públicas y el crecimiento económico a largo plazo.

Con todo, desde la agencia destacan que "además de los indicadores fiscales del gobierno, nuestras calificaciones soberanas también tienen en cuenta la fortaleza institucional de un país, su perfil económico y externo y su flexibilidad monetaria. Consideramos que los indicadores crediticios de Alemania son sólidos en estas tres áreas, lo que respalda nuestra calificación crediticia soberana a largo plazo de 'AAA'".

En este sentido, cabe recordar que el país germano se encuentra inmerso en una crisis política desde que la semana pasada el canciller Olaf Scholz (SPD) destituyera al ministro de Finanzas, Christian Lindner (FDP), debido a fuertes discrepancias sobre la política fiscal que debe aplicar el Ejecutivo para impulsar la economía.

Esta situación ha abocado a Alemania a elecciones anticipadas que se celebrarán el próximo 23 de febrero. La fecha aún tiene que ser ratificada por el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, quien debe disolver el Parlamento después de que Scholz se someta a una moción de confianza que ahora, y en base a este nuevo calendario, tendrá lugar el 16 de diciembre.

Este difícil escenario llega en un momento complicado para Alemania, ya que las perspectivas económicas del país se han ensombrecido en medio de la debilidad de su sector manufacturero y una industria automotriz en apuros. Además, la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU y su propuesta de imponer aranceles a las importaciones europeas pueden afectar aún más a su maltrecha economía.

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