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Eiffel Tower, ParisPixabay

Francia entra en un periodo de incertidumbre que pocos habían predicho. La victoria sorpresa del bloque de la izquierda en la segunda vuelta de las elecciones legislativas que se celebró este domingo plantea ahora serias dudas. Primero, sobre la capacidad para formar un nuevo gobierno, ante la división que habrá en la Asamblea Nacional, ya que se necesitarán acuerdos y ya se habla de una posible alianza centro-izquierda. Y segundo, sobre las medidas que podría adoptar el Nuevo Frente Popular (NFP). "Se avecinan problemas fiscales" y "más incertidumbre" para la tercera economía más grande de Europa.

En un giro inesperado de los acontecimientos, la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) que engloba, entre otros, al Partido Socialista y a La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon ha ganado las elecciones francesas al lograr un total 182 diputados, a los que se suman 13 independientes de izquierda.

El partido de Emmanuel Macron, Ensemble, por su parte, ha mejorado también los pronósticos de los sondeos al haber caído solo hasta la segunda posición. Tendrá 168 legisladores, y se ha situado por delante del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) que lidera Marine Le Pen, que pese a cantar victoria son ahora la tercera fuerza política junto a sus aliados con solo 143 escaños.

Y los Republicanos, el partido de la derecha clásica que quedó dividido después de que su presidente, Éric Ciotti, anunciara un pacto con RN, será la cuarta fuerza con 45 asientos en el Parlamento francés.

"Francia está en el limbo político", comentan los expertos de IG Market, y es que el NFP tiene una mayoría relativa, y necesita un socio para tener los 289 escaños que se necesitan para tener mayoría absoluta y poder formar Gobierno (el total en la Asamblea Nacional son 577 asientos). Se abre la posibilidad de una alianza con los de Macron, pero el escenario sigue provocando incertidumbre.

Ahora se espera un tenso periodo de negociaciones que podría alargarse incluso hasta el final del verano e incluso saldarse sin acuerdo. Y es que como dicen los analistas de IG, "las luchas políticas internas pronto podrían desestabilizar una posible coalición arcoíris".

"A pesar de la participación más alta en décadas no hay verdaderos ganadores en las elecciones francesas, ya que el país está dividido en tres facciones", dice Axel Rudolph, analista de mercado senior de IG, quien comenta que los "puntos de vista diametralmente opuestos entre los partidos políticos -que no son conocidos por su postura conciliadora- dificultarán la formación de una coalición que pueda gobernar Francia".

Una visión que comparten el resto de analistas. Por ejemplo, desde Berenberg señalan que con estos resultados "se evitan riesgos de cola", pero "se avecinan problemas fiscales" para Francia. El país galo, explican desde la firma alemana de análisis, "ha evitado los dos riesgos de cola de un gobierno liderado por la derechista Asamblea Nacional (RN) de Marine Le Pen y una mayoría absoluta de la izquierda con sus planes de gasto inasequibles".

"Al unir fuerzas contra RN en la mayoría de los distritos electorales, la izquierda unida y los centristas del presidente Emmanuel Macron han superado a RN en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias. Sin embargo, el hecho de que la izquierda se haya convertido en el grupo más fuerte del parlamento genera serias preocupaciones", comentan.

Y es que Francia "se dirige a un período de incertidumbre política y, muy probablemente, a problemas fiscales y cierta reversión de las reformas pro-crecimiento del presidente Emmanuel Macron". Para estos expertos, "en comparación con la situación anterior a que Macron convocara elecciones anticipadas, esto sigue siendo un claro aspecto negativo". Aunque "en el lado positivo, el resultado inesperadamente débil de RN supone un alivio tanto para la Unión Europea como para Ucrania".

Para Berenberg, el hecho de que las fuerzas políticas que se unieron para impedir un gobierno de RN tengan "poco más en común", ya que sus puntos de vista sobre la migración, las cuestiones sociales y culturales, la política fiscal y la necesidad de reformas pro-crecimiento "son a menudo diametralmente opuestos", no es un buen augurio. "Formar un gobierno no será fácil. Son tiempos difíciles, las emociones están a flor de piel y Francia no tiene tradición de forjar coaliciones entre partidos de tendencias políticas muy diferentes", añaden.

En su opinión, el resultado "menos malo" sería un gobierno estable liderado por la izquierda moderada y apoyado por los centristas y, posiblemente, los republicanos de centroderecha. Sin embargo, "eso tampoco parece probable". Y es que creen que "el buen desempeño de la izquierda unida en su conjunto hace que sea difícil para la izquierda moderada romper filas con la extrema izquierda y deshacerse de las partes más caras del programa fiscal de la izquierda unida".

Pero, comentan, en cualquier caso, para Europa el hecho de que los votantes franceses hayan rechazado un gobierno RN "supone un alivio". "Aunque Francia tendrá dificultades para cumplir las normas fiscales de la UE, probablemente será más cooperativa de lo que hubiera sido bajo un gobierno de RN", concluyen.

CAOS POLÍTICO

Otros analistas van un paso más allá y hablan de "caos político" en Francia. Es el caso de Kathleen Brooks, directora de investigación de XTB, que comenta que el país tiene un déficit presupuestario del 5,5% y "las preocupaciones sobre su salud fiscal han llevado el diferencial de rendimiento de los bonos franco-alemanes a 10 años a su nivel más alto desde la crisis de la deuda soberana".

Por eso cree que "si la extrema izquierda forma un gobierno, sus políticas, de ser promulgadas, ciertamente agravarían la situación fiscal de Francia y pondrían al país en camino de chocar con Bruselas por una violación de las reglas fiscales".

También expone que el impacto a largo plazo de estas elecciones en los mercados financieros "dependerá de quién se convierta en primer ministro". "El peor resultado para los precios de los activos franceses sería un primer ministro francés de extrema izquierda o de tendencia izquierdista que quisiera aumentar los impuestos y el gasto", y es que "a los mercados no les gustan los líderes europeos que amenazan la estabilidad fiscal de un país".

Aunque este resultado electoral "podría marcar el comienzo de un período de inestabilidad política" a medida que los distintos partidos negocian para intentar formar una coalición y el presidente Macron espera para elegir un primer ministro. "Esto podría llevar algún tiempo, y si hay un parlamento sin mayoría, entonces puede ser necesaria una nueva votación dentro de un año".

Un tema sobre el que también inciden los estrategas de Capital Economics. "Probablemente ahora habrá un período de regateo entre partidos y grupos en un esfuerzo por formar algún tipo de gobierno viable. Pero las negociaciones serán difíciles y no está claro si se podrá formar una coalición estable", explican.

"Es posible que el NFP pueda gobernar si modera su programa. O podría haber una coalición de partidos de izquierda, de centro y de derecha, excluyendo a RN y quizás incluso a LFI", añaden. Pero lo que está claro es que "si no se llega a un acuerdo sobre ningún gobierno, Macron podría nombrar una administración tecnocrática para supervisar el funcionamiento diario del gobierno hasta que se pueda celebrar otra votación (la Constitución no le permite a Macron convocar otra votación durante al menos 12 meses)".

Como dicen desde la firma londinense de análisis, el mercado probablemente juzgará que las elecciones han evitado los peores resultados posibles: un gobierno mayoritario del RN o del NFP. "Pero las cosas todavía no pintan bien para Francia".

Sobre todo, indican, porque "un parlamento dividido significa que será difícil para cualquier gobierno aprobar los recortes presupuestarios que son necesarios para que Francia cumpla con las normas presupuestarias de la UE y coloque su deuda pública en una senda sostenible".

Recuerdan desde Capital Economics que el déficit presupuestario galo fue del 5,5% del PIB el año pasado, "mucho más amplio de lo que sería coherente con una estabilización del ratio de deuda, y mucho menos con una caída". La situación ya era complicada antes de los comicios, pero ahora se ha recrudecido justo cuando la Comisión Europea ha abierto contra Francia un procedimiento por déficit público excesivo (PDE).

Desde TD Securities también comentan la dificultad de formar gobierno y los problemas que enfrentará Francia. "Comienza así el difícil proceso de intentar formar un gobierno francés que funcione. Esto podría llevar semanas y quizás el resto del verano", apuntan, e incluso ven "probable que el futuro gobierno sea frágil, sin un mandato claro y sin capacidad para ocuparse de los asuntos cotidianos". En cualquier caso, recuerdan, "no se podrán convocar nuevas elecciones hasta dentro de 12 meses y es poco probable que lleguen hasta 2027 como muy pronto".

GOBIERNO FRÁGIL

Por último, los analistas de Danske Bank también ponen el acento en la dificultad de formar gobierno y en el periodo extenso de incertidumbre que se abre en Francia. "En todos los escenarios, el nuevo gobierno será frágil, ya que estará formado por diferentes partidos con opiniones políticas muy diferentes o será un gobierno minoritario. También existe el riesgo de que no se pueda formar ningún gobierno y que se instale un gobierno tecnocrático por primera vez en la historia de Francia", comentan.

"La incertidumbre en la política francesa persistirá incluso después de que se forme un gobierno, ya que existe un riesgo mayor de lo habitual de que el gobierno se rompa, dados los resultados fragmentados de las elecciones", añaden estos expertos, que creen que los resultados de las elecciones "han eliminado cierta incertidumbre de los mercados, ya que lo más probable es que el gasto público en Francia no aumente significativamente, ya que tanto la izquierda como la extrema derecha no han alcanzado la mayoría absoluta".

En Danske creen que Francia "se encamina a un período prolongado de parálisis política" que podría perjudicarle ante las presiones que llegarán desde Bruselas para estabilizar sus finanzas públicas. "Dada la fragmentación de la Asamblea Nacional y el hecho de que un nuevo gobierno probablemente será frágil, esperamos que a Francia le resulte difícil proponer reformas estructurales y recortes de gastos que puedan satisfacer a la comisión".

"Por tanto, existe una gran posibilidad de que la Comisión abra oficialmente un PDE contra Francia. Sin embargo, depende del nuevo gobierno, especialmente porque un gobierno tecnocrático podría tener mayores posibilidades de tomar decisiones impopulares", destacan.

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