le president francais emmanuel macron s exprime lors d une ceremonie a bormes les mimosas
Emmanuel Macron, presidente de Francia.

El 2024 de Francia está siendo bastante movido. La aplastante victoria de Agrupación Nacional, la formación de ultraderecha liderada por Marine Le Pen, en las elecciones europeas, así como el descalabro de la coalición Juntos ('Ensemble') del presidente Emmanuel Macron motivaron a este último a adelantar las elecciones legislativas en el país vecino. Estos comicios dieron como resultado un parlamento muy fragmentado, en el que la ultraderecha se impuso como fuerza más votada y en la que la mayoría de Ensemble ha quedado supeditada al apoyo del Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierdas.

Este contexto, los expertos de Scope Ratings subrayan la importancia de la estabilidad política y los esfuerzos de llevar a cabo reformas para reducir el déficit tanto en Francia (AA/Negativo) como en la eurozona. "El hecho de que el parlamento esté profundamente dividido hace que esta decisión no aclare si se podrá formar un gobierno estable que cuente con el apoyo suficiente para reducir materialmente el déficit presupuestario y promulgar las importantes reformas por el lado de la oferta necesarias para reforzar el potencial de crecimiento de la economía", explican en su último informe.

De hecho, el último episodio de la política francesa, indican, pone negro sobre blanco esta situación: Macron ha elegido al conservador Michel Barnier, antiguo negociador de la Unión Europea (UE) para el Brexit, una designación que ha enfurecido al NFP. Mélénchon, líder de la Francia Insumisa, ha anunciado una moción de censura ante un nombramiento que ha definido como la "negación de la democracia" y que cuenta con el apoyo de todas las formaciones de la coalición de izquierdas, las cuales han convocado un centenar de manifestaciones en el país.

"Desde que el presidente Macron decidió convocar elecciones legislativas anticipadas, el diferencial de rendimiento entre la deuda pública francesa a 10 años y la de los principales países de la zona del euro se ha ampliado a unos 40 puntos básicos, frente a una media de cinco años de unos 15 puntos básicos. Esto apunta a una divergencia moderada, aunque creciente, de las condiciones de financiación de Francia en comparación con las de los países con calificación AAA", señala la agencia de calificación europea.

Según los analistas de Scope, el hecho de que Francia pertenezca al G7, su capacidad de recuperación económica, su peso en la gobernanza europea y su sólida solidez institucional han mitigado hasta ahora la preocupación por los sucesivos déficits presupuestarios de los gobiernos del país. No obstante, a pesar de la recuperación económica tras la pandemia, el aumento de la incertidumbre política desde las elecciones anticipadas de junio se ha unido al deterioro de las perspectivas presupuestarias.

Así, advierten, es "probable" que el déficit del país vecino para 2024 se revise al alza, hasta el 5,6% del PIB, frente al 5,1% previsto en el programa de estabilidad. Esto apuntan a otro año de desviación fiscal, ya que el déficit de 2023 ya se había revisado al 5,5% del PIB desde el 4,9% previsto. "Francia registrará así el segundo mayor déficit presupuestario de la zona euro, después de Eslovaquia (5,9% del PIB), y muy por encima del umbral del 3% de Maastricht", añaden.

MAYOR CONVERGENCIA CON LA PERIFERIA

Por otro lado, los analistas de Scope subrayan que el diferencial de los bonos franceses con los de los países periféricos de la zona del euro empezó a estrecharse antes de las elecciones legislativas anticipadas de este verano.

Esta convergencia, explican desde la agencia de calificación, refleja tanto las "difíciles" perspectivas crediticias de Francia como el fortalecimiento de los fundamentales crediticios de países como Grecia (BBB-/Positivo), Portugal (A-/Positivo) y España (A/Estable). Estos países, añaden estos analistas, han reducido "significativamente" su deuda pública, "incluso mediante la consecución de saldos primarios o superávits". "Como resultado, el diferencial de Francia con la periferia se ha reducido a -25 puntos básicos, muy por debajo de la media de 5 años de aproximadamente -95 puntos básicos", añaden.

De igual modo, las condiciones relativas de financiación de Francia cambian en comparación con otros bonos con calificación 'AA'. Por ejemplo, el diferencial frente a Bélgica (AA-/Negativo) ha pasado de negativo a positivo a principios de junio, situándose en torno a los 10 pb, frente a los -4 pb de media a 5 años. Esto, a pesar de los retos fiscales y políticos de Bélgica. Asimismo, el diferencial de Francia frente a Irlanda (recientemente mejorada a AA/estable) ha aumentado desde que el presidente Macron convocó las elecciones anticipadas, hasta 30 puntos básicos desde alrededor de -6 puntos básicos en un promedio de 5 años. Cabe señalar que Irlanda se beneficia de "un superávit primario, un nivel moderado y decreciente de deuda pública y perspectivas de importantes reservas de liquidez a medio plazo".

ECONOMÍA RESISTENTE A LA PARÁLISIS

Si bien el escenario dista de ser el ideal, pues la sombra de la parálisis política se cierne sobre el país galo, los expertos de Scope creen que la segunda economía de la eurozona podrá superar este bache.

Según estos analistas, la economía francesa "mantiene su capacidad de recuperación", como demuestra un crecimiento del PIB real mejor de lo previsto en el segundo trimestre de 2024. Esto, apuntan, respalda su estimación de crecimiento revisada del 1% este año, frente al 0,8% anterior, en línea con el 1,1% de 2023. "El auge del consumo privado, en un contexto de menor inflación y mejora de los ingresos reales, está apoyando el crecimiento", añaden.

Asimismo, Scope Ratings destaca que Francia se beneficia de unos mercados de deuda de gran liquidez, un perfil de deuda favorable y el estatus de activo refugio gracias a la "huida hacia la calidad" de los inversores en tiempos de crisis.

No obstante, a pesar de estas fortalezas crediticias, la agencia de calificación subraya que es "necesario" avanzar en las reformas "por el lado de la oferta" y en los recortes del gasto para garantizar que la deuda pública vuelva a una trayectoria descendente "más firme" desde el 110,6% del PIB en 2023.

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