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Sharecast / Melissa Walker Horn via Unsplash

Australia crece a un ritmo más lento de lo esperado. En el tercer trimestre, el Producto Interior Bruto (PIB) del país ha avanzado un 0,3% en comparación con el 0,2% de los tres meses anteriores, según la Oficina Australiana de Estadísticas. El dato se ha quedado por debajo del 0,4% previsto por el mercado en medio de una inflación persistente que sigue pesando sobre la economía.

En términos anualizados, el PIB de Australia ha aumentado un 0,8%, lo que también se ha quedado por debajo de la estimación del 1,1% de los analistas, tras crecer un 1% en los 12 meses hasta junio.

"Lo que podemos ver del desglose del PIB por componentes es que casi no hay demanda interna privada. Los únicos contribuyentes positivos al PIB en el segundo trimestre de 2024 fueron las exportaciones netas (e incluso estas fueron más débiles de lo esperado, como se mencionó) y el gasto del gobierno general", explican en ING Economics.

Además, añaden que "el consumo de los hogares no contribuyó en nada al crecimiento en el tercer trimestre de 2024. No lo ha hecho desde hace dos trimestres. La inversión privada tampoco contribuyó en nada. Los inventarios fueron un lastre. Al menos eso puede preparar el terreno para una cierta reposición de inventarios más adelante, aunque no es un punto de vista muy optimista si eso es todo lo que hay que esperar".

"Esto todavía marca una reafirmación de la actividad económica, y la pregunta que se harán el Banco de la Reserva de Australia (RBA) y los mercados financieros es si esto es suficiente para posponer cualquier pensamiento de flexibilización monetaria a principios de 2025", valoran estos analistas.

La economía del país ha estado en una tendencia de desaceleración durante los últimos dos años, ya que el Banco de la Reserva de Australia se embarcó en una campaña de ajuste que lo llevó a aumentar los tipos de interés en 425 puntos básicos desde mayo de 2022.

De hecho, el RBA ha mantenido sus tasas de interés de referencia en un máximo de 13 años (4,35%) desde finales del año pasado. Por su parte, en el tercer trimestre, la inflación general de los precios al consumidor del país se desaceleró drásticamente al 2,8%, ayudada principalmente por los descuentos en la factura energética del gobierno.

Pero la inflación básica, que excluye los precios de la electricidad y los combustibles para automóviles, aunque se encuentra en un mínimo de más de dos años del 3,5%, todavía se sitúa por encima del rango objetivo del banco central del 2% al 3%.

La próxima reunión de política monetaria del RBA tendrá lugar el 10 de diciembre y se espera que los funcionarios mantengan los tipos sin cambios.

"Teniendo todo esto en cuenta, no vemos ninguna razón en estos números para cambiar nuestra perspectiva sobre la política del RBA, que es del primer recorte de tasas en el primer trimestre del año que viene, pero con una probabilidad decente de que posterguemos ese pronóstico hasta más adelante en 2025", concluyen en ING Economics.

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