l usine volkswagen de wolfsburg
Fábrica de Volkswagen.
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Los trabajadores de las nueve fábricas de Volkswagen en Alemania se han declarado en huelga desde este lunes debido a los planes del fabricante de automóviles de despedir a miles de personas, recortar salarios y cerrar plantas por primera vez en su país de origen.

Miles de trabajadores se han congregado en la sede de la compañía en Wolfsburgo, al tiempo que ha habido otras manifestaciones en la planta de Hanover, que da trabajo a 14.000 personas. El grupo Volkswagen, que incluye a Audi y Porsche, es el mayor empleador de Alemania, con casi 300.000 empleados en el país, de los cuales aproximadamente 120.000 están cubiertos por un acuerdo de negociación colectiva.

Las huelgas, que han comenzado siendo de "advertencia", podrían escalar a paros de 24 horas o indefinidos si no se llega a un acuerdo en la próxima ronda de negociaciones salariales. Cabe señalar que las llamadas huelgas de advertencia suelen durar unas pocas horas en Alemania.

Los paros reducirán la producción de Volkswagen en un momento en que el fabricante alemán ya enfrenta entregas en declive y una caída drástica en las ganancias. Solo en la planta principal de Volkswagen en Wolfsburgo, una huelga de dos horas implica que no se podrán fabricar varios cientos de autos como el icónico Golf, según han explicado fuentes sindicales a la agencia 'Reuters'.

"Cuánto tiempo y qué tan intensa debe ser esta confrontación depende de Volkswagen en la mesa de negociaciones. Si es necesario, será la batalla de negociación colectiva más dura que Volkswagen haya visto jamás", ha anunciado Thorsten Gröger, negociador principal del sindicato IG Metall, quien ha subrayado que Volkswagen "ha prendido fuego" a los acuerdos con los trabajadores.

De su lado, Daniela Cavallo, presidenta del comité de empresa de Volkswagen, reiteró que los mayores accionistas de Volkswagen, como el estado de Baja Sajonia o las familias Porsche y Piech, podrían tener que hacer sacrificios con respecto al dividendo anual. Sin embargo, no especificó en qué consistirían estos sacrificios.

Por su parte, el fabricante de automóviles aseguró que sigue apostando por un diálogo constructivo para encontrar una solución sostenible. "Volkswagen respeta el derecho de los empleados a participar en una huelga de advertencia", ha explicado un portavoz en respuesta al anuncio del sindicato. Este portavoz de Volkswagen también aseguró que la compañía había tomado medidas anticipadas para garantizar un nivel básico de suministro a los clientes y minimizar el impacto de la huelga.

La semana pasada, el sindicato propuso medidas que ahorrarían 1.500 millones de euros, entre las que se incluía la renuncia a bonificaciones para 2025 y 2026. Esta propuesta fue rechazada por el principal fabricante de automóviles de Europa, el cual ha reconocido que, aunque las medidas podrían ayudar a corto plazo, no llevarían "a ningún alivio financiero a largo plazo para la empresa en los próximos años".

Y es que Volkswagen ha exigido un recorte salarial del 10%, argumentando que necesita reducir costos y aumentar los beneficios para defender su cuota de mercado frente a la competencia económica de China y la caída de la demanda en Europa, especialmente de vehículos eléctricos.

"La débil demanda del mercado europeo y los ingresos significativamente menores de China revelan décadas de problemas estructurales en Volkswagen", aseguró recientemente Oliver Blume, CEO de Volkswagen, en una entrevista con el diario alemán 'Bild'.

"Desafortunadamente, las señales enviadas recientemente por la dirección no son realmente alentadoras", ha apuntado Cavallo. Por su parte, IG Metall ha señalado que la respuesta de la compañía es "extremadamente lamentable" y ha acusado a Volkswagen de "ignorar las propuestas constructivas de los representantes de los empleados". El sindicato también ha advertido sobre un "invierno caliente" de huelgas.

Cabe señalar que los problemas de Volkswagen no ayudan al ya más que cuestionado canciller Olaf Scholz de cara a las elecciones anticipadas. Dichos comicios se adelantaron después de que Scholz destituyese a su ministro de Finanzas, poniendo fin al fracturado gobierno de coalición tripartito de Alemania.

Los alemanes votarán el 23 de febrero en unas elecciones en las que la alianza de centroderecha entre la CDU y la CSU podría recuperar el poder. de Scholz. Además, los sondeos indican que el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) es la segunda fuerza por intención de voto.

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