Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, afirma sobre la economía china que “nos llama la atención cómo el mercado está reaccionando positivamente a los ruidos en torno a un aumento significativo de la emisión de deuda por parte del gobierno central”.
Según su valoración, "algunos aspectos del apoyo político ya anunciado son sustanciales –por ejemplo, la relajación de la política monetaria por parte del PBOC–, pero en el aspecto fiscal siguen siendo confusos".
En su opinión, "las vacilaciones de Pekín pueden estar relacionadas con la incertidumbre sobre las elecciones estadounidenses, dado su posible impacto en el comercio bilateral, pero es posible que ya se haya perdido el efecto psicológico de 'conmoción y pavor' de los grandes anuncios de estímulo".
Por otra parte, señala Moëc, "en la configuración actual de China, una mayor emisión de deuda no es necesariamente el reflejo, o una promesa, de un mayor estímulo fiscal".
Porque "si una fracción significativa de dicha deuda adicional se utiliza simplemente para respaldar un swap con deuda relacionada con el sector inmobiliario que actualmente se encuentra en el balance de las autoridades locales, el efecto de la actividad dependerá de hasta qué punto dicho swap podría reforzar el sentimiento en China e incentivar a las autoridades locales a ser más activas en el gasto ordinario (es decir, no relacionado con el sector inmobiliario".
Su conclusión es que "dada la relativa solidez financiera subyacente del gobierno central y de los gobiernos locales, un swap sería probablemente positivo desde el punto de vista de la estabilidad financiera, pero por ahora, seguimos reservándonos nuestro juicio sobre el estímulo fiscal global en China".