Las elecciones presidenciales de Estados Unidos (EEUU) ya están aquí, y los inversores tratan de buscar la mejor estrategia para beneficiarse en bola de sus resultados. La gestora Nordea AM recomienda seguir "de cerca" los bonos, ya que pueden ofrecer protección "en caso de venta masiva".
"En las próximas semanas, seguiremos de cerca los mercados de bonos y su capacidad para diversificar el riesgo de renta variable en caso de venta masiva. Si los inversores perciben que el nuevo gobierno amenaza con un 'aterrizaje suave' y una inmaculada tendencia de desinflación que hemos visto recientemente, los rendimientos podrían subir y las correlaciones entre la renta variable y los bonos podrían volver a aumentar", aseguran desde la gestora.
En este sentido, no prevén "que una victoria de Harris o de Trump conduzca necesariamente a una venta masiva del mercado", ya que, "a diferencia de las elecciones de 2016, cuando la victoria de Trump sorprendió a los mercados, esta vez las encuestas son mucho más ajustadas y ambos candidatos poseen experiencia de gobierno, lo que hace que sus impactos políticos sean más predecibles".
"Las políticas comerciales y fiscales de Trump podrían ser potencialmente inflacionarias, revirtiendo la normalización de la inflación que hemos presenciado recientemente y exacerbando los desequilibrios fiscales. Esto podría hacer subir los rendimientos durante un periodo más prolongado, ya que los inversores exigen una mayor compensación por el riesgo crediticio percibido en los bonos del Tesoro estadounidense", destacan.
Por el contrario, agregan, una victoria de Harris "probablemente mantendría la trayectoria económica de los últimos años, con su giro centrista en la campaña y su elección moderada para la vicepresidencia sugiriendo cambios limitados de política hacia la izquierda".
"Independientemente del resultado, parece probable un gobierno dividido, lo que reduce la probabilidad de cambios significativos en las políticas en cualquier dirección. Incluso si un partido obtiene el control total, los últimos años han demostrado lo difícil que es para cualquiera de los líderes impulsar políticas percibidas como extremas", concluyen.