Barack Obama: "Las masacres en colegios se han vuelto rutina en los Estados Unidos"

Obama reza por no presentarse nunca más en las sala de prensa de la Casa Blanca para ofrecer sus condolencias a las familias en circunstancias parecidas. “Pero basado en mi experiencia como presidente, no puedo garantizar eso. Y es terrible decirlo, pero puede cambiar”.

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Bolsamania | 02 oct, 2015

Actualizado : 06:36

Los Estados Unidos gastan miles de millones de dólares combatiendo el terrorismo a kilómetros de distancia y olvidan, o fingen hacerlo, que terroristas hay también en casa y siempre los habrá, y si esos terroristas, además de ideas oscuras, pueden conseguir un arma como se consigue un cigarrillo, no hay que ser un genio para concluir que los asesinatos en masa, los actos terroristas, se sucederán una y otra vez, y una y otra vez Obama y el que le siga subirá a un podio, se pondrá delante del logo de la Casa Blanca, llevará traje y comenzará su discurso ante las cámaras de televisión con palabras como estas: “Ha habido otro asesinato en masa en los Estados Unidos. Eso quiere decir que hay más familias americanas, madres, padres, hijos, cuyas vidas han sido cambiadas para siempre”.

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Esta es la décimo quinta vez que un asesinato en masa, perpetrado por un loco que usó el arma de papá, que encontró en un cajón de la mesita de noche, o de mamá, que la guardaba debajo de la almohada, o de un tío, que la usaba para el debatible y extraño hábito de cazar animales, sucede mientras Barack Obama es presidente.

Casi de un modo idéntico, Obama ha iniciado su discurso luego del tiroteo en Columbine, en Blackburg, en Tucson, en Newtown, en Charleston. Las palabras se gastan. El primero poeta que comparó los dientes con perlas fue un genio; el segundo, poco imaginativo. Se le acaban los recursos retóricos a los redactores de la Casa Blanca y también la paciencia a Barack Obama. “No puede ser tan fácil que alguien que quiere causar daño a las personas consiga poner sus manos en un arma”. No puede ni debe pero lo es, y se necesitan leyes, y no plegarias, para cambiar esto.

Los periodistas han buscado con tesón el nombre del maldito que jaló del gatillo en Roseburg, y lo han encontrado. Se llama, según The Daily Beast, Chris Harper-Mercer, y ha dejado este mundo a los 26 años; se ha ido con su ira, con su rencor y sus ganas de ver arder el mundo a algún lugar insospechado. Ha muerto, y se ha llevado consigo la vida de, hasta el momento, diez personas. En el camino, ha destruido familias. El asesinato en masa ha sucedido en el estado de Óregon. Chris Harper-Mercer ha matado y herido con un arma que no debería haber llegado nunca a sus manos. Si los Estados Unidos es en realidad la tierra de la libertad, esa arma no debió haber sido tan fácilmente adquirida por el canalla de Chris Harper-Mercer, pues el derecho a la vida de todos está por encima del derecho de portar armas de cualquiera.

El asesino, el terrorista Chris Harper-Mercer.

Esta es la décimo quinta vez que un asesinato en masa, perpetrado por un loco que usó el arma de papá, que encontró en un cajón de la mesita de noche, o de mamá, que la guardaba debajo de la almohada, o de un tío, que la usaba para el debatible y extraño hábito de cazar animales, sucede mientras Barack Obama es presidente. “De alguna manera, esto se ha vuelto rutina”, dijo un compungido Obama, “mi respuesta aquí ante este podio terminará siendo rutina”. La administración de Obama es la que más ha luchado por restringir ese extraño sentido de la libertad de una gran parte de los estadounidenses a usar armas letales. Pero Obama ha fracasado una y otra vez en su empresa porque el pueblo estadounidense se ha convertido en uno “insensible” a los dramas ajenos.

La asociación Everytown for Gun safety, desde el diciembre del 2012, desde la masacre en la escuela de párvulos Sandy Hook Elementary, en Newtown, Connecticut, a la fecha ha habido 142 tiroteos en escuelas y centros educativos de los Estados Unidos, cada cual más dramático que el otro y todos ellos podrían haberse evitado. Solo en el 2015, The New York Times, la revista Time, se han reportado 45 tiroteos en escuelas de los Estados Unidos. Si este país cree que el Estado Islámico es cruel y perverso con su gente, y lo es, debería también echar una mirada a su terruño. Obama lo ha hecho constantemente y por eso el enfado, y por eso la tristeza, que es otra forma de enfado. Son los republicanos los que dominan el Senado y el Congreso en los Estados Unidos, por ello, cada vez que se quiere endurecer las leyes de acceso a las armas, propuestas que generalmente son puestas sobre la mesa por los demócratas, estas se estrellan, se empantanan, se extravían, se esfuman. La administración Obama cree que un Estados Unidos con menos armas circulando en sus ciudades es más seguro; los republicanos piensan lo contrario: un Estados Unidos con más armas es más seguro y, no es broma, deducen que es también más libre.

“¿Cree alguien realmente eso?”, dijo Obama ante el podio de la sala de prensa James S. Brady de la Casa Blanca, y añadió: “¿Puede alguien seriamente argumentar que más armas nos hacen un lugar más seguro?” El presidente Obama cree que la regulación de armas es un asunto que debe ser politizado porque “es relevante para nuestra vida en común juntos”. Obama reza por no presentarse nunca más en las sala de prensa de la Casa Blanca para ofrecer sus condolencias a las familias en circunstancias parecidas. “Pero basado en mi experiencia como presidente, no puedo garantizar eso. Y es terrible decirlo, pero puede cambiar”.

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