Gerald Oropeza, el joven que salvó de atentado que reveló sus vínculos con el narcotráfico y el APRA

Partido aprista trata de desvincularse del caso a un año de elecciones presidenciales

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Bolsamania | 17 abr, 2015

A un año de las elecciones presidenciales, miembros del Apra, partido del ex presidente Alan García Pérez, fueron nuevamente vinculados a un caso de supuesto narcotráfico. El partido ha reaccionado expulsando de inmediato a los involucrados.

Todo empezó cuando el pasado 2 de abril un lujoso auto Porsche fue atacado con granadas y armamento ligero en el Callao. El dueño del vehículo es Gerald Oropeza, un joven empresario que resultó con heridas de bala en el abdomen y una pierna.

La situación de Oropeza se complicó cuando la Policía encontró en el auto equipos electrónicos que guardaban una serie de conversaciones digitales sobre embarques de droga hacia Europa.

Las investigaciones arrojaron varios indicios sobre actividades ilegales de Oropeza. Los videos encontrados en su auto mostraban a un joven rico y excéntrico, rodeado de hermosas mujeres, lujosos autos y motos acuáticas, y que vivía en una mansión en una zona exclusiva de Lima.

Investigaciones periodísticas determinaron luego que la mansión donde se organizaban grandes fiestas era en realidad una casa perteneciente al Estado y que había sido incautada al empresario de televisión Francisco Crousillat, acusado a inicios de siglo de pertenecer a la mafia alrededor del Gobierno de Alberto Fujimori. Fue entonces cuando se empezó a vincular al Apra en el caso.

El ex presidente Alan García Pérez, dijo desconocer la identidad de todas las personas que indultó.

Dicha Comisión estaba presidida por el abogado aprista Miguel Facundo Chengel, quien ahora se sabe, también era abogado de Gerald Oropeza y de su empresa Sergeros, incluso Chengel aparece como comprador de varias empresas del padre de Oropeza. El congresista oficialista Sergio Tejada ha demandado se investiguen esos vínculos.

En el Apra han expulsado del partido a toda la familia Oropeza. En tanto, el joven Gerald, se recupera de sus heridas en una casa de su propiedad, sin una orden de detención, mientras que la Fiscalía y la Policía se acusan mutuamente de no querer tomar cartas en el asunto.