Escalan tensiones entre chiíes y suníes con anuncio de Bahréin y Sudán de romper palitos con Irán

Todo se ha originado por la ejecución de un clérigo chií en Arabia Saudita, que ha dividido aún más a los árabes de Medio Oriente. Para los saudíes, de mayoría suní, Nimr al Nimr es un terrorista; para Irán, de mayoría chií, es un defensor de los derechos humanos y un activista coherente.

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Bolsamania | 04 ene, 2016

Escalan las tensiones entre chiíes y suníes con el anuncio por parte de las autoridades de Bahréin y Sudán de romper relaciones diplomáticas con Irán, al tiempo que Emiratos Árabes Unidos decide reducir el nivel de diplomáticos en Irán a encargados de negocios, luego de que Arabia Saudita cortara lazos diplomáticos con Irán, debido al ataque de su embajada en Teherán.

Todo se ha originado por la ejecución de un clérigo chií en Arabia Saudita, que ha dividido aún más a los árabes de Medio Oriente. Para los saudíes, de mayoría suní, Nimr al Nimr es un terrorista; para Irán, de mayoría chií, es un defensor de los derechos humanos y un activista coherente. En tanto, Sayyed Hassan Nasrallah, el líder de la milicia libanesa Hezbolá, de mayoría chií, describió la ejecución como “un mensaje de sangre”.

Más del 90% de la población iraní es chií mientras que solo el 15% de la población saudí siga esta rama del islam. Mayoritariamente chií, como Irán, lo es también Irak y Bahreín. Existe una gran comunidad chií también en Líbano. Ahora bien, suní en su mayoría lo son Arabia Saudita, Yemen, Siria y Qatar.

El ayatolá Ali Jamenei, líder supremo iraní, tras la ejecución de Nimr al Nimr junto a otros 46 reos, acusados de vínculos con Al Qaeda, dijo que “la venganza divina caerá sobre los políticos saudíes”. Horas después de esta incendiaria declaración, Adel al Jubeir, ministro de Relaciones Exteriores saudí, anunció la ruptura diplomática con la República Islámica de Irán, dando un plazo de 48 horas a los diplomáticos iraníes de abandonar Arabia Saudita. Según el Jubeir, Irán es una “amenaza regional”. El reino saudí es la cuna de la escuela wahabí, que considera herejes a los chiíes.

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En la noche del sábado, luego de la ejecución de Nimr al Nimr, cientos de manifestantes prendieron fuego a la embajada de Arabia Saudita en Teherán con bombas molotov. Al respecto, el presidente iraní Hasan Rohaní afirmó, en un mensaje más contenido, que la ejecución de al Nimr es “inhumana”. No obstante, también condenó los ataques a la embajada saudí. Dijo que “el pueblo iraní no permitirá que este crimen sea la excusa de los actos ilegales de algunos grupos desenfrenados, lo que desprestigia el sistema”.

El ayatolá Ali Jamenei, no obstante, ha boicoteado los intentos de Rohaní de detener la escalada. Citado por la televisión estatal iraní, en un nuevo discurso dado el domingo, dijo que “la sangre injustamente derramada de este mártir oprimido sin duda pronto mostrará su efecto y una venganza divina caerá sobre los políticos saudíes”.

Más del 90% de la población iraní es chií mientras que solo el 15% de la población saudí siga esta rama del islam. Mayoritariamente chií, como Irán, lo es también Irak y Bahreín. Existe una gran comunidad chií también en Líbano. Ahora bien, suní en su mayoría lo son Arabia Saudita, Yemen, Siria y Qatar.

Tras la muerte del profeta Mahoma, en el siglo VII, hubo una discrepancia sobre quién debía suceder al profeta fundador del islam. Una parte se inclinó por nombra a Ali, sobrino y yerno de Mahoma, como el nuevo líder espiritual, pues era descendiente directo de este. Estos son actualmente los chiíes y eran minoría. La mayoría, en cambio, sostuvo que el nuevo califa y líder espiritual del islam debía ser elegido en función no de su descendencia, no de su proximidad a Mahoma sino de sus virtudes.

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