Keiko Fujimori ama a su padre, el dictador
Keiko Fujimori prometió en la campaña presidencial anterior que una vez en el poder liberaría a su padre de la cárcel. En esta campaña presidencial, la población no sabe lo que hará al respecto. Una vez más, no es culpa de Keiko Fujimori. Ningún periodista se juega la vida y se lo pregunta.
La mujer del gesto de incomodidad será quizá la próxima presidenta del Perú. No sabemos quién es el autor de la foto. Pero los peruanos deberían agradecerle esa imagen tan profunda de una persona. Hay fotógrafos que captan hermosos paisajes, hay de los que esperan meses por la oportunidad de capturar el momento preciso en que un tigre le hinca los colmillos a un ciervo, y hay de los que, con un disparo, y con la inclinación perfecta de los rayos del sol, captan almas.
Ella es Keiko Fujimori, la hija del dictador Alberto Fujimori. Keiko Fujimori dice una y otra vez que el gobierno de su padre es el mejor que ha tenido Perú. Pero durante el gobierno de su padre, preso no por errores sino por delitos contra los derechos humanos, se extraviaron de las arcas del Estado peruano unos 6.000 millones de dólares. Keiko Fujimori nunca habla de esto y no es su culpa. En realidad, los periodistas nunca se lo preguntan.
Keiko Fujimori ha sido una afortunada. Ha estudiado en universidades envidiables pero se sospecha que con dinero público. Ella misma ha contado que cuando llegaba de sus viajes de Boston a Lima, y cuando partía de Lima a Boston, le esperaban fajos de dólares que ella llevaba en su bolso para pagar las pensiones. Se los daba Vladimiro Montesinos, mano derecha de Alberto Fujimori.
Keiko Fujimori jura que el hombre más cercano a su padre, que lo acompañó en el poder por diez años, es culpable de todo y que Alberto Fujimori, quien cerró el Congreso peruano en el mes más triste, según T.S.Eliot, en abril de comienzos de los noventa, está libre de toda culpa.
Keiko Fujimori jura que su padre no sabía que Vladimiro Montesinos era un delincuente, que citaba a grandes empresarios, a jueces, a congresistas y personajes de la televisión peruana a su salita del servicio de inteligencia peruano, donde los filmaba recibiendo miles de dólares o hablando de interceder por ellos en el Poder Judicial. O quizá charlando sobre la última rubia de pechos montañosos y culo prominente con la que había pasado la noche Montesinos. Keiko Fujimori jura que el hombre más cercano a su padre, que lo acompañó en el poder por diez años, es culpable de todo y que Alberto Fujimori, quien cerró el Congreso peruano en el mes más triste, según T.S.Eliot, en abril de comienzos de los noventa, está libre de toda culpa.
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Es frecuente escuchar a Keiko Fujimori y a los congresistas de su bancada, que también aparecen en videos filmados por Montesinos, mencionar que su padre le dio paz al Perú pues acabó con el terrorismo y que le trajo bonanza al país pues inició las privatizaciones. Pero los documentos de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación cuentan una historia más sangrienta. Relatan que Perú alcanzó la paz pero a cambio de muchas injusticias, muchos humildes asesinados anónimos por asesinos desconocidos con fusiles y granadas. Y se alcanzó la bonanza económica, dice Keiko Fujimori, pero las personas inteligentes se preguntan: ¿a cambio de qué?
El padre de Keiko Fujimori renunció por fax a la presidencia del Perú y desde Japón. Alberto Fujimori tiene un gran cariño por Japón. Habla el idioma como pocos. Existe un video en YouTube en el que se observa a Alberto Fujimori, luego de conocerse lo podrido que estaba su gobierno, en el que ofrece su vida por Japón. Pero ya casi nadie recuerda que quien dijo amar al Perú, amaba más el poder. Keiko Fujimori tampoco suele hablar de esto, y otra vez, no es culpa suya. Nadie en Perú coge el micrófono, se para frente a ella y le pregunta sobre esto a la probable presidenta del Perú.
Durante el gobierno de su padre, que ella defiende, se practicaron cirugías en mujeres y hombres sin estos haber dado su consentimiento. Es el caso conocido como las esterilizaciones forzadas. A miles de mujeres y a decenas de hombres, de los andes peruanos principalmente, se les robó la posibilidad de concebir. Médicos peruanos les cortaron las trompas de falopio y les interceptaron los conductos deferentes a peruanos pobres o muy pobres. Estos pensaban que les estaban curando el catarro o algo así. Esto pasó durante el gobierno de su amado padre, Alberto Fujimori.
Keiko Fujimori prometió en la campaña presidencial anterior que una vez en el poder liberaría a su padre de la cárcel. En esta campaña presidencial, la población no sabe lo que hará al respecto. Una vez más, no es culpa de Keiko Fujimori. Ningún periodista se juega la vida y se lo pregunta.
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