Cuando uno empieza en bolsa, normalmente tiene altas expectativas y cree que va a ganar dinero porque sí. Normalmente, el inversor principiante no está preparado para ganar dinero en los mercados y uno de los motivos es que no tiene un método cerrado, es decir, no tiene un sistema que le indique qué comprar, cuándo comprar y cuándo vender.
Confía en su intuición y en la toma de decisiones discrecionales, a pesar de que carece de experiencia. Y obviamente acaba tomando decisiones en base a las emociones que interfieren cuando se producen grandes fluctuaciones en el mercado. Se deja influir por noticias y por opiniones externas, algo que evitaría si tuviera un método probado y confiara en él.
También es muy habitual que esté probando indicadores o métodos diferentes todo el tiempo. Le falta consistencia, porque le falta confianza y le falta confianza porque no ha testeado su sistema y no sabe si gana o pierde, y en cuanto tiene alguna mala racha, cambia. El dolor a la pérdida es demasiado grande, y quiere evitarla a toda costa, ya que el ego no está bajo control. De ahí su búsqueda continua del Santo Grial.
Además, suele tener prisa por ganar dinero, lo que le lleva a apalancarse o a comprar 'chicharros' (valores pequeños de alta volatilidad), opera en exceso generando muchas comisiones y cree que el truco para ganar dinero es adivinar lo que hará el mercado.
Por esa etapa pasamos prácticamente todos. Después de 16 años en el mercado tengo la perspectiva que solo da el tiempo. Yo he vivido y sufrido en mis carnes la lenta y dura transición de novato perdedor a inversor ganador. Este lunes viajé a Madrid para dar una conferencia sobre oportunidades de inversión en acciones, y en la introducción reflexioné sobre esos aspectos que diferencian a los inversores ganadores de los perdedores.
Comenté que los ganadores pensamos en la bolsa como si fuera un maratón, somos pacientes, confiamos en nuestro método, somos disciplinados, tenemos controlado el ego, queremos ganar dinero y no tener la razón. Seguimos al mercado y no le decimos lo que tiene que hacer. No adivinamos ni pronosticamos, trabajamos con probabilidades. Tenemos un método en el que se cortan las malas estrategias y se deja correr el beneficio de las buenas. El ruido y las noticias no nos afectan, sino que nos centramos en seguir la metodología e intentamos aprender de los mejores, con una filosofía de aprendizaje continuo. Somos selectivos y operamos poco, lo que genera pocas comisiones, diversificamos y buscamos ganar a largo plazo, sabiendo que el método utilizado tiene esperanza matemática positiva y que la clave está en gestionar el riesgo, ya que las malas rachas son inevitables.
Es tan dura y difícil la transición de perdedor a ganador, que muchos tiran la toalla por el camino y la mayoría acaba convencida de que no se puede o que hay una conspiración a la que culpa de sus males. Lo cierto es que el mercado lleva varios siglos premiando a aquellos que son capaces de librarse de todos los vicios y errores que cometemos todos cuando empezamos a invertir en la bolsa. Se puede ganar pero si 'quemas todas las naves' y abandonas en el kilómetro 5, nunca llegarás a la meta, por eso es clave que primero te formes, después operes en demo y posteriormente no pongas todo el capital en el 'asador' hasta estar preparado, porque sin duda será difícil que ganes de forma consistente en los primeros años.