La única manera de no arriesgarse a perder un 80% es limitar la pérdida antes de que sea difícil recuperarla
Los stops, son órdenes de venta, (para posiciones de compra), que sirven para limitar la máxima pérdida a asumir en una estrategia de compra determinada.
Imaginemos que compramos una acción que cotiza a 10 euros y que tiene un gran soporte en 9 euros. Durante 3 años, ha respetado en 3 o 4 ocasiones ese soporte, formando un rango de consolidación. Estimamos que de perder los 9 euros rompería la tendencia alcista y entraría en una tendencia bajista y lo más probable (las certezas no existen) es que siga bajando. Podemos poner una orden de venta condicionada, para salir del valor en caso de que pierda el soporte de los 9 euros y poner justo por debajo nuestro stop-loss. De perderse el soporte asumiríamos una pérdida del 10%. Si no ponemos stops, nos arriesgamos a que pueda bajar a 8,7,6,5,4,3,2,1 euros o hasta perderlo todo.
A nadie le gusta perder dinero, pero la única manera de no arriesgarse a perder un 80% es limitar la pérdida antes de que sea difícil recuperarla. Además está la cuestión de que las ganancias/pérdidas son asimétricas. Cuando un activo cae de 10 a 5, baja un 50%, pero para volver desde ahí al nivel inicial tiene que subir un 100%, por lo que parece sensato salirnos cuando empiezan las caídas y el gráfico se deteriora, aunque en ocasiones el precio después recupere y nos pueda suponer entrar más arriba si el precio recupera, (algo menos probable que seguir bajando, cuando se pierde un soporte clave).
También hay que hablar del coste de oportunidad y del tiempo que puede transcurrir entre que un valor baje un 50% y que después recupere el 100% para volver al mismo sitio, para aquellos que deciden mantener y hacer buy and hold. Eso siendo optimistas, pues hay valores que jamás van a regresar a los niveles vistos en 2008 por ejemplo y otros muchos tras años bajando, acabaron despareciendo de las bolsas.
El stop por tanto es un mal necesario, Da mucha rabia cuando salta para después recuperar, pero es nuestro salvavidas dentro de un mar embravecido e impredecible, donde lo más que podemos hacer para tener éxito y llegar a buen destino, es seguir una brújula y gestionar los riesgos.
Cuando la bolsa sube sin parar, los analistas técnicos son incomprendidos. Nadie entiende la razón por la cual poner un stop-loss y arriesgarse a salir de una posición que unos meses más tarde, podría volver a proporcionar beneficios. La esperanza además es lo último que se pierde. Poner stops no está de moda durante estas épocas de bonanza y hasta pueden parecer medio tontos los inversores que los utilizan.
Pero el mercado, (aunque se pasa más tiempo subiendo que bajando), es cíclico y entonces llegan las grandes y rápidas caídas y muchos empiezan a reflexionar y a darse cuenta que quizás limitar las pérdidas puede tener sentido, ya que la herramienta principal de un inversor es el capital y hay momentos donde aumentar la liquidez y no arriesgarse a aguantar más y más caídas, hasta que la estructura deje de ser bajista, puede ser inteligente.
Como decía el gran Edward Seykota, “Si no es capaz de tomar una pequeña pérdida, antes o después se enfrentará a la madre de todas las pérdidas”.
Por supuesto hay alternativa a poner stops: diversificar intentando elegir buenas acciones, perderlo todo en alguna de ellas y sufrir pérdidas temporales en la cartera de un 40-60% en los ciclos bajistas, aunque ganando a muy largo plazo si se hace una buena selección de títulos. Si su corazón y estómago aguantan, también puede hacer buy and hold o value investing. Es una decisión personal, pero entendiendo las ventajas y desventajas de cada elección.