2022 debe ser un año de regulación, consolidación y mayor adopción
2021 fue un año clave para para las criptomonedas en las que se han registrados varios hitos históricos: la entrada definitiva del mundo institucional y entidades tradicionales en este mercado; la aprobación por parte de la SEC del primer ETF de futuros de Bitcoin o precios en máximos históricos de las monedas más importantes, entre otros. Tras un periodo de destrucción de las últimas barreras, 2022 debe ser un año de regulación, consolidación y mayor adopción.
Si algo ha demostrado la industria cripto, es que los movimientos en su valoración son difíciles de predecir debido a su gran volatilidad. En todo caso, no debemos fijarnos tanto en las revalorizaciones a corto plazo de los criptoactivos, sino en el potencial a largo plazo de los proyectos a los que están unidos.
Criptomonedas como refugio contra la inflación
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), desde 2011 los precios han subido un 12,2 %. Además, en 2021, la tasa interanual se disparó hasta un 5,4 %, su nivel más alto en 29 años.
Este nivel de inflación nos empuja a invertir nuestros ahorros para protegerlos y los activos digitales aparecen como una gran opción. Bitcoin es el activo financiero más rentable de la década comprendida entre 2010-2020. Desde su incio, la criptomoneda se concibió como un activo refugio. Como el oro digital. Es cierto que en 2010 sólo unos pocos los que pudieron beneficiarse de un retorno cercano al 230% anualizado (con una inversión de 100 dólares en 2010 hoy tendrías más de 9 millones de dólares) ya que era un activo algo desconocido entonces. Hoy la adopción es mucho mayor.
La volatilidad sigue siendo uno de los elementos más a tener en cuenta en la inversión cripto. Además, es importante entender también que proyectos como Bitcoin o Ethereum son mucho más que activos financieros; son toda una industria de innovación tecnológica que se está construyendo en estos momentos.
Estos activos digitales, y los proyectos que los sustentan, ofrecen una alternativa real a los productos bancarios, de inversión y tecnológicos tradicionales. Además de la retanbilidad, una de las consecuencias más beneficiosas es que en la búsqueda por entender qué es una blockchain, un token, la inflación o la deflación, y la inversión (por pequeña que sea), la educación financiera se está abriendo paso en la vida de muchas personas que nunca se habían interesado por ahorrar o invertir hasta ahora.