Desde el año 2012, cuando se regularizaron las apuestas 'online' se han disparado los usuarios
Quien no juega no gana, pero solo pierde quien juega. Esta es la dualidad del sector del juego. El riesgo y el azar son dos componentes que conviven en este mercado que, tras sufrir una importante caída de su facturación en España entre 2007 y 2014, ha encontrado en internet su mejor aliado para poder remontar el vuelo.
Desde su regulación en 2012, el juego ‘online’ ha crecido año tras año en España. Las actuales cifras, publicadas por la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), muestran como solo en la primera mitad de 2016 el sector movió 5.393 millones de euros, lo que supone un 33% más que en el mismo período de 2015.
Los datos de GGR (Gross Gaming Revenue), el total de las cantidades dedicadas al juego restando los bonos y los premios entregados por el operador, también indican este ascenso. La subida de este concepto se han situado en el 40% en las apuestas online.
Un sector en el que el deporte y, en concreto, el fútbol también domina. El 48% del dinero que se jugó por internet correspondió a apuestas deportivas. Un total de 2.620 millones de euros, que representa un 32% más que en el anterior ejercicio. Solo en apuestas de eventos deportivos en directo, se movieron 1.821 millones de euros en el primer semestre de 2016. Un incremento que las casas de apuestas online han notado en su bolsillo.
ASÍ SON LAS EMPRESAS EN ESPAÑA
El sector empresarial sigue viento en popa debido al crecimiento tecnológico y empresarial sigue adelante. Sin ir más lejos, Cirsa y Metromina han decidido gestionar conjuntamente las redes electrónicas el pasado año. Según el estudio del Anuario del juego en España de 2015-2016, los grupos empresariales más importantes llegan a la cifra de 60. Eso sí, el dossier no cuenta las empresas pequeñas individuales que se aposentan en las grandes y medianas ciudades españolas. La industria ‘online’ da empleo a más de 40.000 personas en España.
Según el mismo estudio, los tres conglomerados que se reparten el gran pastel en España son Codere Apuestas, Sportium (Cirsa) y Luckia (Egasa). Ekasa (que la crearon un centenar de empresas de máquinas recreativas) y Teleapostuak (fruto de la asociación de la empresa pelotazale Aspe con Egursport), ambas vascas, han irrumpido con fuerza en el mercado en el pasado año.
La que más acusó el curso de 2016 fue Bwin, que debido a la suspensión de pagos de su matriz, tuvo que buscar un nuevo ‘padre’. Precisamente, esta última casa de apuestas, una vez integrada en su nuevo mega conglomerado británico de apuestas deportivas, GVC Holdings, se ha lanzado a reinar este ‘Juego de Tronos’ particular. Tras algunas temporadas en la sombra, quiere volver a llegar a liderar el ránking. Para lograrlo se ha hecho con el patrocinio de varios equipos de LaLiga como Atlético, Sevilla, Valencia, Villarreal o Málaga.
A pesar de una de las empresas más grandes en España. Grupo Codere (que cotiza en el Ibex 35 y que fue fundada por la familia Martínez Sampedro y los hermanos Franco) registró el año pasado unas pérdidas de 1.125,9 millones de euros, diez veces más que en 2015, ejercicio en el que perdió 113,2 millones. Cirsa (propiedad de la familia catalana Lao), por su parte sigue con su crecimiento imparable. El grupo líder de apuestas (contabilizando apuestas en establecimiento) rozó los 300 millones de euros de ganancias, un 6,3% más que el pasado año. Esto se debe a Sportium (que la adquirió hace diez años), que desde hace escasos tres años opera desde la red. La casa ‘roja’ de apuestas tiene un volumen de venta de 500 millones de euros.
Bwin vive momentos delicados, pero a finales de 2017 espera ingresar un 125 millones de euros más que el año pasado. De hecho, en lo que va de año, ha conseguido aumentar sus ganancias un 23% según el presidente ejecutivo de GVC, Kenneth Alexander.
Tampoco hay que olvidarse de la casa de apuestas de ‘todos’, es decir Loterías y Apuestas del Estado. La famosa Quiniela sigue reuniendo a devotos del ‘1X2’, pero cada año, sus cifras son peores. El mítico juego de los signos está viviendo unos momentos muy delicados. En apenas ocho años, la recaudación se ha visto frenada hasta un 58%. Si en el 2009 se conseguían, de media, 10,3 millones por jornada , esta temporada ha menguado hasta los 4,4 millones. O lo que es lo mismo, de 557 millones a 264 por ejercicio, según el último informe de Loterías y Apuestas del Estado.
LA POLÍTICA RECELA DEL JUEGO ‘ONLINE’
En el informe realizado por la DGOJ apunta que durante el segundo trimestre de 2016, el número de jugadores habituales en España aumentó un 61,65% respecto al mismo período de 2015 y para un total de 604.392 españoles.
No obstante, si se incluye a todas las personas que se encuentran registradas en una página de apuestas online en España, la cifra se elevó a 2.413.137 jugadores a finales de 2015, con un gasto medio de 293 euros por jugador. El informe apunta que el 80% de los jugadores son hombres y un 66% jóvenes de entre 18 y 35 años, según el informe del DGOJ.
Este gran incremento de jugadores online va de la mano con la escalada de más internautas. Una situación que ha provocado que salten las alarmas en las instituciones. El Grupo Parlamentario Socialista presentó a principios del mes de marzo una Proposición No de Ley en la Comisión para el Estudio del Problema de las Drogas donde instaba al Gobierno a realizar: “Un diagnóstico de la situación sobre la incidencia de la ciberadicción y los factores determinantes”. Así como “desarrollar un plan específico de actuación frente al problema y dotar al plan con indicadores de evaluación y con los recursos presupuestarios necesarios”, recoge el documento presentado en el Congreso de Diputados.
Desde Unidos Podemos han solicitado a través de una enmienda que incluya, de manera explícita, la palabra ‘ludopatía’. La formación explica a Bolsamanía a través de un comunicado que “con las nuevas tecnologías la ludopatía es una enfermedad que se ha ido apoderando de más personas y de perfiles más jóvenes. Las apuestas y el desembolso del dinero se hace a base de clicks”.
Además añaden que “los datos sobre esta adicción asustan, y es que el número de menores de edad que padecen el problema es cada vez mayor”. “Si en el juego presencial se necesitan entre cinco y seis años apostando para engancharse, en el juego online basta con uno o dos”, destacan desde Unidos Podemos.
Otro de las alertas para el partido es la publicidad, que como recuerdan “en el juego presencial está prohibida en España”. En cambio, las casas de apuestas y de póker online sí pueden hacer anuncios, “además utilizan referentes de los jóvenes para anunciarlas como el tenista Rafa Nadal o los jugadores de fútbol Cristiano Ronaldo o Neymar o el propio Real Madrid que ha lucido durante años una casa de apuestas deportivas en su camiseta”, recuerdan. Un reclamo de Unidos Podemos que el senador del PSOE, José Martínez Olmos, considera que "es apropiado incluir la ludopatía en este debate" y asegura que se debe crear un plan de "prevención y atención" de esta patología.
LOS EXPERTOS ANALIZAN EL RIESGO
La adicción al juego se convierte en uno de los principales problemas de los usuarios. Un estudio realizado por la unidad de salud mental del Hospital Gregorio Marañón y por la Fundación de Patología Dual, arrojan datos poco alentadores. Entre el 3% y el 8% de los menores de 25 años sufren adicción a los juegos online, y el 95% acaban con trastornos mentales. La cifra aumenta hasta el 10% de los mayores de 25 años. Héctor Galván, director clínico del Instituto Madrid de Psicología (especializada en adicción al juego), explica los rasgos del jugador enganchado. “el perfil del jugador varía según el género. Entre los hombres coinciden algunas características: tienden a ser de clase media, con un cierto nivel cultural, con edades entre 28 y 60 años. Entre las mujeres, este tipo de patología en general en las que no tienen pareja estable (solteras, divorciadas y viudas), de clase social media-baja, de más de 40 años, motivadas, al menos parcialmente, por la soledad”, explica.
El experto señala que esta adicción, surge debido a las situaciones lúdicas y de relaciones sociales. “Progresivamente van apareciendo unas reacciones psicológicas tras la ejecución de la conducta de juego, o, lo que sería lo mismo, de consumo que van desarrollando tolerancia y dependencia emocional. Los pacientes nos explican que se la conducta va repitiéndose hasta hacerse crónica y terminan sintiéndose incapaces de resistir los impulsos a jugar”, recalca.
El método que emplea la clínica es primordialmente evaluar la historia del paciente con la conducta del juego. Además, Héctor Galván también enfatiza en síntomas psicológicos que acompañan a la ludopatía como “la depresión, la ansiedad y, en ocasiones, otras adicciones”.