((Esta noticia corrige y sustituye la anterior sobre el mismo tema))
MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
La delicada situación de los miles de migrantes y desplazados centroamericanos --720.000 personas han abandonado sus hogares hasta finales de 2019-- amenaza con agravarse al albor de la pandemia de coronavirus y, en concreto, por las restricciones impuestas para contener la expansión del brote, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Casi la mitad de estas personas han huido a otras zonas dentro de su propio país, entre ellas 247.000 en Honduras y unas 71.500 en El Salvador, pero muchas otras han optado por cruzar fronteras, en su mayoría rumbo al norte, donde se encuentra Estados Unidos, principal destino de las denominadas 'caravanas'.
"Una situación cada vez peor de violencia e inseguridad crónicas, sumada a las restricciones relacionadas con COVID-19, pone en peligro las vidas y empeora la situación para decenas de miles de personas en el norte de Centroamérica", ha advertido un portavoz de ACNUR, Andrej Mahecic.
Las mafias se estarían aprovechando del confinamiento para "reforzar su control", lo que supone más extorsión, narcotráfico, violencia sexual y de género. Según Mahecic, "utilizan desapariciones forzosas, asesinatos y amenazas de muerte contra quienes no cumplen".
Las restricciones de movimiento complican también la búsqueda de protección, hasta el punto de que "quienes necesitan escapar para salvar sus vidas se enfrentan a mayores obstáculos", y suponen la pérdida de las fuentes de ingresos para numerosos hogares vulnerables, especialmente en el sector informal.
Los líderes locales en las zonas de "alto riesgo", principal fuente de información de ACNUR, han advertido a la organización internacional de que habrá "un rápido incremento en el desplazamiento forzado en cuanto se levanten las medidas de confinamiento".
La agencia ha reforzado sus programas para tratar de paliar el impacto de las restricciones sobre la población local, por ejemplo con asistencia en efectivo para los desplazados internos o el reparto de cestas de comida o utensilios de higiene. La actual situación, ha avisado Mahecic, podría "revertir el progreso" logrado hasta ahora.