Los jóvenes españoles de 18 a 24 años ven en los juegos de azar y las apuestas una forma más de ocio y entretenimiento para divertirse en grupo, según la investigación 'Jóvenes, fuegos de azar y apuestas' realizada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad.
La investigación cualitativa, grupos triangulares, de discusión y entrevistas en profundidad, se ha realizado sobre una treintena de jóvenes que juegan y que no juegan; y expertos en el estudio y el tratamiento del juego, sus riesgos y problemas, especialmente en relación a la población más joven. El trabajo de campo fue realizado entre abril y mayo de 2019.
El estudio, presentado este jueves en la sede de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, parte de los resultados de la encuesta ESTUDES en los Cortes de 2016 y 2018, que muestran un incremento del número de jóvenes que han jugado de forma presencial y 'online'.
Las cifras indican que el porcentaje de chicos que ha jugado de forma presencial en los últimos 12 meses ha pasado del 21,6% de 2016 al 30,7% en 2018 (casi 4 puntos más). En el caso de las chicas, el crecimiento ha sido de 10 puntos, al pasar del 5,4% al 15,3% en dos años. Respecto al canal de juego 'online', el porcentaje de chicos que han jugado con dinero ha crecido del 10,2% al 17,4 % en dos años, frente al de chicas que se ha incrementado del 2,5 % al 3,6%.
En este contexto, el estudio de la Fad apunta que los jóvenes ven el juego como un tipo de ocio extendido, que no genera extrañeza. Además, lo consideran un gasto como cualquier otro, apuntan la posibilidad de hacer amigos, y marcan como objetivo la diversión puntual. También lo consideran una oferta de ocio accesible; no se necesitan habilidades especiales para jugar; y las ganancias son fáciles de obtener.
Así, en una primera etapa, los jóvenes asumen el juego de forma grupal, de forma que "el grupo nunca pierde". Ya en una segunda etapa, algunos personas comienzan a jugar de forma individual. Cuando empiezan a jugar, según recoge el informe, lo hacen sin dinero físico, es decir, con cuotas o bonos de dinero no canjeable; por la ilusión de ganar y no por la parte económica; y por demostrar sus habilidades ante el resto.
En la presentación del estudio, la directora técnica de la Fad, Eulalia Alemany, ha explicado que los jóvenes señalan como referentes que procuran los primeros contactos con el juego a los padres, hermanos y la pareja, este último es apuntado especialmente por las mujeres.
Además, algunas de ellas citan casos de inicio por igualación con los hábitos del grupo de pares masculino, desde la percepción de cierta discriminación por género. "Yo juego al póker mucho, juego a la semana tres o cuatro veces, bastante. Porque le vi a mi novio y ya le cogí vicio", afirma una participante.
Por otro lado, los jóvenes reconocen que sus primeros contactos con el juego tuvieron lugar siendo menores de edad, en salones de juego presencial porque, según ha apuntado Alemany, afirman que resulta más fácil "saltarse" la ley y acceder. Aunque las experiencias iniciáticas en el juego 'online' son mejores, en algunos casos se realiza a través de cuentas de personas mayores de edad.
"Pues yo empecé... Era menor yo. Y bueno, hay sitios en los que no te piden el DNI. Y bueno, entras y no pasa nada. Pero hoy en día, está a la orden del día. Allí donde vas, algún menor siempre hay", asegura un joven. Las casas de apuestas y salones de juego se han convertido en un punto de encuentro juvenil, concluye el estudio.
Las ventajas que perciben del juego 'online' tienen que ver con el anonimato; con la posibilidad de jugar cuando y donde sea sin restricciones, pero su práctica no es tan social, sino que tiene que ver con la obtención de un beneficio inmediato y rápido. Para los expertos, en el juego 'online' es más difícil el control del gasto al tener generalmente una tarjeta bancaria asociada, el tiempo y el acceso de menores.
Las conclusiones del informe apuntan que las primeras apuestas son pequeñas, pero, si se gana, son suficientes para aumentar las posibilidades de querer seguir. Así, les atrae y engancha la percepción de la recompensa inmediata y se genera un imaginario en torno al "dinero fácil". Es entonces cuando se consolida la motivación económica y el hábito. Cuando empiezan a gastar dinero propio hay un menor control del gasto, desaparece la diversión y comienza el "vicio".
Los jóvenes reconocen que en los salones de juego invitan a alcohol, de modo que el dinero que se ahorran en bebidas, se apuesta. "Hombre, si te invitan a una cerveza y tú ya estás a punto de sacar el dinero, y dices: 'Ostia, me han invitado una cerveza'. Echas más dinerito", relata un joven.
La opinión de los expertos, en este sentido, es que el hecho de que España sea "un país donde se consolida una percepción no problemática de muchos juegos 'tradicionales' (loterías, quinielas, bingo*) genera un clima que puede alimentar determinadas conductas de riesgo".
Además, los jóvenes instiguen entre juegos de puro azar y aquellos en los que hay que "saber para poder ganar, de forma que los que aparentemente muestran tener habilidades con tales juegos puede convertirse en figura de referencia. En el caso las apuestas deportivas y el póker aparece como meta la profesionalización como medio de vida.
Según este estudio, los jóvenes no creen que su hábito sea problemático porque es visible y en grupo; "solo" tiene riesgos económicos; y para ser adicto se requiere de un tiempo prolongado. Sobre los límites, apuntan no pasarse, no correr excesivos riesgos y saber perder.
Respecto a la publicidad sobre juego y apuestas, la percepción general entre los jóvenes es de "bombardeo" y que en ella este colectivo es el objetivo prioritario. Creen que hay una tendencia a exagerar la posibilidad de ganar, reforzar estereotipos del jugador de éxito (muy masculinizado) y a aumentar la parte lúdica frente a la parte arriesgada.
En este contexto, Eulalia Alemany ha afirmado que "la regulación" del sector "es necesaria en todos los casos" y, sobre todo, para la "protección" de los adolescentes y jóvenes. La directora general de la Fad, Beatriz Martín, ha recordado que se trata de una competencia autonómica que ya está siendo regulada. Así, Alemany cree que el nuevo Ministerio de Consumo tiene que estudiar la situación real, reunirse con todos los actores implicados y, "a partir de ahí, establecer regulaciones".
Finalmente, la Fad apuesta por vigilar la dotación tecnológica de los menores y la presencia de juegos de azar y apuestas en los distintos dispositivos; sensibilizar y educar sobre los riesgos; mayor control urbanístico que regule de manera más estricta la presencia de salas de juego; regular la aparición de juegos que no requieren dinero; y mejorar y sistematizar los instrumentos de medida para establecer los límites entre juego y juego patológico.