Crece el acogimiento familiar y se reduce el residencial en menores de 6 años "muy poco a poco", según Sanidad

Europa Press | 29 oct, 2019 13:55
ep carolina joven que ha crecido en una familia de acogida
Carolina, joven que ha crecido en una familia de acogidaEUROPA PRESS

MADRID 29 (EUROPA PRESS)

El subdirector general de Infancia del Ministerio de Sanidad, Bienestar Social y Consumo, José Luis Castellanos, ha indicado que el número de menores bajo el sistema de protección a la infancia en España ha aumentado "un poquito" con respecto a los 47.493 de 2017 --aunque todavía no se ha cerrado la cifra de 2018--, y ha indicado que crece el acogimiento familiar y se reduce el residencial para niños de 0 a 6 años aunque en ambos casos "muy poco a poco".

Así lo ha puesto de relieve durante el evento #SerAcogedorA sobre el acogimiento familiar y Servicio Multicanal de Cruz Roja, que ha tenido lugar este martes 29 de octubre en el espacio Impact Hub de Madrid.

En este sentido, ha precisado que los datos "no son lo buenos" que quisieran, aunque ha insistido en que van a seguir "priorizando" el acogimiento familiar sobre el residencial, sobre todo, reduciendo al mínimo este último en los tramos de 0 a 3 y de 4 a 6 años.

"Las cifras que nos dan las comunidades autónomas dicen que seguimos teniendo acogimiento residencial de 0 a 3 y de 4 a 6 y se reduce muy poco a poco. El acogimiento familiar sigue creciendo muy poco a poco", ha puntualizado.

Además, ha indicado que en 2018 "se han disparado" las cifras de acogimiento residencial debido a la "fuerte entrada" de menores extranjeros no acompañados. También entre estos menores quieren fomentar el acogimiento familiar.

Por lo tanto, ha concluido que todavía no se han visto los efectos en los datos de la Ley de protección a la infancia de 2015 y que las administraciones tienen que seguir incrementando sus esfuerzos.

Por ello, ha insistido en la necesidad de dar a conocer mejor a las familias qué es el acogimiento familiar y de innovar. Precisamente, en esta innovación se enmarca el instrumento de cooperación interautonómico aprobado recientemente y una aplicación informática de emparejamiento que aún está en fase piloto en varias CCAA para cruzar datos sobre CCAA donde hay excedente de familias acogedoras y otras donde hay más menores que necesiten ser acogidos.

Carolina tiene 20 años y ha crecido con una familia de acogida. "El acogimiento familiar para mí ha supuesto una segunda oportunidad", ha asegurado durante su intervención en el acto.

A los 3 años entró en un centro residencial donde pasó su infancia "muy tranquila" con más niños como ella que eran como sus hermanos o primos.

Un día, cuando ya tenía 7 años, una cuidadora de su colegio fue a buscarla al recreo y le dijo: "Venga, vámonos, que has encontrado una familia de acogida". "Yo dije: 'Ah, no sabía que estaba buscándola", ha recordado.

Sobre el primer contacto con su familia de acogida, recuerda que le dieron "confianza", que la sonrieron y saludaron. Y aunque reconoce que fue "un poco duro" dejar a sus compañeros y amigos para marcharse al pueblo, a su nuevo hogar, añade que poco a poco se adaptó y al año ya se refería a la pareja que la había acogido como sus "padres"

Actualmente, Carolina estudia Trabajo Social en Valladolid pero todos los fines de semana vuelve al pueblo con sus padres. "Les describo como alegres, bromistas, personas en las que se puede confiar, hacen todo más fácil", asegura. Además, cuenta que a diario se escribe con su madre por WhatsApp.

El otro lado de esta realidad lo protagonizan las familias de acogida, como la formada por Loreto y su marido. Conocieron el acogimiento familiar por un compañero de él que había acogido a un niño. Cuando se establecieron en Badajoz llamaron a Cruz Roja, y tras pasar por una serie de procesos y entrevistas, ya eran padres de acogida de urgencia, es decir, para niños muy pequeños, que son acogidos durante unos 6 meses, para que no tengan que entrar en un centro residencial.

Primero tuvieron una niña de 11 meses y después una de dos meses. "Cuando llegó no respondía a estímulos, por ejemplo, tenía hambre o le dolía algo y no se quejaba. Con 10 meses ya caminaba, se le veía una mirada de felicidad", ha recordado.

contador