VALLADOLID, 16 (EUROPA PRESS)
El cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, ha animado a las familias a convertirse en una "pequeña iglesia doméstica" en estos días en que también se puede leer "más asiduamente" el Evangelio, así como a rezar juntos a través de los medios de comunicación social para que el periodo de Cuaresma "no sean un tiempo en blanco", sino que sirva para "profundizar lazos familiares, ahondar en solidaridad y hacernos conscientes de la verdad de nuestra vida, porque a veces pensamos que somos omnipotentes y tenemos los pies de barro".
Así lo ha indicado a través de un vídeo remitido a Europa Press, con la intención de establecer una comunicación "frecuente" con los fieles de forma telemática ante la limitación de la movilidad exterior desde la declaración del Estado de Alarma.
De este modo, se da una "coyuntura" en la que convergen la "situación excepcional", marcada por la situación de "pandemia global", y el tiempo de Cuaresma, lo que "plantea un deber particular" tanto para las autoridades, como para la ciudadanía a fin de que esta situación pueda "pronto ser superada".
Blázquez, que comenzaba su intervención saludando "cordialmente" a padres, hijos, abuelos, enfermos que han contraído la enfermedad y a quienes, en la proximidad, les están atendiendo, ha agradecido la labor de las autoridades sanitarias, así como a cuantos trabajan en el campo de la salud por su "ocupación y preocupación" y que "se desviven para que todos puedan recibir la atención necesaria".
En este contexto, el cardenal arzobispo de Valladolid ha reflexionado que "la humanidad forma una familia" y que, "en estas situaciones en que los riesgos son universales, también se experimenta, como condición propia, la fragilidad y la oportunidad de ejercer especialmente al solidaridad".
"Nosotros compartimos la fragilidad pero también la ayuda y la esperanza: es un prueba que, uniendo esfuerzos y con atención recíproca, iremos superando pronto", ha augurado Blázquez, que ha concluido su intervención con la oración a la Virgen promulgada por el Papa Francisco en esta "coyuntura de fragilidad, esperanza y prueba".