La compañía no ha convencido al mercado con sus resultados
La operadora británica Vodafone ha anunciado que planea despedir a alrededor de 11.000 trabajadores en los próximos 3 años como parte de una simplificación de plantilla tanto en la sede central de la compañía como en los mercados locales. La compañía ha caído un 7,44% en bolsa tras este anuncio, que forma parte de los resultados del último trimestre fiscal de la compañía.
“Hoy anuncio mis planes para Vodafone. Nuestros resultados no han sido suficientemente buenos. Para obtener resultados constantes, Vodafone debe cambiar. Mis prioridades son los clientes, la simplicidad y el crecimiento. Simplificaremos nuestra organización, eliminando la complejidad para recuperar nuestra competitividad. Reasignaremos recursos para prestar el servicio de calidad que esperan nuestros clientes e impulsar el crecimiento desde la posición única de Vodafone Business”, ha anunciado Margherita Della Valle, nueva consejera delegada del grupo, durante la presentación de resultados de la compañía.
Según el último informe anual, la compañía cotizada en el FTSE 100 emplea a alrededor de 104.000 personas. Los recortes, que siguen la estela del plan de ahorro de costes de más de 1.000 millones de euros anunciado el pasado noviembre, son la primera gran decisión de Della Valle desde que fuese ratificada como CEO de la entidad el mes pasado.
Y es que, pese a que el beneficio de la compañía se ha disparado hasta los 12.300 millones de euros (+340%), no ha cumplido con las expectativas del mercado. Cabe señalar que, como destaca la compañía, buena parte de este aumento de las ganancias se debe a la venta parcial de Vantage Towers a KKR y GIP.
Los ingresos del grupo tampoco han convencido al consenso. Las ventas de la compañía aumentaron un 0,3% en el último año, hasta los 45.706 millones de euros, pero los ingresos procedentes de servicios cedieron hasta los 37.969 millones desde los 38.203 millones anteriores. Además, el resultado antes de impuestos (ebitda) se redujo un 1,3%, hasta 14.700 millones de euros, por debajo de las previsiones de la empresa. Tampoco se cumplieron las previsiones respecto al flujo de caja libre ajustado, ya que esta métrica se situó en los 4.800 millones de euros frente a los 5.300 millones previstos por la firma británica.
Vodafone ha achacado estos resultados al mal desempeño de su negocio en Alemania, el mayor mercado de la compañía. Según la compañía, el negocio germano sigue “bajo presión”, con una caída de los ingresos por servicios del 1,6% y un recorte del ebitda tras arrendamientos (ebitda-AL) ajustado del 6,1%. Cabe recordar que el CEO de la filial germana anunció hace un par de meses que la compañía planeaba recortar el 6% de su plantilla, algo más de 1.300 trabajadores. Asimismo, Vodafone ha anunciado que se continuará con la política de precios y se llevará a cabo una “revisión estratégica” en España.
De cara al próximo ejercicio fiscal, la compañía espera que el ebitda-AL de la compañía sea “ampliamente plano” alrededor del nivel de los 13.300 millones de euros, una vez tenida en cuenta la venta parcial de Vantage Towers y la desinversión en Hungría, y que el flujo de caja libre se sitúe en los 3.300 millones de euros, “reflejando los movimientos previstos de capital circulante, intereses y dividendos”.
Asimismo, según informa ‘Sky News’, Vodafone habría contratado a Akira Partners, una empresa de asesoramiento independiente especializada en operaciones en los sectores de las telecomunicaciones, para ayudarle a vender una participación en su división de Internet de las Cosas (‘Internet of Things’, IoT).
De acuerdo con esta fuente, la compañía británica podría estar interesada en vender hasta el 49% de su división de IoT, cuyo valor podría rondar los 1.000 millones de libras. Una venta minoritaria podría suscitar el interés de empresas de capital riesgo, explican desde ‘Sky’.
El director de inversiones de AJ Bell, Russ Mould, no se ha mostrado muy convencido con el plan de la compañía y cree que la compañía “no está engañando a nadie” en el mercado viendo la caída de las acciones.
“Hay tres fallos evidentes en el plan de la nueva jefa de Vodafone, Margherita Della Valle. En primer lugar, la estrategia se centra en 'Clientes, Simplicidad y Crecimiento', pero el crecimiento no es una estrategia, sino lo que resulta de la estrategia. En segundo lugar, no hay crecimiento, ya que Vodafone rebaja las previsiones de beneficios y flujo de caja para el nuevo ejercicio fiscal y declara otro dividendo sin cambios”, explica Mould.
Por último, el experto de AJ Bell ha destacado que la empresa “sigue pareciendo un fondo de inversión de activos de telecomunicaciones sobreendeudado y el plan de la nueva CEO no hace nada para abordar los retos estructurales a los que se enfrenta Vodafone”. “Intenta competir en demasiados frentes, en demasiados mercados y con muy pocos recursos, gracias a sus abultados préstamos”, apunta.
"Vodafone intenta efectivamente marcarse sus propios deberes al preferir la inusual métrica del ebitda-AL. En lenguaje llano, significa “beneficios antes de muchas cosas malas” y, aun así, tiene dificultades para cumplir sus objetivos, por no hablar de superarlos”, añade Mould, quien cree que los resultados y previsiones de la compañía son claramente decepcionantes.
Con todo, el CIO de AJ Bell ha asegurado que “no todo son malas noticias”, ya que la deuda está bajando “gracias, en parte, a la venta de activos”.
Asimismo, en el lado positivo, Mould ha agradecido que Della Valle reconozca “claramente” que los resultados no son lo suficiente buenos y que la empresa “quizá esté luchando en demasiados frentes”. “Tanto en la declaración de resultados como en la presentación se señalan los mercados en los que Vodafone está obteniendo buenos resultados y creando valor para los accionistas, y aquellos en los que no, debido a la competencia, la regulación y la gestión local”, ha indicado el experto.
En este sentido, Della Valle ha señalado a Turquía, Portugal, Irlanda, la República Checa, Sudáfrica y Grecia como zonas que están funcionando bien. En el lado contrario de la balanza, “los mayores mercados de la empresa (Reino Unido, Alemania, España e Italia) no están funcionando como se esperaba o necesitaba, por lo que queda mucho trabajo por hacer”.
“Esto puede explicar por qué las conversaciones sobre una fusión en el Reino Unido entre Vodafone y Three se niegan a desaparecer, aunque los accionistas querrán evaluar los términos de cualquier transacción de este tipo y ver lo que Vodafone posee después de cualquier acuerdo, dado que la estructura global del grupo ya es lo suficientemente compleja como es”, relata Mould.
“Por último, las expectativas son muy bajas, por lo que puede que no haga falta demasiado para sorprender al alza. El último desplome de las acciones de Vodafone devuelve la cotización a niveles no superiores a los de 2002, cuando la burbuja de la tecnología, los medios de comunicación y las telecomunicaciones había estallado y Vodafone estaba lastrada por las deudas acumuladas gracias a una importante adquisición en Alemania, aunque en aquella ocasión la compra fue de Mannesmann, y no de los activos de cable de Liberty Europe, como ocurre ahora”, concluye este experto.