El independentismo pierde fuerza y los no secesionistas ya son más de la mitad de catalanes
El año electoral ha dado el pistoletazo de salida con la campaña para las elecciones en Andalucía, pero a nadie escapa que los partidos políticos saben que no es más que la antesala de las municipales y autonómicas del 24 de mayo. En Cataluña, una cita más se dibuja en 2015: las elecciones al Parlament del 27 de septiembre.
Para las formaciones soberanistas, los comicios que decidirán la configuración de los ayuntamientos catalanes serán también una toma de la temperatura electoral para adelantarse a lo que puede pasar en otoño. No obstante, los diversos sondeos publicados por el Centre d’Estudis d’Opinión (CEO) o el Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública GESOP para El Periódico, ya dan una idea del panorama parlamentario en la comunidad que, según politólogos y expertos, dejará una Cataluña fragmentada e ingobernable.
El proceso soberanista que ha marcado el compás de las principales fuerzas de la región desde finales de 2012, tuvo su momento álgido con la celebración de la consulta del pasado 9 de noviembre, que se vehiculó de manera “alternativa” a causa de la suspensión del Tribunal Constitucional (TC). Apenas cuatro meses después de que más de 1.800.000 catalanes votaran a favor de la separación de la región, el “suflé” independentista se ha desinflado y los partidarios del Estado propio van en descenso.
Cataluña quedará fragmentada e ingobernable después del 27-s
Los primeros síntomas del desencanto se reflejaron en el barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de diciembre de 2014, que daba unos resultados inéditos: por primera vez el "no" a la independencia ganaba a los partidarios del "sí". Un 45,3% de los catalanes se mostraba contrario a que Cataluña se convierta en un Estado independiente, frente a un 44,5% que seguían favorables.
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El Barómetro Político de Catalunya del GESOP, publicado a principios de marzo por El Periódico, revelaba que el 51,9% de los entrevistados no se sentían independentistas, un porcentaje cinco puntos superior al que se registró en el barómetro del mes de noviembre y el más alto desde que el soberanismo cogió carrerilla. Por contra, quienes se sentían independentistas representaban el 44,9%. El 51,6% de los participantes en este muestreo creían que el “procés” pierde fuelle, más del doble de los que opinaron que sigue su curso (24,9%).
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ERC Y CIU YA NO ALCANZAN LA MAYORÍA ABSOLUTA
Esta sensación se podría explicar por diversos motivos. La renovación del pacto entre CiU y ERC y la convocatoria electoral para revalidar el camino hacia la independencia que defienden ambas fuerzas ha dañado sensiblemente a la formación liderada por Oriol Junqueras, cuyo electorado no ha visto con buenos ojos la larga espera que tienen por delante -los republicanos querían celebrar las elecciones en marzo. De hecho, en la encuesta del CEO obtenía 34 - 35 diputados, mientras que en la más reciente del GESOP sólo sumaría un máximo de 28 escaños (actualmente tiene 21).
CiU, por su parte, se quedaría alrededor de los 32 - 34 escaños y mantendría la mejora de sus perspectivas de voto que ya dejó notar tras el 9-N. Eso sí, estos resultados supondrían un descalabro mayúsculo en comparación con los 50 diputados actuales. La fuerza que lidera Artur Mas ha sufrido en gran medida el desgaste típico de gobernar en tiempos de estrecheces económicas, pero es innegable que la federación afronta una crisis galopante provocada por las ramificaciones del caso Pujol, del que da la sensación de que apenas asoma la punta del iceberg. Y también por las constantes dudas sobre la solidez de la coalición entre Convergencia y Unió, que parece que va a romperse día sí, día también, a la luz de las dinamiteras declaraciones a las que nos tiene acostumbrados Josep Antoni Duran i Lleida y las habituales desavenencias entre ambas partes de la federación.
Las ramificaciones del caso Pujol dañan a CiU: da la sensación que sólo se ve la punta del iceberg
Este popurrí de rifirrafes, peleas, pactos que a veces se cumplen y a veces no deja a convergentes y republicanos a una distancia considerable de la mayoría absoluta en la cámara catalana -68 escaños-, que es imperativa para que los planes hacia el Estado propio puedan seguir su curso. El más reciente sondeo muestra que se quedarían con nueve o 10 abajo, pero aquí es donde entra en juego la CUP.
Está claro que la Candidatura d’Unitat Popular se ha visto sensiblemente impulsada por el carisma de su portavoz en el Parlament, David Fernández. El periodista en excedencia es el más valorado entre los políticos catalanes, tanto por su trabajo como por su estilo único que ha acercado la política a la ciudadanía. La labor de los tres diputados que ahora representan al grupo independentista de extrema izquierda ha sido titánica y eso les vale que la mayoría de encuestas les otorguen más del triple de diputados en los comicios de septiembre, cuando podrían sumar hasta 10 escaños. Justamente los que les faltarían a CiU y ERC para alcanzar la mágica cifra de 68.
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ICV-EUIA, PSC Y PODEM
Uno de cada 10 electores de ERC votaría ahora a la CUP, que también se llevaría uno de cada 10 votantes de ICV-EUiA. Los ecosocialistas salen mal parados de su huída del bloque soberanista y son ahora los más firmes defensores de la llamada tercera vía, un modelo confederal único que reconociera un Estado catalán soberano, pero dentro de España. Además, hay otro factor que drena votos a la formación liderada por Joan Herrera: Podem.
Las encuestas no otorgan más de nueve escaños a ICV-EUiA, aunque la perspectiva más pesimista predice siete. Nada comparado con la debacle del PSC, los socialistas perderían la mitad de su representación parlamentaria, en el peor de los casos, y en el mejor de los panoramas, según la encuesta del CEO de diciembre, se quedarían con 14 escaños.
Ante estos datos está claro que el proceso soberanista ha dañado a las formaciones que no se han posicionado claramente a favor, aunque hay un fenómeno de mayores magnitudes que se ha alimentado del desencanto de los electores de ambos partidos: Podem. La fuerza lila no causaría gran revuelo en el arco parlamentario catalán, pero se colocaría en una interesante quinta posición, según la mayoría de los sondeos, con alrededor de 11 - 12 escaños.
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Si ampliamos el foco a las elecciones generales, sin embargo, el mayor porcentaje de voto en la comunidad sí lo acumula Podem. La fuerza que dirige Gemma Ubasart en Cataluña se lleva más del 20% en intención de voto, revelaba el GESOP, y cerca del 19%, de acuerdo con el CEO. Ambos sondeos coincidían en que sería el partido más votado en la comunidad en los comicios al Gobierno de la nación, sensiblemente por encima de CiU y de ERC.
LA FUERZA NARANJA Y EL PP
Punto y aparte merece el fenómeno Ciutadans C’s (Ciudadanos). Si bien en Cataluña no son en absoluto nuevos, ya que entraron en el Parlament en 2006, con tres diputados y actualmente ocupan nueve escaños, el partido está tomando muchísima fuerza a nivel nacional, ya que, tal y como indican politólogos y expertos, son la alternativa de centro-derecha al fenómeno Podemos.
Podemos y C's se han sabido beneficiar de la 'platocracia' y las redes sociales
A nivel formal tienen mucho que ver con la fuerza que dirige Pablo Iglesias: Albert Rivera, el presidente del partido, también es un representante joven y carismático; ambas fuerzas se han sabido beneficiar de lo que se ha llamado “platocracia”, que no es más que el acudir a todos los platós de televisión y ocupar portadas de diarios y espacios radiofónicos desde donde hacerse un nombre; además, Podemos y C’s tienen un manejo ejemplar de las redes sociales y de los nuevos canales de participación ciudadana que les ha ayudado a conectar con gran parte de su electorado.
Sin duda, son propuestas frescas y renovadas, pero no dejan de ofrecer la eterna polarización izquierda - derecha, aunque adaptada al escenario post crisis y sin los tics y vicios de los partidos tradicionales, siempre según lo que de ellos resaltan expertos y conocedores del tema. Quienes por cierto también revelan otro punto coincidente entre Podemos y C’s: la poca claridad de sus programas, más allá de la crítica desaforada a las formaciones tradicionales y la defensa de algunos puntos con tintes populistas.
Volviendo a C’s, el tiempo dirá, pero los primeros análisis del auge más reciente de la formación apuntan a dos causas: por una parte se han beneficiado del efecto Podemos. Sin Pablo Iglesias y su formación lila no se entendería el fenómeno Albert Rivera, que parece haber llegado para encarnar al “Podemos de derechas” que reclamaban empresarios y líderes económicos nacionales como el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu. En este sentido, se les considera la fuerza regeneradora del status quo. En segundo lugar, el PP les está haciendo parte de la campaña con sus constantes ataques que no consiguen otra cosa que poner a los de Rivera bajo la mirada de toda España; además C’s está sabiendo usar con mucha habilidad la actitud de los populares, convirtiendo las “puyas” en eslóganes o en acciones increíblemente virales en las redes sociales.
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Con todo, Ciutadans puede llegar a conseguir ser la cuarta fuerza política en el Congreso, con un 5% de los votos en toda España, y saltará a la tercera posición en Cataluña, donde podría obtener 14 - 16 escaños, según el CEO, y hasta 24, tomando la encuesta del GESOP. En la comunidad, roban votos a los socialistas, pero es del electorado del PP de donde más se nutren, con un 40% de votantes de la formación de Alícia Sánchez-Camacho que elegirían ahora a Rivera.
Su defensa de la unidad de España, del español sin complejos y de las políticas más clásicas del neoliberalismo y de la centro derecha, los ha convertido en una amenaza para el Partido Popular en Cataluña, quienes obtendría entre 12 y 13 escaños de los 19 actuales, tal y como indica el GESOP.
Pero a siete meses de las elecciones autonómicas y a 10 u 11 de las generales, todo puede cambiar en un panorama político volátil y convulso como es el español. La primera ronda se juega en Andalucía el 15 de marzo.