¿Se traducirá la tristeza e indignación en desafección hacia el proceso soberanista?
En innegable que el alcance del fraude fiscal del ex president de la Generalitat, Jordi Pujol, tras su confesión de haber mantenido ocultos capitales en el extranjero, ha sacudido los cimientos de la sociedad catalana. Aún más, la sospecha que pesa sobre él y su familia de que el origen de esta fortuna no se halla en una herencia, si no en supuestas comisiones ilegales ha provocado una galopante crisis institucional que amenaza con llevarse por delante al mismo president del Govern, Artur Mas.
Desde Bolsamania hemos tratado de resumir en cinco puntos clave hasta dónde llega el alcance del caso Pujol:
CONFIANZA EN LAS INSTITUCIONES DE ESTADO
Al escándalo de la evasión fiscal de los millones de euros sin regularizar -la cuantía va de los cuatro a los más de 100 millones-, guardados en cuentas andorranas, se suma el terrible agravante de que podrían provenir directamente del famoso “tres per cent” (3%). Se investiga si los Pujol Ferrusola y otros miembros del actual Govern de CiU habrían estado cobrando durante 30 años a empresarios por la concesión de obras públicas, para financiar ilegalmente el partido del que es fundador Jordi Pujol: Convergència Democràtica de Cataluña (CDC).
Por si esto fuera poco, se habla de un 1,5% que Jordi Pujol Júnior y otros hijos del ex líder catalán se habrían agenciado en estos negocios y que habrían ido a parar directamente a los bolsillos de la familia.
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El caso es complejo, abarca varias pesquisas policiales, la más famosa es la de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía (UDEF), y diversas acciones judiciales. Por ahora, en Barcelona las querellas civiles de Manos Limpias, Guanyem Barcelona y entidades ciudadanas se están aglutinando en un proceso en el que se investiga a Jordi Pujol, Marta Ferrusola y a todos los hijos del matrimonio. Por otra parte, la Audiencia Nacional, a instancias del juez Pablo Ruz, tiene otro en curso por el que el primogénito de los Pujol Ferrusola está llamado a declarar como imputado en un delito de blanqueo de capitales y contra la hacienda pública, en el que se habla de la implicación de personalidades como el conseller d’Empresa i Ocupació, Felip Puig o el de Interior, Ramón Espadaler. Por último, hay otro caso abierto contra dos hermanos del conseller Puig, por blanqueo de capital.
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A nivel político, el prestigio del Parlament y de la Generalitat misma está en juego, no sólo por airear los trapos sucios de una manera de hacer en Cataluña que se creía ejemplar y ha demostrado ser “mafiosa” -en palabras de ICV y C’s-. El juego del ex president Pujol de retrasar su comparecencia y la pelea de los grupos parlamentarios por la creación de una comisión de investigación, no han gustado nada a la población. La última hora es que parece que hay acuerdo y se tirará adelante la petición de que se abran pesquisas contra Pujol por parte de la Cámara catalana.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS: EL DESCRÉDITO DE CIU
El comportamiento de los convergentes ante el escándalo de su máxima personalidad ha dado el golpe de gracia a una formación que había ido perdiendo apoyos entre la población. La tibieza con que el partido de Artur Mas ha tratado al fundador de CDC se ha entendido como un intento de tapar las vergüenzas, de querer dejar en el ámbito de lo familiar -en palabras del propio Mas- un caso de la esfera pública y todos los grupos de la oposición han aprovechado la ocasión para poner en evidencia a CiU. Hasta su socio de gobierno, Esquerra Republicana (ERC), ha apoyado tanto la comparecencia de Pujol en el Parlament, como la creación de una comisión de investigación sobre este caso.
Una reciente encuesta de Sigma Dos para El Mundo sobre la intención de voto en las elecciones catalanas revela que Convergència i Unió (CiU) quedaría cuatro puntos por detrás de ERC, de celebrarse ahora unas elecciones autonómicas en Cataluña.
La crisis económica y el giro independentista de la coalición llevarían a los Convergentes a perder su posición de fuerza nacionalista hegemónica en Cataluña. Los republicanos de Oriol Junqueras subirían 10 puntos en relación a los comicios de 2012, mientras que el partido de Artur Mas perdería 11 puntos. Se conforma así la tendencia iniciada en las últimas elecciones europeas, cuando ERC consiguió el 23,6% de los votos y CiU se quedó con el 21,8%.
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LAS RELACIONES CON ESPAÑA
Así las cosas, seguimos en el juego de tensar la cuerda de unos y otros. Parecía que tras la reunión de finales de julio entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y Artur Mas el diálogo entre Ejecutivo y Generalitat había llegado para quedarse y que “todo se podía hablar”, en palabras de ambos dirigentes.
Pero el Estado ha visto una oportunidad en la crisis institucional y la debilidad de CiU para agrietar el proceso soberanista. La comparecencia de Cristobal Montoro en el Congreso para hablar del caso Pujol fue una buena muestra y las críticas le llovieron al ministro de Hacienda, desde toda la prensa en su conjunto, por usar su intervención para ensañarse con Pujol. Los mayores reproches fueron por no medir con el mismo rasero a todos los defraudadores, en alusión a Bárcenas, pero en general se le acusó de salirse de su papel de titular de Hacienda y hacer un uso político de su comparecencia para explicar los avances en materia de fraude fiscal.
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Jaume Marfany, vicepresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) explica a Bolsamanía que es en cierta manera normal que el Estado español “use todos los medios a su alcance para intentar de instalar la duda entre la población y se aproveche cualquier noticia que haya para frenar el proceso soberanista”.
EL PROCESO SOBERANISTA
La vergüenza que la sociedad catalana siente hacia sus líderes es mayúscula. A la luz de los hechos, se preguntaba Francesc Carreras en un artículo publicado por El País si durante el mes de agosto los catalanes no habrán sopesado si ¿no será que aquellos que nos están conduciendo por la compleja senda independentista, seguidores del gran líder, también nos están engañando? ¿son estos los que tanto aman a Cataluña? ¿No será que también, como Jordi Pujol, tienen algo que ocultar o alguna ambición inconfesable por conseguir?
Rafael Arenas, vocal de presidencia de Societat Civil Catalana, cuenta a Bolsamanía que lo lógico sería que el caso Pujol pesara negativamente en el proceso soberanista: “El hecho de que una personalidad de esta dimensión se haya visto envuelto en un escándalo como el que se ha visto lo lógico es que afecte”. “Es una persona importantísima en el nacionalismo en Cataluña, que ha apostado por este proceso y que es un referente para el nacionalismo,” asegura Arenas.
Desde la ANC llaman a aprovechar la ocasión para empezar de cero, con un país tan limpio como sea posible de corrupción en el que “no se den casos como el del ex president de la Generalitat, el caso Bárcenas, la estafa de los ERE en Andalucía, etc.”. Sin embargo, Jaume Marfany reconoce que “Jordi Pujol era un símbolo de Cataluña, de la honradez y de las cosas bien hechas y mucha gente se ha sentido decepcionada y triste”. Pero, asegura, “los casos de corrupción de este tipo hacen que todavía tengamos más ganas de construir un país nuevo, en el que haya un cambio en la clase política, se mejoren las leyes y el pueblo pueda participar más activamente en las decisiones de Estado”.
LA CELEBRACIÓN DE LA DIADA
“El caso Pujol no tiene por qué afectar al desarrollo de los actos de celebración y reivindicativos previstos para el 11 de septiembre, ni a la posible consulta del 9N”. “Molestarme me molesta, pero igual que la trama Gurtel o cualquier otro caso de corrupción urbanística pues una serie de personas han aprovechado un cargo otorgado por el pueblo para enriquecerse. El motivo para ir al acto independentista es no sentirse español y sentirse catalán”. Esta opinión de una pareja de Barcelona podría ser un buen ejemplo del sentir a pie de calle en Cataluña.
Sin embargo, la concentración en forma de gigantesca V que la ANC ha convocado para el 11 de septiembre en Barcelona cuenta sólo con 400.000 inscritos del más de un millón que necesitan para llenar todos los tramos de esta movilización. Marfany le quita hierro al asunto y expresa, convencido, que se llegará a la cifra objetivo, se superará, y se dará “una manifestación popular de las más importantes que ha vivido Europa”.
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La Assemblea Nacional Catalana sabe que las aspiraciones independentistas se la juegan en la Diada. Ha sido el clamor popular quien ha labrado el camino que conduce a la consulta del próximo 9 de noviembre, con las manifestaciones de alrededor de un millón de participantes de 2012 y 2013 (según datos de la ANC) y apuestan porque una concentración multitudinaria este 2014 “dará mucha más fuerza a la convocatoria a las urnas para decidir sobre la independencia de Cataluña”.
Desde Societat Civil Catalana, Rafael Arenas nos cuenta que “este es un proceso en el que las movilizaciones ciudadanas han tenido una traducción política casi inmediata y, dependiendo de cómo se desarrollen las manifestaciones del 11 de septiembre, se verán consecuencias en la actitud de los políticos de cara a la consulta”. “En realidad, los catalanes que no quieren la independencia son mayoría”, sentencia.
Y es que aunque desde las esferas políticas se esfuercen en declarar que el caso Pujol no ha afectado la moral de los catalanes, la Diada tomará la temperatura al proceso soberanista para saber si se han enfriado las ganas de votar el próximo 9 de noviembre.