La violencia se ha puesto de moda entre los jóvenes, afirman los expertos
El caso del asesinato de un profesor a manos de un alumno de 13 años en el instituto de secundaria Joan Fuster de Barcelona ha puesto el foco sobre la violencia en las aulas y sobre las agresiones y vejaciones que los estudiantes cometen hacia el equipo docente de las escuelas. Expertos consultados indican que la violencia es la manera habitual de relación entre los jóvenes y los mecanismos de prevención y corrección de estos comportamientos son escasos. En la mayoría de los casos, se destinan a aplicar medidas sancionadoras y olvidan la mediación, prevención y fomento de la convivencia en los centros educativos.
El trágico incidente del joven armado con una ballesta y un machete que ha atacado a dos profesores y a varios alumnos, acabando con la vida de uno de los docentes, ha sido el primer homicidio conocido entre las agresiones a docentes en el desarrollo de su profesión durante las últimas décadas en el Estado. No obstante, sin alcanzar esta gravedad, la Asociación Nacional de Profesores de Enseñanza (ANPE) recibe cada año miles de consultas por problemas en las aulas. En el curso 2013-2014, 3.345 educadores relataron casos de acoso, amenazas, insultos y agresiones, y un 10% de ellos se planteaba abandonar la profesión.
Esta entidad ha reivindicado que su servicio del Defensor del Profesor señala, en el último informe sobre convivencia escolar, que las agresiones y amenazas de alumnos hacia los profesores representan el 7% de los casos analizados, aunque lógicamente no se trata solo de agresiones físicas con resultado de lesiones, sino de insultos, coacciones y otras actuaciones que atentan contra la convivencia.
En el curso 2013-2014, 3.345 educadores relataron casos de acoso, amenazas, insultos y agresiones
Cuando se detecta un incidente de este tipo en los centros docentes de Cataluña, catalogado de “conflicto grave”, el Departament d’Ensenyament de la Generalitat establece un protocolo de actuación que pasa, en primer lugar por la recogida de información de lo que ha ocurrido “por parte de las partes implicadas, los referentes del centro, el tutor y las familias”. Después, si existe un “presunto delito o falta deberá perseguirse penalmente y comunicarse a los familiares, tutor, inspección, Fiscalía y la policía de proximidad”.
En este último caso hay un “reconocimiento inmediato de los hechos y aceptación de la sanción” que procede a aplicarse y se pone en marcha un proceso de “mediación conciliadora y reparadora”, o bien el centro debe “colaborar con los agentes del entorno”. En cualquier caso, hay una incoación de expediente hacia este alumno que puede acabar en medidas correctoras o una sanción.
Sin la necesidad de llegar a estos extremos, los institutos y centros educativos catalanes deberían aplicar protocolos de mejora de la convivencia en la escuelas, que contemplaran todas las actuaciones ante conflictos y problemas del día a día, pero tal y como alertan los expertos consultados por Bolsamanía, su implmentación “no es obligatoria”. Celia Premat, responsable del proyecto Joves en Xarxa del Servei de Convivència del ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, denuncia que “la intervención de las escuelas cuando se detecta un problema de relación se limita a las sanciones, la actuación de los psicopedagogos de los centros o de los servicios sociales en los casos muy graves”.
También explica Premat que hoy en día la convivencia en los institutos ha quedado “en segundo plano” por las idas y venidas de las leyes educativas que han sufrido retoques notables en el período que abarca del curso 2004 - 2005 a 2015; también por los “numerosos cambios institucionales y estructurales” sufridos en este período.
Explica la profesional de la intervención en conflictos juveniles que en la época del tripartito se pusieron en marcha equipos de mediadores en los centros docentes que confeccionaron los protocolos de actuación en vigor a día de hoy. Sin embargo, en los últimos años la Generalitat se ha limitado a dar orientaciones para la implementación de planes que fomenten la buena relación entre alumnos y profesores, que en la práctica “no se ponen en marcha”, y se ha primado el trabajo en la dirección de los centros de enseñanza.
La intervención de las escuelas cuando se detecta un problema de relación se limita a las sanciones, la actuación de los psicopedagogos de los centros o de los servicios sociales
La titular de Ensenyament del Govern de Catalunya, Irene Rigau, ya ha tomado cartas en el asunto y ha explicado que estudiará lo sucedido y analizará los protocolos que se siguen en escuelas e institutos referidos a seguridad por si hubiera que emprender algún cambio, así como en la atención y detección de alteraciones entre los alumnos. Esta es la conclusión que se desprende tras la reunión de la titular de este departamento con las juntas de directores de Barcelona y de Cataluña. De momento, no hay ninguna decisión tomada y todo dependerá "del análisis de los hechos", según ha señalado la consellera.
VIOLENCIA ESTRUCTURAL
Pero qué ocurre cuando no hay antecedentes de mala conducta en un alumno que acaba con la vida de un profesor. En el caso del joven de 13 años del instituto Joan Fuster del barcelonés barrio de Navas, no había “ninguna pista extraordinaria”, según declaraciones de Rigau y pudo sufrir un brote psicótico, apuntan las primeras indicaciones de los expertos. Sin embargo, sus compañeros declararon a los medios que el menor tenía una lista negra de alumnos y docentes y había amenazado varias veces a sus profesores, además de jactarse de tener una arsenal de armas en casa.
Celia Premat corrobora la teoría de que el alumno sufriera una disfunción psiquiátrica, pero la achaca al “entorno escolar” y alerta que los adultos “miran a otro lado” cuando hay problemas de socialización en los jóvenes. También reclama que se cambie el tipo de relación entre los estudiantes conflictivos y los centros escolares que ahora se limita a una “gestión de partes sancionadores”.
Expertos alertan que la violencia es el esquema de relación entre los jóvenes
Sin embargo, el problema va mucho más allá y esta experta en intervención en casos de conflicto en los institutos es muy crítica con el modelo de sociedad actual en que “la violencia es el esquema de relación entre los jóvenes”, y lo califica como algo “que se ha puesto de moda”. Explica Premat que es una “generación que está muy sola, que se han encontrado con un entorno en el que hay mucha diversidad pero que a la vez es muy individualista y competitivo”, además, “no encuentran respuesta en los adultos: ni en la escuela ni en la familia”. Ante esta situación la reacción de los menores es de “odio”, explica.
La secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Susana Camarero, también se solidarizaba con los familiares y los estudiantes del instituto Joan Fuster y expresaba el pésame a la familia de la víctima, antes de advertir del entorno en el que viven los jóvenes de hoy en día: "Algo está pasando en la sociedad; los jóvenes están cada vez más rodeados de violencia, en las series, en el cine, en las redes sociales, en los videojuegos; es una situación en la que tenemos que trabajar y pensar qué es lo que está pasando”.
Es por ello que Premat llama a cambiar el mensaje que le damos a nuestros jóvenes y dejar de “machacarlos con todo tipo de comentarios negativos sobre que no hay futuro para ellos”. Y da unos pasos para empezar a trabajar con los chicos y chicas: “tomar conciencia de la situación, intervenir, positivizar nuestro discurso, darles confianza y decirles que creemos en ellos para volver a construir relaciones basándonos en la solidaridad, la convivencia y al comunicación”.
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