La reacción del Gobierno de Ámsterdam llama la atención
El primer ministro de Holanda se limitaba ayer a declarar en rueda de prensa que “parece que el MH17 fue derribado, pero no hay información exacta sobre lo que causó el desastre”. Escasa contundencia y aparente pasividad, que pueden interpretarse como cautela, por parte de Mark Rutte que, aunque recuerda hoy The New York Times que Rusia es el tercer mayor socio comercial de Holanda. Los vínculos de ambos países se basan, sobre todo, en el estratégico negocio del gas natural.
Toda la información en directo sobre la tragedia del avión en Ucrania.
La débil respuesta de Mark Rutte, no obstante, se ha diluido hoy con las palabras más duras de su ministro de Asuntos Exteriores, Frans Timmermans, que ha llegado a Ucrania para dirigir la repatriación los 192 holandeses muertos, y desde allí ha asegurado tajante que “no habrá perdón para los criminales internacionales, ni tampoco para aquellos que apoyan a esos terroristas, los entrenan, financian y dotan de armas”.
Holanda “no descansará hasta que los culpables comparezcan ante la Justicia”, ha afirmado, y después ha matizado que no sólo se refiere a “los que apretaron el gatillo, sino también a los que lo hicieron posible. Creo que la comunidad internacional debe unirse por esta razón”.
Sin mencionar de manera explícita a Rusia, Holanda ha fortalecido su discurso, aunque para Alexander Pechtold, político de la oposición holandesa, en concreto, del partido liberal demócrata D66, la reacción de Rutte demostró que el país europeo dispone de poco margen de maniobra en sus relaciones con Rusia. “Somos un país pequeño que depende de las exportaciones (…) Si se demostrara la implicación de Rusia en este horrible hecho, no podríamos mirar en otra dirección”.
Recuerda el rotativo estadounidense además que recientemente, en la celebración de los 400 años de relaciones entre Rusia y Holanda, Putin tuvo que escuchar durante una cena con el rey Guillermo los gritos de activistas por los derechos de los homosexuales, concentrados para protestar por el trato que en Rusia reciben gays y lesbianas.
Geert Mak, ilustre autor e historiador holandés reconoce que “estamos enfadados por la muerte de los holandeses, pero al mismo tiempo nos damos cuenta de que necesitamos nuestros lazos con Rusia”.