Agentina está lista para declararse en suspensión de pagos de su deuda por segunda vez en 12 años. Las negociaciones con los inversores “holdouts” se mantienen estancadas y ninguna de las partes parece querer ceder. El país se considera la tercera mayor economía de América Latina y lleva luchando con los fondos de cobertura que absorbieron los bonos basura en 2002.
Actualmente, el estado suramericano tiene pocos días para cumplir el fallo que emitió el juez de la Corte de Distrito de Estados Unidos Thomas Griesa en 2012, en la que el Gobierno debe pagar 1.330 millones de dólares más intereses a los fondos que, desde Buenos Aires, califican como “buitres”.
Griesa podría impedir que Argentina haga el pago de un cupón a los inversores que sí aceptaron la reestructuración de sus valores, provocando un nuevo default justo cuando la economía lucha contra la recesión.
"El resultado es aún incierto a sólo pocos días de que se dispare un default técnico", comentaba el analista Mauro Roca de Goldman Sachs a Reuters, "un acuerdo se ve ahora improbable".
Esta situación se diferencia de la crisis de 2001-2002, cuando el país estaba quebrado, en que Argentina se considera un país solvente al que Griesa ha impedido el pago de sus bonos canjeados hasta que se resuelva el problema con los holdouts.
Uno de los holdouts líderes ha afirmado que el Gobierno “escogerá declararse en incumplimiento de pago”, ante el escaso avance que se ha conseguido mediante mediadores.
Por su parte, la presidenta argentina, Cristina Fernández, ha calificado a los fondos holdout de extorsionadores y ha criticado duramente al juez por un fallo que es, a su entender, injusto.
EL PELIGRO DE UN DEFAULT
El fallo de Griesa prohíbe a Argentina pagar el servicio de su deuda reestructurada hasta que llegue a un acuerdo con los holdouts. Si ninguna de las partes cede, Argentina se verá arrastrada al default el 31 de julio.
Sin embargo, el Gobierno tendrá suficiente para pagar el servicio de su deuda externa reestructurada, unos 35.000 millones de dólares, aunque no podrá hacer pagos a acreedores fuera de Argentina.
Lo cierto es que este default no afectaría a los mercados, ya que Argentina está aislada de los internacionales. Los problemas que pueda causar la nación dependerán de lo rápido que Argentina supere la crisis.
Esto dependerá del capacidad que pueda tener Argentina para persuadir a los tenedores de bonos. Si lograra hacerlo, habría menos probabilidad de una “aceleración” de la demanda de los pagos.
En este contexto, Argentina permanecería excluida de los mercados globales y el coste de los préstamos en el país aumentaría.
"Probablemente veríamos rendimientos más altos, que es malo para el ambiente inversor, y un default podría llevar a una salida de capitales que comenzaría a presionar nuevamente a la moneda local", ha asegurado Davis Rees de Capital Economics.
UN ACUERDO NO LES APARTARÍA DE LA RECESIÓN
Algunos analistas afirman que el país aún está a tiempo de sorprender. Griesa podría suspender su fallo y así evitar el default argentino, en una situación que él describe como “lo peor que puedo imaginar”.
Por otro lado, los acreedores holdouts tienen que solicitar la suspensión y es probable que pidan a Argentina una garantía financiera para negociar de nuevo a partir de enero.
"Para los demandantes, probablemente es más lo que pierdan que lo que ganen por un default", informa Alejo Costa, jefe estratega del banco local de inversión Puente, "si Argentina declara default no sabrían lo que está sucediendo y podrían tener que someterse a otro largo proceso legal".
Lo cierto es que, si Argentina logra un acuerdo, éste llegaría algo tarde para evitar la recesión inminente en la que caerá este año. "Pero quizás apuntale una perspectiva de crecimiento más fuerte el próximo año, ya que, por decir lo menos, se levanta la confianza del consumidor, se levantan algunas de las presiones sobre el tipo de cambio", puntualiza Stuart Culverhouse, jefe de investigaciones de Exotix, y concluye “Pero habrá una demora para que todo esto se resuelva y reciba nueva inversión extranjera”.
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