Tsipras y Varoufakis despliegan su encanto entre los líderes europeos, pero el banco central juega un papel determinante
Durante los apenas siete días de vida del nuevo Gobierno griego, Alexis Tsipras y su gabinete ya ha lanzado dos órdagos a la Unión Europea. Tras un primer movimiento ofensivo en el que se echaron atrás reformas, se pararon las privatizaciones y hasta se generó una oleada de preocupación ante la gestación de un frente greco-ruso, el primer ministro heleno y su titular de Finanzas, Yanis Varoufakis han iniciado una gira para ganar aliados.
Ambos dirigentes desplegarán el “encanto griego”, tal y como lo llama el semanario The Economist, en un tour por las capitales europeas para exponer su caso y conseguir un nuevo acuerdo para Grecia. Tras recalar en Chipre, la siguiente cita de Tsipras es en Roma, con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, uno de los líderes de la Unión Europea que aboga por poner fin a las rígidas medidas de austeridad. Después se encaminará a Bruselas, donde planea reunirse el miércoles con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y del Consejo Europeo, Donald Tusk, además de con el presidente de Francia, François Hollande.
Paralelamente, Varoufakis se encontrará con su homólogo italiano, Pier Carlo Padoan, tras haber mantenido una reunión con el ministro de Finanzas británico, George Osborne, quien aseguró que la disputa de la deuda entre el gobierno griego y la Zona Euro se está convirtiendo rápidamente en el mayor riesgo para la economía global, al mismo tiempo que reclamó a la UE mejoras en los planes de crecimiento. Mucho más amigable estuvo el titular de Economía francés, Michel Sapin -con quien Varoufakis se reunió en fin de semana- quien se mostró “más que dispuesto” a prestar apoyo a Atenas y hasta hizo un llamamiento para un nuevo acuerdo para Grecia.
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ALEMANIA Y EL BCE, SIN CONCESIONES
Estas declaraciones chocan de pleno con una cada vez más firme negativa alemana a hacer concesiones. Sin visitas a Berlín agendadas para los miembros del Gobierno griego, la canciller alemana, Angela Merkel, ha confirmado lo que todo el mundo sabía: que Alemania no apoyará una cancelación de la deuda griega, gran parte de la cual está en posesión de los gobiernos e instituciones europeos.
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El BCE cortará el acceso a la liquidez a las autoridades helenas
Pero la intervención más significativa llegó por parte del presidente del Banco Central de Finlandia, Erkki Liikanen, que se sienta en el consejo del Banco Central Europeo, que lanzo una advertencia de peso: Si Grecia sale del programa de rescate europeo, el Banco Central Europeo (BCE), dejará de aceptar el bono griego, calificado de bono basura, como colateral. La consecuencia devastadora de este movimiento de la entidad presidida por Mario Draghi será que la autoridad monetaria cortará el acceso a la liquidez del BCE a las entidades bancarias helenas, que ya están enfrentándose a una huída de capitales cada vez más notable.
Y sí, el BCE se sitúa en el mapa del conflicto de la deuda griega como un jugador crucial en el desenlace del último capítulo de la crisis europea, señala The Economist. Y si bien los bancos griegos podrían optar al programa de emergencia de liquidez de la entidad monetaria (el ELA por sus siglas en inglés), no hay ninguna garantía para el país liderado por Tsipras. Si dos terceras partes del consejo del BCE votan a favor de cerrar el grifo del ELA, el banco central podría ser el catalizador de una reacción en cadena que llevaría a controles de capital (corralito) en Grecia y la eventual salida de Grecia del euro.
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DRAGHI NO QUIERE TENER LAS MANOS MANCHADAS DE SANGRE…
Draghi forzará que ambas partes alcancen un acuerdo
Fuentes internas del banco central explican al semanario que si bien están “hartos de Grecia y no están dispuestos a manipular sus normas para acomodar al país”, tampoco quieren llevar la carga de ser determinantes en una cuestión más bien política de que se produzca el temido Grexit. Así, “es una apuesta segura que Draghi forzará a ambas partes a alcanzar algún tipo de acuerdo más pronto que tarde”.
La solución podría llegar en la forma de un pacto por el que Tsipras pudiera vender a su electorado que se ha librado de la troika, cuya disolución han puesto sobre la mesa algunas autoridades de la Unión Europea, a cambio de aceptar un tercer plan de rescate en unos meses. Pero el tiempo apremia y la solución debe llegar antes de finales de febrero o Grecia se verá a la deriva por primera vez en cinco años, concluye el semanario británico.
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