El BCE reduce, pero alarga, las compras de deuda en el mercado
Mario Draghi en estado puro. Ni siquiera cuando diseña la hoja de ruta para caminar hacia la retirada de los estímulos más extraordinarios pierde la ocasión de dejar claro que, en todo caso, ese repliegue será sumamente gradual y estará acompañado de medidas claramente expansivas. Lo que viene siendo un 'tapering' blando.
Porque eso es lo que ha anunciado este jueves, una reducción muy progresiva de sus programas de compras de activos (APP, por sus siglas en inglés). Hasta ahora, el BCE había dicho que dedicaría 60.000 millones de euros al mes a comprar deuda pública y privada en el mercado al menos hasta finales de 2017. Ahora, y siguiendo lo esperado, alarga el calendario, para prolongar las adquisiciones al menos hasta septiembre de 2018, y reduce el montante, que pasará a ser de 30.000 millones mensuales desde enero.
Y así, de este modo, anticipa que inyectará, como poco, otros 270.000 millones de euros a una economía que ya arrastra cada día un exceso de liquidez de 1,79 billones de euros. Como poco, porque el BCE ha añadido que si las cosas se tuercen, podría elevar tanto el plazo -más allá de septiembre- como la cantidad -más de 30.000 millones-.
Pero la rúbrica de Draghi no sólo se observa en la gradualidad de la retirada de los APP. Su trazo figura en el compromiso de que los tipos de interés -con los oficiales en el 0% y los de depósito en el -0,4%- seguirán donde están "un largo periodo de tiempo" que irá más allá de la conclusión total de las compras de activos; en la confirmación de que, durante "tanto tiempo como sea necesario", el BCE seguirá dedicando a la compra de activos el dinero que obtiene con el vencimiento de los títulos que posee en su balance; y en el anuncio de que la entidad prolonga la 'barra libre' de financiación bancaria para las operaciones a una semana y tres meses al menos hasta finales de 2019.
RENEGANDO DEL 'TAPERING'
¿A qué se debe este empeño? A que Draghi no quiere que, tras tantos esfuerzos, ahora surja algo que arruine la recuperación. "El BCE ha elegido una reducción prudente en línea con las expectativas. Definitivamente está comprometido a darle una oportunidad al crecimiento y prefiere errar por el lado de la precaución", opina Léon Cornelissen, Economista Jefe de Robeco.
La actuación de Draghi denota prudencia. Pero también desconfianza. Y evidencia una vez más hasta qué punto los bancos centrales quieren mimar a unos mercados enganchados a su medicina expansiva
Es decir, tras un mandato en el que ha bajado los tipos como nunca y en el que ha creado dos billones de euros con sus compras de activos y su financiación bancaria a largo plazo, aún no las tiene todas consigo. Y prefiere pasarse de prudente que de osado. El banquero italiano todavía no se fía de una inflación inferior al 2%, que es objetivo que tiene el BCE, y sobre todo recela del euro. Teme que un mensaje más duro caliente aún más a la divisa europea, que este año ya ha saltado la cota de los 1,20 dólares. Por ahora, lo está logrando. Tras conocer las medidas de la institución, el euro se frena de los 1,181 a los 1,169 dólares.
Tanto es así, que Draghi incluso reniega de estar activando un 'tapering', que fue el concepto con el que se bautizó el proceso mediante el que la Reserva Federal (Fed) estadounidense fue reduciendo la 'munición' de su tercer programa de expansión cuantitativa (QE3). Pero para Draghi lo del BCE es otra cosa. "No es 'tapering'", ha precisado, sino "una reducción de las compras".
Un detalle en apariencia menor, pero que en verdad esconde una intención: la de dejar claro que su política es expansiva e impedir sustos en los mercados, en los que la etiqueta 'tapering' va asociada a restricción. Porque en eso, en preocuparse de los mercados, sí coincide con la Fed. "El BCE está haciendo como la Fed: no quiere sorprender a los inversores con su decisión", apunta Philippe Waechter, economista jefe de Natixis AM. "Todavía hay un largo camino por recorren en la recuperación de la Eurozona, Draghi lo sabe, y necesita asegurarse de que los mercadosfinancieros también lo hacen", sostiene Patrick O’Donnell, gestor en Aberdeen Standard Investments. Porque otra cosa no, pero en los últimos años los mercados se han enganchado del todo a la medicina monetaria de los bancos centrales. Cualquiera se la quita ahora así por las bravas.