Pocas posibilidades de que se mantenga la marca catalana, pero aún no está decidido
Cuando el pasado día 20 de noviembre la Audiencia Nacional denegó la petición de la Candidatura de Unitat Popular (CUP) de echar atrás la operación de venta del Fondo de Reestructuración Bancaria Ordenada (FROB) de Catalunya Banc (CX) al BBVA, desde las oficinas del nuevo propietario de la entidad, asumieron la noticia casi sin pestañear.
De la misma manera permanecerán impasibles si la formación independentista de izquierdas trata de seguir la vía judicial, algo que todavía “están estudiando”, para recurrir una resolución que su portavoz en el Parlament de Catalunya, David Fernández, ha calificado de “obscena” ya que consagra “el poder de los bancos y la impunidad de los mercados”. En el trasfondo del recurso de la CUP está el hecho de que la venta, por 1.187 millones de euros -pero que podría acabar en 600 millones- deja un agujero de 12.000 millones de euros en relación a lo que en su día costó el rescate de la antigua caja catalana por el FROB.
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La operación de saneamiento de CX ha estado envuelta en polémicas como las subidas de sueldo de sus ex directivos mientras la entidad estaba siendo salvada, que derivaron en el “caso Catalunya Caixa”, que llenó páginas de periódicos en 2013 y por el que 54 ex altos cargos de la antigua caja acabaron imputados por delitos de administración desleal.
Las “malas prácticas” de CX siguen captando la atención de los medios. Sin ir más lejos, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha informado recientemente que el FROB está estudiando el sistema de concesión hipotecaria del banco entre 2005 y 2008 para que certifique si hay indicios de administración desleal. La intención de este organismo es que la Fiscalía proceda a investigar estas prácticas desde el punto de vista penal, ya que, según De Guindos, son directamente responsables de los desahucios debido a la morosidad de algunas carteras, unido a la concesión de estos préstamos a personas que no tenían ingresos suficientes.
Mientras tanto, desde el BBVA se mantienen impermeables a los inputs de los procesos judiciales y de las pesquisas en curso y se ciñen religiosamente al calendario de integración de la entidad que hicieron público en julio de 2014. A la luz de los acontecimientos citados, algunos medios se han lanzado a especular sobre un posible parón de la operación, que también habría venido condicionado por la inestabilidad política de Cataluña, derivada del pulso soberanista que mantiene la Generalitat con el gobierno. Nada de eso.
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BBVA SE CIÑE A SU CALENDARIO… Y NO SUELTA PRENDA
Sus planes siguen intactos y, preguntados por Bolsamanía, declinan hacer ningún tipo de valoración o comentario sobre los procesos judiciales en marcha y los que podrían estar por venir. Tal y como informaron en la reciente junta de accionistas, el banco presidido por Francisco González irá cerrando los puntos del acuerdo a medida tengan las aprobaciones regulatorias pertinentes y ya ha creado un Comité de Seguimiento, formado por tres miembros de la entidad y tres miembros del FROB, que estará operativo hasta el cierre estimado de la operación, programado para el primer trimestre de 2015.
BBVA: nunca ha habido una encuesta sobre el mantenimiento de la marca Catalunya Banc
Después, y siempre según su calendario, procederán al proceso de integración de CX, que se prolongará hasta mediados de 2016. BBVA, que ha definido este plan de unificación como “largo”, mantiene un hermetismo absoluto sobre sus detalles. Tal vez por esto han surgido todo tipo de especulaciones, como una supuesta encuesta sobre el mantenimiento de la marca Catalunya Banc, cuya existencia niegan fuentes del banco, y como la misma incógnita sobre la permanencia de los colores y siglas de la entidad catalana sobre lo que “no hay decisión”, cuentan fuentes bancarias consultadas.
La entidad sí tiene director de estrategia en Cataluña: el que fuera director financiero de Catalunya Banc, Josep Maria Panicello, que era miembro del comité de dirección de la firma catalana. El pasado 14 de noviembre se dio a conocer su fichaje.
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CX, TRAS LOS PASOS DE UNNIM
Entre los empleados de BBVA, sobre todo entre aquellos que ya sufrieron un anterior proceso de integración, fruto de la compra de la catalana Unnim, los rumores circulan a la velocidad de la luz. No pueden evitar sentirse identificados con sus colegas de CX, que están viviendo un tránsito parecido al que ellos experimentaron. En marzo de 2012 el FROB comunicaba la compra de la entidad al precio simbólico de un euro y en julio del mismo año, se produjo el anuncio de la Comisión Nacional de Competencia.
Los empleados de la malograda fusión de Caixa Manlleu, Caixa Sabadell y Caixa Terrassa, recibieron la noticia en mayo de 2012 y en mayo de 2013 “todo era BBVA”, explican a Bolsamania. Estos mismos trabajadores observan el destino de sus nuevos compañeros y cuentan que “ya tienen fecha para que todo sea BBVA, aunque los informáticos lo ven complicado”. “Están contemplando mantener la marca, pero con Unnim también lo decían”, nos comenta un trabajador de BBVA, que asegura que también “tienen pensado qué harán con los trabajadores de Catalunya Banc”. A nuestra insinuación de si habrá recortes, contesta con un escueto “sí”.
A nosotros también nos decían que mantendrían la marca Unnim
La integración de Unnim se saldó con un ERE de 1.169 empleados, paralelo al cierre de 332 oficinas. Incluyó prejubilaciones, recolocaciones y bajas incentivadas que se han consumado progresivamente hasta mediados de 2014. Bruselas reclamó un severo ajuste en la red de oficinas y el personal que compensaran las ventajas competitivas de las que disfrutaría BBVA frente al resto del sector. La entidad contaba con 3.000 empleados en plantilla.
CX tiene 773 oficinas. El 94% se encuentran situadas en Cataluña. En este caso, la entidad ya sufrió un duro adelgazamiento durante su nacionalización en la que redujo la plantilla en 2.340 trabajadores, un 33%, y cerró 390 sucursales fuera de Cataluña.
¿SERÁ TODO ‘AZUL’?
En una de estas más de 700 oficinas una empleada trata de tranquilizar a los clientes que preguntan sobre el futuro de sus ahorros: “No pueden cambiar condiciones y si lo hacen, sólo puede ser a mejor”. Sobre la integración, se da un año de margen: “El proceso informático tardará por lo menos todo 2015”.
“Esperamos mantener la marca CX durante el año que viene”, afirma. 2016 ya es otra cosa pero si al final deciden que “todo debe ser azul” ella y sus colegas confían en no seguir el mismo camino que Unnim porque con la compra de aquella red ya consiguieron la presencia en Cataluña que buscaban, tanto a nivel de oficinas como de activos.
Esta gestora de CX, una madre de familia de una provincia de Barcelona, lo resume a la perfección, empleando un tono de confidente con su usuario preocupado: “Al final esto ha sido una pugna con el Santander para ver quién tenía mayor volumen, ahora ya lo han conseguido”. Una frase que esconde más un deseo que una realidad para esta mujer que aguanta el tipo mientras el cliente insiste en preguntarle si la oficina seguirá abierta después del año próximo.
En enero de 2015 sabremos más, mientras tanto, todo son conjeturas, especialmente por parte de quienes ven peligrar su puesto de trabajo.