Filtraciones de la grabación muestran como reitera su oferta al capitán para que vaya al servicio
La grabación del audio de la cabina de mando de los 30 minutos que duró el vuelo del Airbus A320, de la compañía Germanwings, que se estrelló en los Alpes franceses es, por ahora, el principal objeto de la investigación de las autoridades alemanas y galas. Se suceden las filtraciones a la prensa de esta grabación y los últimos datos que se conocen revelan un hecho estremecedor: el copiloto, Andreas Lubitz habría estrellado el avión de manera completamente deliberada, ya que pudo haber planeado el siniestro de antemano.
Publica The Telegraph esta contundente revelación que se desprende de la conversación entre Lubitz y el capitán de la nave, Patrick Sondheimer. El medio explica que el copiloto “planeó cuidadosamente su decisión de dejar el piloto aislado fuera de la cabina y estrellar la aeronave”. Explica el medio que filtraciones de este audio ponen de manifiesto que Lubitz insistió instó varias veces a Sondheimer a que abandonara la cabina, para dejarlo solo a los mandos del avión.
Además, la Fiscalía de Alemania ha comunicado este lunes que Lubitz, de 28 años, asistió a terapias de psicoanálisis por haber sufrido tendencias suicidas en el pasado, según ha informado la cadena estadounidense ABC.
El copiloto planeó cuidadosamente su decisión de dejar el piloto aislado fuera de la cabina y estrellar la aeronave
La transcripción empieza con el capitán Sondheimer dirigiéndose a los pasajeros para anunciar la rutina de vuelo y disculpándose por el retraso en el despegue. En los 20 minutos que siguen, el capitán se queja de que no ha tenido tiempo de ir al lavabo en Barcelona, hecho que aprovecha Lubitz para hacer su primer intento de persuadir a Sondheimer para que le deje el control de la nave.
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Minutos después, cuando el vuelo alcanza los 30.000 metros de altitud, el comandante empieza a planear el aterrizaje y las respuestas de Lubit se tornan lacónicas e inquietantes, ya que contesta con expresiones como “eso espero” o “ya veremos”. Una vez completo el plan para el aterrizaje del avión, Lubitz vuelve a insistir a Sondheimer para que vaya al servicio. “Ya puedes ir”, le dice. Pasan dos minutos hasta que el capitán del vuelo GWI9525 acepta la oferta. Se escucha la puerta de la cabina cerrarse y ya no se vuelve a abrir. Poco después, el avión empieza a precipitarse.
LOS INTENTOS DEL COMANDANTE DE LA NAVE POR ABRIR LA PUERTA
Después de que los controladores aéreos intentaran ponerse en contacto con la aeronave, sin éxito, el capitán comienza a golpear la puerta, una vez que el avión ha comenzado a descender. Es entonces cuando se producen las últimas palabras del capitán: "Por el amor de Dios, abre la puerta". Tras esto, sólo se escucha un fuerte ruido metálico, que se supone es del impacto del hacha de emergencia que se lleva a bordo.
Abre la maldita puerta: las últimas palabras del piloto
"Abre la maldita puerta". Estas fueron las últimas palabras que gritó el piloto del vuelo de Germanwings siniestrado antes de que el avión se estrellara el pasado martes. Palabras que reflejan la angustia por no poder acceder a la cabina de mandos.
"Por el amor de Dios, abre la puerta. ¡Abre la maldita puerta!", gritó el capitán Patrick Sondheimer durante los últimos instantes del vuelo, según revelan las grabaciones a las que la Fiscalía francesa ha tenido acceso y que contienen los once minutos desde que el capitán salió de la cabina hasta que el avión se estrella.
LUBITZ PADECÍA ANSIEDAD Y DESPRENDIMIENTO DE RETINA
Al parecer, según el tabloide alemán Bild, Lubitz podía tener problemas graves de visión que amenazaran su carrera como piloto, el sueño de toda su vida. Explica el rotativo que estaba siendo tratado por un posible desprendimiento de retina. Además, el medio sensacionalista apunta que la ex pareja del copiloto de Germanwings podría estar embarazada.
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Por otra parte, podría estar bajo fuerte medicación, ya que según han explicado varios medios internacionales, como Le Parisien, el copiloto había sido diagnosticado por un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) y sufría trastornos del sueño. los médicos le habían recetado Olanzapina y Agomelatina, dos fuertes medicamentos antipsicóticos y antidepresivos con un notable efecto sedante.
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Este medicamento se suele recetar sólo en casos graves de trastornos de ansiedad ya que entre sus efectos secundarios se encuentra el de producir una fuerte sedación en los pacientes tratados con este compuesto, así como discinesia, es decir, movimientos involuntarios en todo el organismo, habituales en las enfermedades nerviosas.
Por otro lado, para el trastorno del sueño, los especialistas estimaron que lo más recomendable era recetarle Agomelatina. Este medicamento es un antidepresivo que también puede provocar efectos sedantes así como somnolencia.
Los siguientes pasos de la investigación se centrarán en determinar si Lubitz manipuló los controles de vuelo para el descenso de la aeronave. La segunda caja negra podría ofrecer datos relevantes en este sentido.
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