El Kremlin exige el pago en su divisa para proteger su cotización de las sanciones occidentales
Rusia ha cumplido con sus amenazas y este miércoles ha cortado el suministro de gas a Polonia y Bulgaria después de la negativa de estos dos países a pagar la energía en rublos, como ahora exige el Kremlin para proteger la cotización de su divisa ante las sanciones occidentales.
Según informaba la agencia ‘Reuters’ este martes, el ministerio de energía búlgaro confirmó estas informaciones y dijo que el país dejaría de recibir suministro este miércoles. Asimismo, la gasista estatal polaca PGNiG informó de que Gazprom Export detendrá el flujo de gas a partir del 27 de abril después de que la compañía polaca considerase que las exigencias de Moscú no son vinculantes.
Este miércoles la gasista rusa ha confirmado que ha suspendido "por completo" el suministro a estos dos países. "Gazprom ha suspendido por completo el suministro de gas a Bulgargaz (Bulgaria) y PGNiG (Polonia) por impago en rublos", ha indicado la empresa controlada por el Estado ruso en un comunicado difundido en su cuenta de Telegram.
De acuerdo con informaciones de 'BBC', PGNiG depende de Gazprom para la mayoría de sus importaciones de gas y compró el 53% de sus importaciones a la empresa rusa en el primer trimestre de este año.
Por su parte, la ministra de Clima polaca, Anna Moskwa, afirmó que no era necesario extraer gas de las reservas nacionales y que no se cortaría el suministro a los clientes. Por su parte, PGNiG ha señalado que sus almacenes subterráneos de gas están al 80% de su capacidad y que, al acercarse el verano, la demanda será menor.
El Gobierno búlgaro tamabién aseguró que no hay motivo para que la población se preocupe por la interrupción del suministro de gas ruso, del que Bulgaria es extremadamente dependiente. "Tal escenario se discutió en febrero y estamos listos para reaccionar. Hay acuerdos para entregas alternativas, todo está asegurado", declaró una portavoz gubernamental a la emisora NOVA.
Cabe señalar que Gazprom representa alrededor del 40% del suministro de gas para los países europeos, que en su mayoría se han negado a plegarse a las exigencias de Moscú.