El crudo vive su racha alcista más larga desde 2019
Si el bitcoin es el claro protagonista de estos últimos días en los mercados, el petróleo, salvando las distancias, no se queda atrás. El crudo está viviendo su racha de subidas más larga desde 2019, anotándose de momento siete jornadas consecutivas de ganancias, con una revalorización del 10%.
Más allá de los motivos de este buen comportamiento, lo que preocupa a Michael Hewson, director de análisis de CMC Markets en Londres, son las consecuencias que se derivan del rally. En su opinión, esta escalada en el crudo pone en riesgo la recuperación económica incipiente, y este no es un temor pequeño precisamente.
"Estos precios más altos del petróleo podrían actuar como un freno a la demanda de los consumidores"
"Uno no puede evitar que, a pesar de todo este optimismo, el verdadero 'elefante en la habitación' es lo que sucederá si los precios del petróleo siguen subiendo a su ritmo actual", afirma. "Estos precios más altos podrían actuar como un freno a la demanda de los consumidores, provocando la destrucción de la misma, y apagando cualquier recuperación (económica) incipiente", alerta.
Michael Hewson explica que la economía mundial, a pesar de este movimiento hacia un futuro más 'verde', sigue impulsada en gran medida por los combustibles fósiles, "lo que significa que en algún momento este aumento de los precios podría comenzar a causar la destrucción de la demanda si se deja sin control", reitera. En este sentido, recuerda que el sector de los viajes es uno de los que se rige por la demanda y es extremadamente sensible al aumento de los costes del combustible. "El incremento de los precios del petróleo no es una buena noticia (para el sector), incluso sin el hecho de que 2021 probablemente sea otro año de pérdidas, con la mayoría de los viajeros afrontando restricciones a la hora de poder moverse", añade.
Asimismo, este experto considera que otro de los riesgos de estos precios más altos del crudo es que la cohesión entre los miembros de la OPEP+ podría empezar a quebrarse. "Algunos países podrían romper filas para aumentar la producción con el fin de aprovechar el movimiento al alza", reconoce.
Los analistas explican que el petróleo está subiendo a este ritmo por la combinación de las esperanzas de que se apruebe en breve el paquete de estímulos de 1,9 billones de dólares en Estados Unidos y la "leve" preocupación por la oferta. "Si el Gobierno liderado por Biden acelera el programa de gasto, esto debería desencadenar una mayor demanda de energía en los próximos meses", apuntan.
Los inventarios de petróleo estadounidenses cayeron a un mínimo de once meses la semana pasada, lo que podría interpretarse como un aumento de la demanda. La OPEP+, por su parte, ha mantenido sin cambios sus planes de contención de la producción.
El barril Brent está ya por encima de los 61 dólares, mientras que el West Texas roza este nivel. La "sólida demanda" que se observa en los países emergentes, la 'siesta' de los productores de crudo esquisto y el acuerdo de suministro vigente de los grandes productores, son elementos que impulsan la producción, señalan al respecto desde Julius Baer.
El consumo de petróleo en China volvió a niveles anteriores a la crisis hace ya algunos meses, y la mayoría de mercados emergentes, tanto Asia como Sudamérica, han seguido su ejemplo más recientemente. Europa y Norteamérica van a la zaga debido a la escasa actividad, tanto relacionada con el automóvil como con los viajes aéreos. Sin embargo, Julius Baer cree que la actividad se reactivará también aquí y que "es poco probable" que la oferta de crudo "se ponga al día a tiempo, lo que dejará al mercado del petróleo en tensión durante unos meses".
Ante estos vientos de cola que se observan actualmente, que son más fuertes de lo que inicialmente esperaba, el banco suizo ha elevado el objetivo de precio del petróleo a corto plazo a 65 dólares. Para mediados de año, cree además que podría superar los 70 dólares. "Sin embargo, a largo plazo, somos escépticos en cuanto a la persistencia de estos precios, dado que la dinámica de la demanda es en gran medida cíclica y dado que se reactivará el negocio del esquisto, sin olvidar la presión por el debilitamiento de la cohesión de los grandes países petroleros", concluye.