El metal precioso se acerca ahora a la zona de los 2.660 dólares por onza
El oro sigue imbatible y ha marcado nuevos máximos de todos los tiempos a medida que se acrecientan las tensiones en Oriente Medio, lo que hace que aumente su atractivo como activo refugio. También, los débiles datos estadounidenses reforzaron los argumentos a favor de recortes más profundos de los tipos de interés.
El oro al contado subió este martes un 1,1%, hasta 2.656,38 dólares por onza, después de haber alcanzado previamente un récord de 2.654,96 dólares, tras publicarse un informe que mostró que la confianza del consumidor estadounidense cayó en septiembre al ritmo más fuerte en tres años.
Los futuros de oro en EEUU ganan un 0,3% ahora, hasta 2.685 dólares. En lo que llevamos de 2024, el oro sube alrededor de un 28%. Pero los repuntes han cobrado impulso tras el recorte de medio punto de la Fed la semana pasada.
El reciente aumento de los precios del oro "se produjo tras unas condiciones de mercado favorables, incluidas las declaraciones moderadas de varios miembros de la Reserva Federal y el primer recorte de tipos de la semana pasada", explica Bas Kooijman, director ejecutivo y gestor de activos de DHF Capital SA.
Cree que "las expectativas de nuevos recortes de los tipos de interés en los próximos meses podrían generar un entorno favorable para que el metal precioso extienda su tendencia alcista a largo plazo".
"El precio del oro podría subir hacia los 2.700 dólares si los datos básicos del PCE son mejores de lo esperado", señala Kathleen Brooks, directora de investigación de XTB.
Otro asunto clave es el consiguiente debilitamiento del dólar: "Es un factor principal del aumento de la demanda de oro, que, a pesar de no ofrecer un rendimiento directo, sigue siendo atractivo para los inversores que buscan salvaguardar su riqueza en un entorno en el que los rendimientos de otros activos están disminuyendo", afirma Rania Gule, analista de mercado sénior en XS.com.
En J.Safra Sarasin Sustainable AM creen que, de cara al futuro, "el ritmo al que se suavice la actividad económica en EEUU será clave" para las futuras bajadas de tipos y, por ende, para el comportamiento del oro. A largo plazo, desde la gestora mantienen una "postura constructiva" sobre el metal precioso, "dadas nuestras expectativas de un dólar más débil en 2025 y el riesgo de un mayor debilitamiento del mercado laboral estadounidense, que apuntaría hacia unos rendimientos más bajos".