La Fed, la geopolítica o los semiconductores serán esenciales en su evolución
A medida que se acerca un nuevo año, llega el momento de que los inversores vayan posicionando sus carteras de cara a los próximos doce meses. Todo parece indicar que 2024 estará marcado por las bajadas de tipos por parte de los bancos centrales y por una continuidad de la inestabilidad geopolítica. Ante este escenario, ¿qué se puede esperar del oro y la plata?
"Estamos revisando al alza nuestras previsiones sobre el oro, de acuerdo con una mayor confianza en que a mediados de año comience un ciclo de flexibilización de la Reserva Federal y se reanude la fortaleza de la acumulación de los bancos centrales. Esperamos que el oro finalice el próximo año en un promedio trimestral de 2.150 dólares la onza, con potencial para comercializarse por encima de 2.200 dólares", explican desde Deutsche Bank.
En este sentido, consideran que la cotización que pueda alcanzar el oro el año que viene vendrá determinada por la profundidad del ciclo de flexibilización de la Reserva Federal (Fed) y por el resultado del debate entre 'aterrizaje suave' o 'aterrizaje forzoso'.
"Un ciclo de flexibilización cauteloso de la Reserva Federal que sea menor o igual a los precios del mercado, y que EEUU evite la recesión, sugeriría un aumento limitado de la curva del Tesoro y una perspectiva neutral para el oro cercana a los 2.000 dólares la onza", subrayan.
Sin embargo, las previsiones de Deutsche Bank apuntan a una recesión leve en EEUU y a un ciclo de flexibilización de la Fed más profundo de lo esperado por el consenso. De ahí que apuesten porque el metal precioso termine el 2024 en un promedio trimestral de 2.150 dólares la onza.
"Esto equivaldría a un aumento interanual en el precio promedio anual del oro del 9%, por encima del promedio de largo plazo del 5%-6%, pero por debajo del crecimiento anualizado del 18% en los últimos dos ciclos de flexibilización", matizan desde la entidad alemana.
La Reserva Federal no es la única que puede hacer que el oro brille aún más en 2024. Si bien la desinflación y los recortes de tipos son una condición necesaria para que el precio del metal precioso suba, la geopolítica también tiene mucho que decir.
"El riesgo continuo de que surja un conflicto regional más amplio en Oriente Medio, junto con elecciones geoestratégicamente significativas en Taiwán y Estados Unidos, indican potencial para la demanda de oro", comentan en Deutsche Bank.
Asimismo, destacan que las compras de oro por parte de los bancos centrales siguen siendo fuertes, y que este renovado ritmo de adquisiciones en el tercer trimestre se superpone con los continuos riesgos en el frente geopolítico.
"En otras palabras, la importancia de la geopolítica reside en el apoyo a la demanda de oro por parte de los bancos centrales de los mercados emergentes. El ritmo de compra de bonos de los mercados emergentes, y en particular de las compras no comunicadas a través del FMI, sigue siendo elevado desde la guerra entre Ucrania y Rusia, las sanciones de Estados Unidos a los activos del Banco Central de Rusia y el incentivo implícito para utilizar el oro como medida defensiva", dicen desde el banco germano.
A todo ello hay que sumarle que las importaciones de oro de China todavía pueden aumentar, lo que también sería positivo para el metal precioso.
"La demanda latente de oro como vehículo para la preservación del capital sigue siendo mayor de lo habitual en China. Esto tendría sentido a la luz de la continua debilidad del mercado inmobiliario, que históricamente ha servido como principal depósito de riqueza de los hogares", añaden los analistas.
"Ahora que la presión devaluatoria sobre el yuan ha disminuido desde principios de noviembre, bien podría marcar el primer mes en que se permita que las importaciones de oro de China respondan a la demanda latente de los inversores", aseveran en la firma.
Los estrategas de Deutsche Bank también se muestran optimistas con la plata en 2024 y la sitúan en 26 dólares la onza en el cuarto trimestre del próximo año y en 27 dólares en 2025.
La plata se seguirá viendo beneficiada por el aumento de la energía fotovoltaica, así como de la demanda para productos electrónicos, que aumentará a medida que mejoren las cadenas de suministro de semiconductores y se recuperen las ventas.
"Como resultado, esperamos que la falta de oferta de plata continúe en una magnitud significativa, alrededor del -13% al -14% del mercado en 2024 y 2025. Esto significaría que el inventario de plata identificable caerá de 16 a 12 meses para 2025, más cerca del rango de ratios de inventario observados en platino y paladio", vaticinan en la entidad alemana.
Por ello, insisten en que la plata puede ofrecer una oportunidad más atractiva, "en virtud de fundamentos constructivos a medio plazo, en la medida en que los déficits reducirían el inventario identificable en los próximos dos años".
Desde el punto de vista macroeconómico, "el escenario de riesgo es que la plata sería vulnerable a mayores caídas en caso de un aterrizaje más duro de lo que pronosticaron nuestros economistas estadounidenses", advierten.
En resumen, "creemos que las perspectivas para los metales preciosos en su conjunto han mejorado a medida que se ha establecido un camino más claro hacia la flexibilización de la Fed", concluyen en Deutsche Bank.