Berenberg señala que la situación solo será alarmante si se prolonga en el tiempo
La crisis energética de Europa parece complicarse según avanzan los días. El pasado viernes, Gazprom anunció una nueva parada técnica en el gasoducto Nord Stream 1, programada para el próximo 31 de agosto. La interrupción en el flujo de gas durará, en principio, tres días, pero vuelve a haber cierta preocupación por el suministro y la incertidumbre sobre un corte definitivo por parte de Rusia vuelve a crecer un mes después de que el mayor gasoducto de Europa parase por primera vez este verano. Con todo, los expertos de Berenberg creen que esta interrupción no aumenta por sí sola los riesgos, ya que Nord Stream 1 opera actualmente al 20% de su capacidad, pero sí pone de manifiesto otros graves problemas y avisa que lo más difícil está por llegar si Rusia decide cortar el gas. “Europa solo podrá hacer frente a un invierno frío si Nord Stream 1 sigue funcionando a este nivel”, afirman.
El principal problema está relacionado con la capacidad de Moscú para influir en los precios del gas. El pasado 16 de agosto, los futuros del gas natural en el mercado holandés llegaron a superar los 230 euros por megavatio hora; el 7 de marzo, en las primeras semanas del conflicto, el precio había alcanzado su máximo cerca de los 225 euros. Asimismo, el 21 de julio, día que volvió a funcionar Nord Stream 1 tras su primera parada técnica, los futuros del gas cerraron por debajo de los 155 euros; el 25 de julio, día que Rusia anunció que reduciría el suministro al 20%, el gas cerró en torno a los 175 dólares y dos días después, por encima de los 190 euros.
En esta ocasión, tras conocerse las labores de mantenimiento anunciadas por Gazprom, el viernes 19 de agosto el gas alcanzó los 245 euros, mientras que este lunes, los futuros han superado cómodamente el nivel de los 270 euros, llegando a alcanzar picos de 290 euros por megavatio hora. Gazprom ha asegurado que restituirá el suministro a través de Nord Stream 1 una vez finalice la parada técnica a su nivel habitual, esto es, al 20% de su capacidad.
"Sea cierto o no, el resultado impulsa un mercado europeo del gas que se aprieta aún más, y que queda supeditado a los recortes de la demanda para encontrarse en equilibrio", explica Biraj Borkhataria, analista de RBC Capital Markets en declaraciones recogidas por ‘Bloomberg’. "El mercado puede hacer caso omiso de los comentarios de Gazprom y empezar a considerar que el gasoducto puede no volver a funcionar o, como mínimo, puede retrasarse por cualquier motivo", añade este experto.
El pasado 17 de agosto, el megavatio hora en el mercado alemán alcanzó los 557 euros, un récord histórico; un año atrás, los alemanes pagaban por la energía unos 50 euros. Este lunes, el megavatio hora germano ha alcanzado los 700 euros y el pesimismo se ha instalado de forma definitiva en el motor económico de la Unión.
“Tenemos un invierno crítico por delante. Esperamos que Putin siga reduciendo el flujo del gas”, ha señalado el vicecanciller alemán y ministro de Economía, Robert Habeck, quien ha rechazado extender la vida útil de las tres centrales nucleares del país ya que sería “una decisión errónea” que solo ayudaría a ahorrar un 2% del gas. El objetivo germano es reducir una quinta parte de su consumo de gas para evitar pasar un invierno sin racionamiento ni cierres… pero no será sencillo.
La situación, recalcan los expertos de Berenberg, es muy compleja y estos elevados precios que estamos viendo empeorarían todavía más la recesión en la que está cayendo Europa. Asimismo, aseguran, otro de los principales problemas que ve la firma alemana es la capacidad de Rusia para controlar a su antojo el suministro, ya que no hay ninguna garantía real de que Nord Stream 1 vuelve a abrirse o a cerrarse de nuevo en el futuro y tampoco hay ninguna seguridad de que Rusia cierre por completo otros gasoductos, como ha hecho anteriormente con el gasoducto Yamal.
Por el momento, la Unión Europea y Alemania siguen preparándose para la temporada de frío almacenando gas hasta el objetivo del 80% marcado por Bruselas. En los siete días comprendidos entre el 13 y el 20 de agosto, indica la compañía germana, los niveles de almacenamiento aumentaron del 74,4% al 76,9% en el conjunto de la UE, y del 76,1% al 79,5% en Alemania según datos del Aggregated Gas Storage Inventory (AGSI+) de Gas Infrastructure Europe (GIE). Otros países altamente dependientes del gas ruso como Italia cuentan con unas reservas del 79,5%, mientras que Francia se acerca al 90% y España se sitúa en el 82,4%.
“De acuerdo con las tendencias actuales, la UE parece dispuesta a superar su objetivo de almacenamiento del 80% a principios de septiembre. Alemania, aún más expuesta, podría acercarse a su objetivo del 95% a principios de octubre”, explican. Asimismo, Berenberg que una interrupción del suministro a corto plazo en Nord Stream 1 no supondría una importante diferencia, ya que el gasoducto apenas supone el 11% de las importaciones germanas, según el regulador energético teutón Bundesnetzagentur.
“Si Rusia hubiera interrumpido las entregas a través del Nord Stream 1 el 13 de agosto, los niveles de almacenamiento habrían aumentado un 76,7% el 20 de agosto (en lugar del 76,9% real) para el conjunto de la UE y un 78,5% en lugar del 79,5% para Alemania”, explican desde la firma alemana. Sin embargo, la situación cambia drásticamente si el corte es prolongado ya que los volúmenes de gas que dejarían de entrar a través de Nord Stream 1 se irían acumulando y Alemania no contempla dar marcha atrás con Nord Stream 2, lo que tampoco sería una solución convincente por los motivos anteriormente expuestos.
De hecho, estos expertos apuntan que un nuevo corte inmediato de los flujos procedentes de Rusia aumentaría el riesgo de que Alemania se enfrente a una escasez de gas y tenga que cerrar partes de la industria durante la próxima temporada de frío. “Actualmente atribuimos una probabilidad del 25% a este riesgo”, afirman.
Según cálculos de Berenberg, en los que suponen un invierno normal, un ahorro de gas entre el 5% y el 10% hasta el final del invierno y unas importaciones de gas no ruso cercanas al actual, solo se podría mantener el margen de seguridad necesario (almacenamiento de un 20%) si Nord Stream 1 sigue funcionando a la capacidad actual. “Sin Nord Stream 1, la situación para hacer frente a olas de frío inusuales sería difícil. Sin gas ruso, la situación sería extremadamente complicada”, sentencian desde la firma alemana.
La reciente escalada de precios anteriormente mencionada pone de manifiesto que, de haber escasez de gas ruso, el escenario será mucho más complejo de lo esperado. Según Julius Baer, los precios del gas natural en el Viejo Continente continuará su “patrón de subidas a partir de una base alta, pero decreciente”, mientras que los expertos de Oxford Economics señalan que los futuros están “muy por encima” de sus previsiones para los próximos trimestres y avisan que de no bajar, las consecuencias serán negativas para el gasto y el crecimiento de los hogares europeos.
De hecho, estos expertos advierten que, con los precios actuales del gas, "la inflación seguiría siendo alta en 2023". "Esto retrasaría la desinflación hasta 2024 e implicaría un PIB mucho más débil de lo que estimamos, ya que las empresas sufrirán durante más tiempo la inflación impulsada por los costes y los ingresos reales de los hogares serán significativamente más débiles", sentencian.
Por su parte, el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, ha avisado este lunes que la situación es muy complicada en toda Europa, con algunos sectores “enfrentándose a graves dificultades” por los altos precios de la energía, y ha augurado que, con o sin gas ruso, “los cinco o diez próximos inviernos serán difíciles” en el Viejo Continente.