Se debate entre establecer un precio fijo o descuentos para el crudo
Rusia está valorando la posibilidad de establecer un "precio mínimo" para las ventas internacionales de su petróleo en respuesta al tope de 60 dólares que el G7 y la UE fijaron la semana pasada, según publica 'Bloomberg'.
Moscú se debate entre imponer un precio fijo o estipular unos descuentos máximos a los puntos de referencia internacionales en los que se pueden vender sus barriles de petróleo, han adelantado las fuentes familiarizadas con el asunto.
Todavía no está decidido cuál podría ser el nivel preciso, un punto importante porque las compañías que quieran acceder a los seguros del sector y a otros servicios clave de los países del G7 y sus aliados solo podrán hacerlo si pagan un máximo de 60 dólares por barril. Los petroleros griegos también estarían fuera de los límites para las compras de carga por encima del límite.
En medio de esta situación se encuentra el suministro mundial de crudo y una fuente clave de ingresos para Moscú. El G7 espera que, fijando un tope, los barriles rusos sigan fluyendo, pero a un precio que prive al Kremlin de financiación para la guerra en Ucrania.
Rusia pretende ofrecer un mecanismo de fijación de precios transparente a los compradores de su petróleo, adhiriéndose a un enfoque basado en el mercado para contrarrestar el límite de precios. Según una de las fuentes, el Kremlin no quiere enemistarse con los Estados neutrales que compran su crudo presionándolos con medidas ajenas al mercado.
Una de las ideas que baraja Rusia es fijar un descuento máximo del petróleo ruso respecto a las referencias mundiales, que los productores de crudo del país no podrán sobrepasar cuando ofrezcan sus barriles a los clientes. Este descuento se revisaría periódicamente en función de la situación en el mercado energético mundial.
El vice primer ministro, Alexander Novak, ha señalado este martes que cualquier herramienta "anticapitalista" que utilice Rusia se adoptará a finales de año, lo que sugiere que no hay prisa por responder.
Con todo, el Kremlin está preparando un decreto presidencial que prohibirá a las compañías rusas y a los comerciantes que compren petróleo del país venderlo a cualquiera que participe en el tope de precios. Rusia dejará de suministrar crudo a cualquier cliente que se adhiera al plan del G7.