Los rendimientos reales negativos del bono espolearán el apetito por el metal precioso
La brutal oleada de aversión al riesgo que ha sacudido los mercados financieros este agosto, a causa de la escalada de la guerra comercial entre China y EEUU, ha disparado el apetito por los activos refugio, entre los que el oro brilla con fuerza. El metal precioso cotiza en niveles no vistos desde abril de 2013, después de un auge de cerca del 20%, desde sus mínimos anuales alcanzados a finales de mayo. Solo este mes ha subido más de un 5%, a pesar de que el ‘toma y daca’ arancelario no es la única gasolina en el motor de su rally.
El recorte de tipos de la Reserva Federal de EEUU (Fed) de julio, la oleada de ventas en las bolsas y el incremento en las compras de los bancos centrales también han ayudado al mercado alcista del oro, que tiene visos de prolongarse. Los inversores quieren oro, algo que se refleja también en la subida del 8% en la demanda del metal en el segundo trimestre del año, que fue de 1.123 toneladas. Los bancos centrales han acaparado 224,4 toneladas de abril a junio, elevando la compra total de estas instituciones a 374,1 toneladas en los primeros seis meses del año.
Además de estos factores, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado una décima su previsión de crecimiento para 2019, hasta el 3,2% desde el 3,3% que pronosticaba en abril. Y esto muestra, para los analistas, que los mercados acabarán dando por sentado que la economía mundial entrará en hibernación, lo que aún incrementará más el atractivo de este activo ante el temor de que un rápido enfriamiento de la economía mundial dé paso a una nueva recesión.
Adicionalmente, no escapa a nadie que los inversores se decantan por los considerados 'safe havens' cuando crecen las tensiones geopolíticas. Y esta vez no ha sido una excepción. Desde que la semana pasada el presidente de los EEUU, Donald Trump, anunció aranceles adicionales del 10% sobre productos chinos por valor de 300.000 millones de dólares, la caída de las bolsas ha apoyado el precio de los metales preciosos. En paralelo al auge del metal precioso, los principales índices mundiales se dejan entre el 4% del Dow Jones o el Nasdaq y el 7% del Hang Seng.
El mercado apuesta porque sigan las tensiones entre Washington y Pekín, después de que el Banco Popular de China haya abandonado su política de sostener al yuan por debajo de los 7 yuanes por dólar. El supervisor monetario ha vuelto a debilitar el anclaje medio de la divisa, alrededor del cual sólo puede fluctuar un 2%, lo que incrementa el peligro de una nueva respuesta de EEUU. La Casa Blanca tomó la decisión de designar al gigante asiático como “manipulador de divisas” de forma oficial, lo que le permite imponer sanciones al país y pedir apoyo del FMI.
“Estas empeoran la situación y tienen el potencial de provocar otra respuesta arancelaria”, indica Craig Erlamm analista de Oanda por lo que “se disparará de nuevo el pánico entre los inversores, añadiendo más razones para que los inversores se apilen en el oro y prosiga el mercado alcista del oro", agrega Naeem Aslam, analista de Think Markets.
LOS TIPOS DE INTERÉS NEGATIVOS, ALCISTAS PARA EL ORO
Otros expertos como Neil Wilson, analista de Markets.com, ponen el acento en el rendimiento de los bonos. "El oro alcanzará los 1.600 dólares la onza si los rendimiento reales del Tesoro de EEUU siguen cayendo y alcanzan niveles de 2015 y 2016", señala, ya que el retorno a los números negativos "será increíblemente alcista para el metal amarillo".
El experto cree que actualmente estamos en el camino de volver a los porcentajes de hace tres y cuatro años. Los rendimientos a 10 años de EEUU han caído al 1,64% a medida que los inversores retiran sus apuestas por el crecimiento, mientras que las tasas a corto plazo también han caído desde donde estaban en junio. "Las expectativas del mercado han cambiado nuevamente a raíz de la escalada en la disputa comercial entre Estados Unidos y China", redondea.
“Ya no es absurdo pensar que el rendimiento nominal de los bonos del Tesoro de EEUU pueda ser negativo”, opinan por su parte los expertos de Pimco. Lo que durante mucho tiempo se consideró una aberración a corto plazo (que los acreedores paguen a los deudores por tomar su dinero) ya se ha convertido en la nueva normalidad en los mercados desarrollados fuera de EEUU. “Si la guerra comercial sigue escalando, podemos llegar más rápido de lo que pensamos a la rentabilidad negativa”, remachan.