Los expertos no anticipan una confrontación directa, pero sí represalias
¿Cuáles son las consecuencias geopolíticas y geoeconómico del ataque a las principales instalaciones petrolíferas de Arabia Saudí? El escenario central de los expertos de Berenberg es que la lucha de poder que libran el régimen saudí e Irán por el control de Yemen "no escalará en una confrontación directa entre ambos países ni en un conflicto armado prolongado entre Irán y Estados Unidos".
En su opinión, lo más probable es que se produzcan "actos individuales de sabotaje o de represalia que no interrumpan dramáticamente las exportaciones de petróleo saudíes por mucho tiempo". No obstante, estos analistas seguirán vigilando de cerca este "riesgo geopolítico" para comprobar cuál es su evolución.
En este sentido, la inteligencia estadounidense ha confirmado a su aliado saudí que Irán ha sido el escenario base de los ataques, pese a que los rebeldes hutíes de Yemen se han atribuido directamente la autoría.
Anthony Cordesman, experto del Centro para los Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés), comenta que "el desafío más serio es cómo detener futuros ataques de este tipo". En su opinión, puede que Irán no haya ejecutado técnicamente los ataques, "pero es extremadamente dudoso que los hutíes los hayan ejecutado sin la asistencia iraní".
Para Cordesman, puede ser imposible determinar la autoría precisa de este ataque, pero en cualquier caso Irán puede utilizar esta estrategia de ataque indirecto como "un plan de bajo coste para provocar daños graves" a sus enemigos, en este caso Arabia Saudí y su gran aliado, EEUU.
En este escenario, Washington y Riad "tienen la capacidad de tomar represalias contra Irán y los hutíes", pero atacar directamente al régimen persa sin tener pruebas directas de su autoría "no tendría el apoyo de Naciones Unidas". Por ello, Cordesman considera que Irán "es el principal desafío", ya que cualquier escalada del conflicto que se tradujera en ataques directos puede provocar un impacto muy importante "en las exportaciones e importaciones de petróleo" en el Golfo Pérsico.
Remi Olu-Pitan, gestora de Schroders, afirma que el ataque "pone de relieve la fragilidad de la infraestructura de producción de petróleo de Arabia Saudí". Por ello, el mayor riesgo es que surjan nuevas tensiones geopolíticas en la región del Golfo Pérsico que "puedan tener un impacto mucho más generalizado en el suministro de petróleo en el futuro".
INFLACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA
En materia de política monetaria, un repunte sostenido del petróleo presionaría al alza la inflación. "En este escenario, los bancos centrales se verían obligados a cambiar su enfoque de estimular el crecimiento económico a controlar la inflación, lo que a su vez sería doloroso para los mercados de renta variable", comenta esta experta.
Los analistas de Berenberg señalan que los repuntes imprevistos y verticales del precio del petróleo "actúan como un impuesto sobre los consumidores de petróleo". Y esto puede ser un lastre adicional para el crecimiento global "en un momento en que la confianza ya es frágil".
Según sus cálculos, una subida de 10 dólares en el precio del barril de crudo provoca un repunte del IPC de la zona euro del 0,3% en dos meses, lo que a su vez "reduce el crecimiento de los ingresos reales disponibles en la misma magnitud". Estos afectos pueden ser especialmente perjudiciales "para los países que ya están al borde de la recesión", ya que marcaría "la diferencia entre el estancamiento o una leve contracción del PIB", sobre todo en Alemania e Italia.
Por su parte, Nitesh Shah, director de análisis en WisdomTree, comenta que el impacto para la producción de crudo es elevado, pero añade que "las ramificaciones políticas son mayores". Según este analista, "la prima geopolítica en el petróleo subirá a medida que el riesgo de intervención militar en la región aumenta día a día".
Por último, Ranko Berich, jefe de análisis en Monex Europe, recuerda que los shocks del petróleo a menudo anticipan crisis económicas globales. Y añade que los ataques "tendrán dos consecuencias para los mercados financieros y la economía global: el shock inmediato del precio del petróleo, que ya se ha producido; y el coste a largo plazo del aumento de las tensiones entre EEUU e Irán o incluso un posible estallido de conflicto en el Golfo Pérsico".