Todos los implicados terminaron perdiendo su puesto de trabajo
Justine Sacco se convirtió el pasado mes de febrero en tendencia de Twitter a nivel mundial. Y lo hizo de la mano de un error que terminó por costarle el trabajo. Esta estadounidense de 30 años publicó un tuit poco antes de subir a un avión con rumbo a Sudáfrica en el que publicó un mensaje que se interpretó como un comentario racista y ofensivo.
“Viajando a África. Espero no contagiarme de SIDA. Es broma. ¡Soy blanca!”, este es el tuit con el que Sacco inició toda la polémica. De hecho, fueron muchas las organizaciones internacionales y personas conocidas las que mostraron su rechazo a este tuit.
Pero Sacco no es la única persona que se ha metido en problemas por no pensar bien lo que publicaba en Twitter. Un artículo de la BBC recopila otras dos historias en las que las personas involucradas perdieron su trabajo y se convirtieron en el objetivo de acoso y amenazas desde la red social.
AMENAZAS DE VIOLACIÓN Y DE MUERTE
La primera de estas historias es la de Adria Richards. En 2013, acudió a una conferencia para programadores en Santa Clara, California. Su calvario empezó cuando, durante el acto, escuchó a Hank, otro de los asistentes, compartir con un compañero un comentario de índole sexual.
Al parecer, la broma que hizo Hank era de muy mal gusto, por lo que Richards decidió sacarle una foto y compartirla en Twitter junto con el comentario desagradable que había escuchado. Esta reacción tuvo consecuencias catastróficas para los dos, que perdieron sus respectivos trabajos.
Pero Richards se llevó la peor parte. Empezó a recibir en Twitter graves amenazas de muerte y violación. De hecho, hubo quien llegó a compartir la dirección de su casa y una imagen en la que aparecía decapitada y con la boca cerrada con cinta adhesiva. La cadena británica ha señalado que, a día de hoy, Richards sigue sin encontrar trabajo.
TUMBA AL SOLDADO DESCONOCIDO
Lindsey Stone es la protagonista de la segunda gran metedura de pata de la que ha hablado BBC. También estadounidense, viajó al cementerio nacional de Arlington, en Virginia, junto a una amiga. En este camposanto hay una tumba al soldado desconocido, una sepultura que normalmente se destina a rendir homenaje a los soldados que han perdido la vida en diferentes guerras.
Junto al monumento, hay un cartel que pide a los visitantes que guarden silencio y respeto. Lindsey decidió saltarse esta norma y compartió una fotografía en la que aparecía haciendo gestos de estar gritando mientras acompañaba la pose levantando el dedo corazón con el puño cerrado, lo que popularmente se conoce como una peineta.
Los ususarios tardaron en descubrir una foto, ya que los ataques no se produjeron hasta un mes después de haberla subido a Twitter. Lindsey señaló que la foto respondía a una broma que compartía con una amiga y que consistía en inmortalizarse saltándose las normas. En su caso, el acoso llegó incluso a Facebook, en donde se creó una página que pedía que fuese despedida de su trabajo. Y así ocurrió.
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