El Kremlin dice que está hecha al gusto de Occidente
La industria cinematográfica rusa ha deparado este año una de las mayores angustias a las que se ha enfrentado el Kremlin en los últimos años dentro de su ámbito de influencia. El equipo del presidente ruso, Vladimir Putin, ha entrado en cólera con un largometraje bautizado como Leviatán que intenta reflejar la realidad política del país euroasiático.
PELÍCULA GALARDONADA
Este film, del director ruso Andrei Zviaginstev, se centra en el marco político en el que se mueve la actividad cultural de Rusia, atrincherada entre una sociedad muy conservadora y el derecho a la libertad de expresión. El cineasta ruso ha sido reconocido en importantes certámenes internacionales, como Cannes y Globo, y el largometraje ha sido nominada a para los Oscar en la categoría de mejor película extranjera.
Acusan a Zviaginstev de crear un ambiente falso de “desesperación y falta de sentido” cocinado al gusto de Occidente
Este reconocimiento es uno de las factores que más ha molestado dentro del Kremlin, que por boca del ministro de Cultura, Vladimir Medinsky, ha acusado a Zviaginstev de crear un ambiente falso de “desesperación y falta de sentido” cocinado al gusto de Occidente y en el que se explotan típicos contrarios a Rusia para ganarse los favores de los jurados occidentales.
'NO REPRESENTA RUSOS AUTÉNTICOS'
De hecho, Medinsky ha puesto énfasis en que el largometraje no muestra un solo “héroe positivo” y que los personajes no representan a los “rusos auténticos”. Además, ha criticado que estas grandes producciones cuenten con financiación pública cuando han contado con la ayuda económica de la Administración.
El presidente Putin siempre ha mostrado un gran interés por el cine. El mandatario ruso ha expresado en varias ocasiones su confianza en el poder propagandista del séptimo arte, como se pudo ver con su implicación en la producción de la película 1612, que narra el origen de la dinastía Romanov en Rusia y que fue estrenada el día de la Unidad Popular.
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