La Cámara de los Comunes, suspendida hasta el 14 de octubre
Vuelta a la cuenta atrás. Falta poco más de un mes para la hipotética culminación del divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea (UE). Más exactamente, los equipos negociadores de uno y otro lado del Canal de la Mancha tienen algo más de 30 días para revisar el Tratado de Retirada, reformular la salvaguarda de la frontera con Irlanda del Norte ('backstop') y dejar 'niquelado' un documento que contente a todos. Un imposible con el que ya topó la 'expremier' británica, Theresa May, y con el que Boris Johnson también se dará de bruces.
El actual primer ministro está exactamente en el mismo lugar que su antecesora en el cargo: con una UE que hace oídos sordos a las reclamaciones británicas, un Parlamento que le ha arrebatado el control del proceso y viéndose forzado a negociar con un muro de hormigón. E igual que le pasó a May, la única salida parece ser volver a echar el balón hacia adelante y pedir otra prórroga de tres meses en la reunión del Consejo Europeo del 17 de octubre. Pero Johnson ha fijado ahí su línea roja y echará el resto para cumplir la promesa de abandonar el bloque comunitario el 31 de octubre y a poder ser mediante un acuerdo que evite el caos.
Con el Parlamento cerrado hasta el 14 de octubre y con el reciente terremoto político aún fresco en la memoria, los analistas se mantienen ocupados contemplando los posibles desenlaces a medida que se aproxima la temida fecha. La experiencia acumulada de tres años de proceso apunta a que el curso de los acontecimientos llevará al fracaso de las renegociaciones, la solicitud de otra extensión y la aplicación de la misma hasta el 31 de enero o hasta finales de marzo de 2020 si Europa decide un período de gracia más amplio.
Pero demasiadas cosas pueden ir mal. Para empezar, la UE tendría que aceptar otorgar otro retraso al Reino Unido; y ya hay quejas entre 'Los Veintisiete' de que el país no ha presentado razones válidas para solicitar más tiempo. Además, Johnson empleará todas las triquiñuelas posibles para desafiar a la Cámara de los Comunes y negarse a aplicar su mandato. "Prefiero estar muerto en una zanja antes que pedir otra prórroga", declaró el 'premier' y existen unas cuantas maneras de salirse con la suya, a pesar de el Parlamento votó la semana pasada a favor de bloquear un Brexit sin acuerdo y aprobó una ley específica.
"Se espera que el 'premier' lleve esta legislación, conocida como 'la Ley de Benn' al Tribunal Supremo británico", apuntan los analistas de JP Morgan. Estos expertos también exponen que Johnson tiene otros mecanismos a su alcance como, por ejemplo, "enviar una carta a los líderes comunitarios, animándoles a que no garanticen más tiempo". "Es poco probable que estas estrategias tengan éxito por méritos propios", indican.
EL ACUERDO AÚN ES POSIBLE
Pero la primera opción del 'premier' es no tener que llegar a solicitar otra ampliación a la UE. Fuentes próximas a Johnson, citadas por la prensa británica, subrayan su sinceridad cuando asegura que quiere lograr un acuerdo antes de mediados del próximo mes. Con este fin, aprovechará el tiempo en que el Parlamento está suspendido para superar 'in extremis' el escollo del 'backstop' y, por ello, el Gobierno podría estar considerando una propuesta de compromiso sobre la salvaguarda aduanera.
En base a esto, algunas firmas de análisis dan un voto de confianza al 'premier'. Goldman Sachs se posiciona en esta línea y cree que "no habrá elecciones antes del 31 de octubre, fecha en la que se ratificará el Tratado de Retirada". También comenta que el acuerdo final "no será sustancialmente diferente del acordado con May".
Aún así, para estos expertos el riesgo de haya un aplazamiento de la salida y elecciones en noviembre es elevado. "Los partidos del Brexit podrían ganar estos comicios, dejando la puerta abierta a que finalmente haya un divorcio caótico a inicios de año próximo". Coinciden los analistas de Berenberg al advertir sobre un adelanto electoral este otoño o un segundo referéndum, opciones que mantienen los riesgos del temido Brexit duro "muy vivos".