Países emergentes, materias primas y mercados globales, los más afectados
La merecida pausa que se ha tomado el dólar desde mediados de semana en un rally que parece no haber llegado a su techo ha permitido algo de sosiego a las economías de los países emergentes, a las materias primas y a las bolsas. Sin embargo, los expertos creen que el dolor de cabeza no ha hecho más que empezar y se preparan para la cuarta gran carrera alcista del ‘billete verde’ desde los años 70.
El índice del dólar ponderado por el comercio está en su punto más alto desde 2002, lo que refleja la gran fortaleza de la moneda. Sólo esta semana pasada, la divisa estadounidense ha alcanzado máximos desde 1998 contra el yen y de 1985 frente a la libra, sin dejar de lado el euro que ha ampliado sus mínimos de 20 años por debajo de la paridad. Pero esta situación entraña connotaciones negativas, ya que, señalan los expertos de AJ Bell, “el apetito por el billete verde suele ser señal de una mayor aversión al riesgo y de problemas futuros”.
Invitan a los inversores a vigilarlo de cerca, “ya que los periodos de gran fortaleza del dólar en el pasado han provocado el caos en los mercados emergentes, pero también la debilidad de las acciones de los mercados desarrollados y los precios de las materias primas”.
La gran pregunta ahora es si la carrera del índice DXY -y, por tanto, del dólar frente a una cesta compuesta por el euro, el yen, la libra esterlina, el dólar canadiense, la corona sueca y el franco suizo- está allanando el camino para un cuarto gran avance de la divisa estadounidense desde el llamado ‘choque de Nixon’ y la retirada de Estados Unidos del patrón oro y de Bretton Woods en 1971, tras las carreras alcistas del dólar durante 1971-1979 y 1985-1995 y 2011-2016.
De ser así, los más afectados suelen ser los países emergentes, cuyos mercados bursátiles tienden a caer cuando el dólar rebota y a ganar cuando cae. La fortaleza del dólar precedió a la crisis de la deuda mexicana de 1982 y a la llamada "crisis del Tequila" de 1994, también en México, así como a los colapsos de la deuda y de las divisas de Asia y Rusia de 1997-98, que también anunciaron un periodo de profundo rendimiento inferior de las acciones de los mercados emergentes en relación con los ámbitos desarrollados.
"Cuanto más sube el dólar, más difícil es para muchos países emergentes financiar sus importaciones y pagar los intereses de sus deudas en dólares, lo que afecta al crecimiento y merma la confianza de los inversores en los activos cotizados en sus monedas locales”, explican desde AJ Bell. Puede que no sea una coincidencia que las naciones emergentes se vean en dificultades a medida que el dólar sube cada vez más. Zambia y Sri Lanka ya han entrado en impago y Pakistán ha recurrido al Fondo Monetario Internacional.
En segundo lugar, las materias primas también han tendido a comportarse mejor durante los periodos de debilidad del dólar y menos bien durante los periodos de subida del billete verde (aunque la subida de los precios de las materias primas en 2021 es una excepción llamativa). “Esto se debe a que la mayoría de las materias primas, excepto el cacao, se cotizan en dólares, por lo que si el dólar sube, el producto se vuelve más caro de comprar en términos de moneda local, lo que puede frenar la demanda”, aclaran los expertos de la gestora británica.
"En este contexto, la debilidad del cobre y del mineral de hierro durante el verano es llamativa, ya que ambos pueden considerarse buenos indicadores de la actividad económica mundial, debido al uso del cobre en los automóviles, la construcción y toda una serie de industrias, y a la importancia del mineral de hierro en el proceso de fabricación del acero”, desgranan.
Por último, los mercados de valores desarrollados y el apetito por el riesgo mundial en general también pueden verse afectados. Una huida de los mercados emergentes hacia los desarrollados también podría ser un presagio de un cambio en el apetito por el riesgo, lo que supondría un giro notable tras una racha alcista que se remonta a 2009 en casi cualquier clase de activos.
"También hay que tener en cuenta que las acciones mundiales acabaron perdiendo en el año 2000 tras las ganancias sostenidas del dólar, prosperaron con la debilidad del billete verde de 2002 a 2007 y luego se hundieron de nuevo cuando el dólar se disparó brevemente en 2007-09 y llegaron los verdaderos problemas en forma de la Gran Crisis Financiera”, especifican desde AJ Bell.
A juicio de los expertos, está por ver si los banqueros centrales, los economistas y los políticos se alarman por la fortaleza del dólar (en caso de que continúe), “ya que la debilidad de la moneda nacional significa que las importaciones son más caras y eso puede avivar la inflación aunque las exportaciones puedan recibir un impulso".
En definitiva, lo peor puede estar por llegar. El índice de referencia DXY está alrededor de 110, todavía un 9% por debajo del máximo que alcanzó en 2001 y se encuentra a kilómetros de distancia del nivel de 165 alcanzado en la primavera de 1985.