El dólar australiano cae a mínimos de 11 años
El mercado de las divisas vacila ante la galopante crisis del coronavirus que se extiende sin tregua fuera de China, dañando las bolsas mundiales ante la creciente incertidumbre que provoca la enfermedad. A los afectados en China, Corea del Sur e Irán, se suman los casos en Italia, que ascienden a 325, y ahora también España. El euro, en cambio, parece no inmutarse y deja un máximo de dos semanas contra el dólar, ya que los inversores han dejado de considerar que la economía de EEUU sea inmune a los daños que la situación sanitaria causa en la economía mundial.
Los operadores tampoco se refugian en masa en el yen, como cabría esperar, ya que Japón es otro de los países donde la enfermedad deja estragos en el crecimiento y huyen en masa del dólar australiano, muy correlacionado con la economía China, que ha marcado un nuevo mínimo de 11 años y se cambia de manos en 0,657 dólares contra el 'billete verde', precios no vistos desde marzo de 2009.
En cuanto al euro y la libra, siguen dominados por el ánimo cambiante de los mercados, se mueven en forma errática, aunque en general mantienen una línea alcista, sin brillar. El dólar canadiense, vinculado al petróleo, cae con fuerza. Los expertos avisa que el dólar podría cambiar su rumbo en las próximas horas, tras sis mínimos no vistos desde el 12 de febrero contra la moneda única muy cerca de los 1,09 dólares. El declive reciente obedece a las expectativas de que la Reserva Federal (Fed) anuncie mayores estímulos, con toda probabilidad un recorte de tipos, por el coronavirus, pero en las últimas horas se han reducido las esperanzas de un movimiento del banco central.
A medida que la enfermedad comenzó a extenderse rápidamente a Oriente Medio y Europa, algunos inversores dejaron de considerar que la economía de EEUU fuera inmune y comenzaron a apostar que la Fed se vería obligada a reducir las tasas de interés para apoyar la economía. Pero el vicepresidente de la Fed, Richard Clarida, dijo el martes que el banco central monitoreó el impacto de la epidemia en la economía de Estados Unidos, pero aún es demasiado pronto para determinar si requeriría un cambio en la política monetaria.