Las negociaciones Londres-Bruselas vuelven a arrancar el lunes
Los mercados mundiales han rubricado una semana negrísima, como no se recuerda desde la crisis financiera de 2008, a causa de la rápida propagación del brote de nueva coronavirus. La velocidad con la que los nuevos afectados crecen fuera de China ubican el principal foco del virus respiratorio en occidente, con los índices estadounidenses y europeos en estado de pánico. Tamaño panorama ha eclipsado completamente el otro dolor de cabeza de las bolsas del Viejo Continente, el Brexit, con noticias que han pasado sin pena ni gloria para la mayoría de activos financieros. Con una excepción: la libra.
El mercado de las divisas ha acabado por sucumbir a la huída de los inversores hacia activos refugio como el oro y el yen ha sacado a relucir su rol de ‘safe haven’. El dólar ha salido mal parado y el euro ha logrado recuperar terreno perdido después de los mínimos de casi tres años de la semana pasada. En general, todas las divisas han aprovechado la oportunidad para subir frente al ‘billete verde’, que se ha visto arrastrado por la corrección de la bolsa de Nueva York y porque los mercados monetarios han ido encajando que no habrá tres recortes de tipos de la Reserva Federal (Fed), como pensaban a inicios de año. Pero hay una moneda que lo ha hecho peor que la estadounidense, la divisa británica.
De hecho, la libra no puede levantar cabeza, “ante un Brexit que asoma catastrófico para la economía británica”, escribe Adrián Aquaro, fundador de Trader College. Pese al retroceso del dólar, el cable (libra/dólar) ha registrado nuevos mínimos de 2020 cerca de 1,2800 dólares, precios no vistos desde noviembre de 2019, durante una oleada de ventas que arrancó el jueves, después de el primer ministro, Boris Johnson, dejara clara su postura antes de la nueva negociación con la Unión Europea (UE) que empieza el lunes. En cuanto al euro, se cambia en 0,857 libras por cada moneda compartida, máximos desde enero.
Los tambores de guerra ya han empezado a sonar desde el otro lado del Canal de la Mancha antes de que Londres y Bruselas arranquen las conversaciones sobre su futura relación comercial. Johnson ha establecido en un documento la postura de su Gobierno, que revive los temores de un abandono sin acuerdo, con aranceles y otras barreras comerciales a las importaciones y exportaciones y una posible interrupción en los puertos y aeropuertos a partir del 1 de enero del próximo año. Asimismo, ha afirmado que Reino Unido está preparado para alejarse de las conversaciones comerciales sobre el Brexit y abandonar la Unión Europea (UE) sin un acuerdo comercial, si no se logra un progreso suficiente en junio, cuando expire el plazo de transición a final de año.
"Hay un gran elemento de deja-vu en lo que esto significa para los mercados: el no acuerdo es una fuente de incertidumbre y riesgo, y por lo tanto la libra esterlina se negociará a la baja hasta que se logre algún tipo de progreso”, escriben los expertos de Monex Europe. “El resultado final sigue siendo desconocido”, señalan, aunque apuestan por que “se alcance un acuerdo que cubra bienes, principalmente por interés económico mutuo en ambos lados del canal”. “El mandato de la UE no requiere explícitamente una alineación "dinámica", por lo que quizás haya más margen de compromiso en ambos lados de lo que sugiere la retórica actual”, comentan.
LA LIBRA, LA MONEDA PEOR PARADA POR EL CORONAVIRUS
Además, la actual crisis del Covid-19 incrementa la vulnerabilidad de la moneda británica. “Tememos que la libra esterlina sea una de las monedas más fuertemente golpeadas si el coronavirus se convierte una pandemia y empuja a la economía global a la recesión”, avisan los analistas de Pantheon Macroeconomics. “La británica es una moneda estructuralmente débil y sigue siendo sensible al apetito por el riesgo”, comentan, que no estaría en su mejor momento con las nuevas negociaciones listas para proporcionar una nueva batería de titulares negativos.
Explican, ademas, que se requieren grandes entradas de capital para mantener la libra esterlina estable, dado que el déficit persistente en cuenta corriente de Reino Unido, igual a casi 4% del PIB. Por último, recuerdan que la moneda de Reino Unido se depreció un 25% en la crisis económica de 2007/08, “principalmente debido a un retroceso global en financiación transfronteriza”.